Diferencias entre energía fotovoltaica y termosolar de concentración

La energía procedente del sol nos está ayudando a construir un modelo de futuro energético sostenible

Por Arturo Ledezma

30/09/2015

Publicado en

Medio Ambiente / Mundo

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Diferencias entre energía fotovoltaica y termosolar de concentración

La energía procedente del sol nos está ayudando a construir un modelo de futuro energético sostenible. A diferencia de los combustibles fósiles, léase petróleo o gas natural, el sol es una estrella del tipo espectral que se encuentra en el centro del Sistema Solar, constituye la mayor fuente de radiación electromagnética de este sistema planetario y la capacidad de generar energía es ilimitada. El sol siempre estará brillando en lo más alto del cielo, mientras que los pozos petrolíferos pueden agotarse. Por lo tanto, si queremos pensar en nuestro futuro, lo más inteligente es apostar por las energías renovables, que además de ser ilimitadas, son limpias y no generan emisiones contaminantes a la atmósfera.

En el sector de la energía solar destacan dos tipos de tecnologías, que si bien ambas dependen del sol, funcionan de forma bastante diferente. Por un lado, la tecnología termosolar o de concentración (CSP) se basa en la concentración de la energía del sol para obtener energía térmica, es decir aprovecha el calor de la radiación solar. Esa energía térmica se usa para generar vapor que hace girar una turbina convencional que produce electricidad limpia.

Un punto destacado de la energía termosolar es que genera electricidad de forma gestionable cuando la demanda lo requiera, es decir, puede seguir generando electricidad incluso de noche cuando el sol ha desaparecido dejando paso a la luna.

Diferencias entre energía fotovoltaica y termosolar de concentración
Por su parte, la tecnología fotovoltaica (PV) consiste en el aprovechamiento de la radiación del sol para generar electricidad con la instalación de paneles fabricados con ciertos materiales que convierten esa luz natural del sol en energía limpia. Esta tecnología genera electricidad directamente por la radiación solar sobre materiales semiconductores que generan una corriente continua. A diferencia de la termosolar que es capaz de almacenar el calor y seguir generando electricidad, la fotovoltaica no produce electricidad cuando es de noche.

En estos momentos muchos países se están preguntando qué tecnología es mejor para su modelo energético. La respuesta es compleja, si bien es cierto la fotovoltaica es más barata y su instalación más sencilla, la termosolar permite gestionar la producción a las necesidades que la demanda requiere en cada momento, por lo que es más fiable y tecnológicamente más avanzada porque se puede almacenar.

En España tenemos varias empresas líderes en este sector. Somos un país que vive del sol, no solamente por sus playas. Aquí hace el clima ideal para convertirnos en exportadores netos de energía limpia. Empresas como Iberdola y Endesa son especialistas en instalar plantas fotovoltaicas, mientras que Abengoa, con sede en Sevilla, es la multinacional referente a nivel mundial en tecnología termosolar.

De hecho, Abengoa fue la encargada de construir en Arizona (Estados Unidos) la mayor planta cilindroparabólica del mundo, conocida como Solana, tiene una potencia de 280 MW y un sistema de almacenamiento térmico que permite operar la planta a la máxima potencia durante 6 horas cuando no hay sol. Produce electricidad para 71.000 hogares y evita la emisión a la atmosfera de 430.000 toneladas de CO2 al año. En estos momentos Abengoa está construyendo otra planta en pleno Desierto de Atacama (Chile) que se convertirá en la más grande de América Latina y producirá energía limpia las 24 horas del día. Sin duda, el futuro está en este tipo de energías. La dependencia del petróleo se reducirá a medida que hayan más inversiones en proyectos de estas características y de paso mejoraremos la calidad del aire.

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