Investigación en costa chilena con bajos niveles de oxígeno, entregaría respuestas sobre el cambio climático

Como todo un éxito fue definida la experiencia del crucero MOOZ – 4 (Microbiol Oceanographic Minimum Zone), que se llevó a cabo frente a las costas de Dichato, y donde participaron grupos de científicos daneses, americanos y chilenos, quienes utilizaron tecnología de punta para estudiar un fenómeno que se da particularmente en nuestras costas: La […]

Como todo un éxito fue definida la experiencia del crucero MOOZ – 4 (Microbiol Oceanographic Minimum Zone), que se llevó a cabo frente a las costas de Dichato, y donde participaron grupos de científicos daneses, americanos y chilenos, quienes utilizaron tecnología de punta para estudiar un fenómeno que se da particularmente en nuestras costas: La Zona Mínima de Oxígeno (ZMO).

El fenómeno conocido como ZMO, se produce en muy pocos lugares en el mundo, y se origina por las bajas concentraciones de oxígeno disuelto en una zona determinada del océano. Dicho fenómeno se ha identificado en sólo tres franjas del planeta: en el Pacífico Suroriental, en el Pacífico Nororiental y en el Mar Arábico. Sin embargo, y pese a su importancia, aún es escaso el conocimiento acerca de los mecanismos que contribuyen a la permanencia de este fenómeno, y a su efecto sobre el ecosistema marino.

Es por ello, que desde el año 2009, grupos de científicos chilenos, americanos y europeos, financiados por el Instituto Auguron (una fundación estadounidense), se han dedicado a estudiar esta anomalía en nuestro país, organizando una expedición marítima conocida como MOOZ, y que consistente en un crucero anual de 10 días en las por las costas de la zona norte de Chile. La expedición se ha realizado en cuatro ocasiones (años 2008, 2009, 2010 y 2012), y excepcionalmente este año se realizó frente a las costas de Concepción (en Dichato).

El MOOZ IV en Dichato

 

“En las costas chilenas del norte, la mínima de oxígeno se mantiene de forma permanente durante el año, por lo que entre los 50 y 450 metros de profundidad marina es posible reconocer condiciones anóxicas (sin oxígeno) en el agua”, dice el investigador y coordinador general del crucero, Gadiel Alarcón, quien forma parte del equipo del Doctor Osvaldo Ulloa, científico chileno Director del Laboratorio de Procesos Oceanográficos y Clima de la UDEC (PROFC), que estudia la componente molecular del fenómeno. Alarcón explica que, a diferencia del norte chileno, en las costas de Concepción este fenómeno es estacional, es decir, se produce sólo entre diciembre y marzo.

Por ello, entre el 16 y 25 de marzo, científicos de la Universidad de Concepción (UDEC), en conjunto con sus pares europeos y norteamericanos, se trasladaron a la comuna de Dichato, para trabajar en la Estación de Biología Marina de la UDEC, y para participar en la cuarta versión del crucero, cuyo objetivo será estudiar con tecnología de punta, las zonas mínimas de oxígeno en las costas chilenas, desde un punto de vista multidisciplinario.

En el MOOZ – 4 realizado en la VIII región, participó un equipo de 40 investigadores (entre académicos, técnicos, estudiantes de pre y post grado), quienes utilizaron la estación de Dichato como centro de operaciones, y navegaron en la Kay Kay II, embarcación de la UDEC, que fue recuperada y reparada tras el terremoto y tsunami del año 2010. En esta experiencia se utilizó tecnología de punta, avaluada en millones de dólares: laboratorios móviles, citómetros de flujo, sistema de bombeo de agua basado en un CTD (temperatura, salinidad, conductividad, oxígeno), entre otros complejos aparatos.

¿Cómo viven los microbios en el agua?

 

La académica de la UDEC, la Doctora Camila Fernández, participó por primera vez en esta experiencia, la que le permitirá obtener valiosos datos para estudiar, desde la perspectiva de la biogeoquímica, a las comunidades microbianas que viven en el agua. “Queremos obtener una fotografía de todo lo que está activo en un momento dado en la columna de agua y viviendo sin oxígeno”, comenta Fernández, quien trabaja en el Laboratorio Internacional Asociado (UDEC).

El equipo de trabajo de esta investigadora actualmente analiza los datos que obtuvieron con un instrumento conocido como “PPS”, y de los que hay pocos en el mundo. Este instrumento funciona como un sistema de bombeo in situ, ya que el aparato desciende desde el barco hacia la profundidad marina que se desea muestrear, y bombea agua por un circuito hacia la superficie, respetando las pequeñas concentraciones de oxígeno del agua, y sin contaminar las muestras.

“Trabajar en la Estación de Dichato, como lo hacíamos antes del terremoto, nos evoca un gran significado emocional a los investigadores de la UDEC”, agrega la científica, quien además reconoce al MOOZ como una oportunidad única de trabajo pluridisciplinario e internacional.

Gliders: atentos al monitoreo de la región

 

Otro de los grupos de investigación involucrados en el MOOZ, estuvo liderado por el Doctor Oscar Pizarro, académico del Departamento de Geofísica de la UDEC, quien estudió el fenómeno desde la perspectiva de la oceanografía física, utilizando planeadores submarinos o glider, lo último en tecnología en esta materia.

Gracias a “Violeta”, como llaman los miembros del equipo de investigación del Doctor Pizarro al glider o planeador submarino utilizado, se podrá obtener un completo mapeo en alta resolución de la zona. Estos planeadores Submarinos, son vehículos no piloteados (autónomos) que mediante pequeños cambios de su flotabilidad y utilizando unas alas especiales, pueden convertir el movimiento horizontal en vertical, obteniendo así un sistema de propulsión de muy bajo consumo, que les permite realizar misiones de medición submarinas con duraciones de meses y longitudes de miles de kilómetros. Sobre ellos se montan sensores para medir diferentes variables oceanográficas, tales como temperatura, salinidad, oxígeno disuelto, etc.

Para esta misión, “Violeta” comenzó a tomar muestras de forma autónoma el 15 de marzo, ya que los investigadores a bordo de la Kay Kay, la sumergieron a seis millas frente a Dichato, para que recorriera toda la zona tomando muestras que hoy son analizadas acuciosamente por el grupo del Doctor Pizarro. Finalmente, este planeador logró llegar a las 18 millas náuticas, y fue retirado del océano la primera semana del mes de abril.

Cabe destacar que a través de éstos vehículos se podrán estudiar temas que son de gran interés para la comunidad científica. Por ejemplo, la nueva información contribuirá a evaluar los efectos del cambio climático en esta región del Océano Pacífico, donde existen muy pocas observaciones. Los “Gliders” permitirán además, realizar mediciones de alta resolución espacial y temporal que son claves para entender procesos oceanográficos esenciales para el ambiente y para interpretar datos históricos de largo periodo. Por otra parte, se podrán analizar en detalle los impactos de eventos como “El Niño” y “La Niña” en tiempo real en las costas chilenas.

Por Yanett Díaz

EL Ciudadano

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