Ambos perfiles priistas, con turbios pasados, son candidatos plurinominales

Chidiac y Lastiri: frente al futuro de Puebla, apostar por el pasado

Uno tiene amplia influencia en el Congreso y en la Mixteca; otro en la Sierra Norte

Chidiac Lastiri

Uno se llama Jorge Charbel Estefan Chidiac y es considerado un vestigio del primigenio PRI en Puebla; otro se llama Carlos Lastiri y la sombra de su influencia se extiende por la Sierra Norte de Puebla. Son la apuesta del Partido Revolucionario Institucional (PRI) para el 6 de junio, fecha en que podrían ayudar a gestionar cientos de miles de votos. Esta es su historia.

Estefan Chidiac: un pie en Acatlán y otro en Miami

A Charbel Jorge Estefan, su partido lo bajó de la contienda por Acatlán el 24 de marzo. Hubo, empero, un premio de consolación: lo metieron como candidato plurinominal. El lugar de Chidiac en Acatlán de Osorio lo ocupará Alberto Jiménez Merino, a quien Chidiac garantizó todo su apoyo. Además, advirtió a la oposición del municipio «No echar las campanas al vuelo».

Ahora, Chidiac encabeza la lista plurinominal para el Revolucionario Institucional y coordina las campañas para diputados locales. Lo designó Néstor Camarillo desde el Comité Directivo Estatal. El poder que a Chidiac se confiere sigue siendo significativo, pues en la comisión «Va por Puebla», ocho de las 26 diputaciones locales corresponden al PRI.

Político de dilatada experiencia, priista convencido, tiene en su historial el haber sido diputado en el XIV Distrito Federal Electoral durante la XL legislatura, donde fue coordinador de la Diputación Federal Poblana. Ha ejercido en diversas secretarías y subsecretarías desde los años 90, aunque fue en el presente siglo que conoció el esplendor político.

En 2011 ejerció en la Secretaría de Finanzas del Comité Ejecutivo del PRI y su trabajo con los recursos del partido fue uno de los esfuerzos cuya suma permitió el triunfo presidencial a Enrique Peña Nieto.

Tal fue el más memorable triunfo de Chidiac, quien compensó sus esfuerzos con la compra de una casa en Coral Gables, Miami por 1.6 millones de dólares.

Un líder ilocalizable

En estos días, Chidiac enfrenta la ira de Cecilia Monzón, quien del segundo lugar de las plurinominales la bajaron al cuarto lugar con el auxilio de una supuesta falsificación de firmas aceptada por el INE. De acuerdo a la quejosa, cuando quiso exponer su caso ante Chidiac en su calidad de presidente del PRI poblano, éste fue «ilocalizable». A Monzón le extrañó sobremanera que se hicieran ese tipo de cosas en el tricolor.

Si bien Chidiac, como se ve, no camina exento de fricciones con algunas fracciones de la militancia joven del PRI, posee el don de mover mareas de gente con un chasquear de dedos o de zanjar el océano (o bloque político) por la mitad cuando se trata de que un barco adversario no llegue a su destino. Es el príncipe de las mareas electorales.

Conoce de cerca a las criaturas a las que el PRI ha recurrido históricamente para hacerse con las elecciones y sabe guiar a sus tribus para que crucen el desierto, de ser necesario, y lleguen a la urna que les corresponde. Es el encantador de mapaches, el eje que hace girar al carrusel, juego que perpetúa la revolución institucional.

Juan Carlos Lastiri: la pregunta de los 335 millones

Entre las catacumbas políticas poblanas, Lastiri se erige como ente de inabarcable sombra. Lejos quedaron los días en que aún dejaba que, a ratitos, el sol iluminara su despacho en la alcaldía de Zacatlán, hace más de dos décadas. Su época de gloria la vivió durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, donde su sobrenatural habilidad de precognición le allegó la subsecretaría de Prospectiva, Planeación y Evaluación de la Secretaría de Desarrollo Social de México. A decir de la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas , los más hambrientos del país padecieron menos hambre durante su gestión y hasta le pusieron su estrellita en la frente.

Sin embargo, un tétrico número saldría a relucir más adelante: 335 millones de pesos. Tal es la cantidad que habría autorizado Lastiri para supuestos «servicios» que contrataría la Universidad Autónoma del Estado de México. Sin embargo, nunca quedó claro donde fue a parar dicha millonada, ni se tiene rastro del supuesto estudio. Esta irregularidad le valdría a Lastiri el levantamiento de una denuncia en su contra por parte de la Auditoría Superior de la Federación un par de años después, en 2015, cuando resultó coronado por Rosario Robles como director de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu).

Dado que el servicio que dio lugar al contrato de 335 millones era la «recolección de información de manera simultánea en las 32 entidades federativas la información socioeconómica y complementaria de la población objetivo del programa para el desarrollo de zonas prioritarias y de esta forma determinar la volumetría y presupuesto que se requiere para ejecutar en cada estado las obras y acciones establecidas como metas para el programa y poder celebrar los acuerdos de ejecución con los gobiernos locales, así como los procesos de contratación correspondiente para asegurar el oportuno cumplimiento de metas”, cabe preguntarse: ¿sabría el Maestro Lastiri de la existencia de los estudios del Inegi y para qué se utilizan?

Lastiri y los 40 ladrones

La mañana del 30 de octubre de 2019, Lastiri se levantó en su castillo zacateco, se calzó sus zapatillas deportivas y salió a tomar un poco de aire. Cuentan que lo interceptaron cinco sujetos con armas largas y se lo llevaron en una camioneta. Unos decían que había sido un comando de secuestradores; otros, que había sido un comando de ministeriales.

El gobernador Miguel Barbosa no tardó en declarar que Lastiri habría sido detenido por agentes de la ley y que estaba detenido en el Reclusorio Oriente, información que la Fiscalía General de la República no tardó en desmentir.
El 2 de noviembre, Lastiri regresaba a casa. Más adelante, el secretario de Gobernación, Fernando Manzanilla Prieto, informaba que el exalcalde sí había estado secuestrado y que incluso se habrían instrumentado acciones del Estado para su rescate. Nadie sabe si se tuvo que pagar algo por él y si fue así, quién lo pagó.

Nadie sabe qué pasó con la millonada que, cuentan, le robaron de su otro palacio de La Vista, la zona residencial más lujosa de Puebla, en 2018. Nadie sabe si es cierto que el monto sustraído hubiera alcanzado a Lastiri para vivir cien años más. Lo cierto es que Lastiri ha tenido que aguantar sobresaltos y desfalcos mayúsculos, pero aún le quedan muchos años, décadas o tal vez centurias por vivir. Y vivir como él vive requiere mucho dinero.

En octubre 2020, Lastiri regresó de un descanso que ya nos había parecido eterno para colocarse a la cabeza de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares; no le tomó ni medio año hacerse de una candidatura plurinominal.

Lastiri y Chidiac: encantadores de las masas

La influencia del maestro Lastiri en el norte del estado de Puebla es apenas comparable a la influencia que Vlad el Empalador tuvo en momentos a lo largo de los Cárpatos, o a la influencia que Jorge Estefan Chidiac tiene en la Mixteca y el poder que ahora ejercerá como coordinador de los diputados locales del PRI.

El poder de aquel dueto es el poder de la logística, de la expeditud, y de los números. Representantes de la vieja guardia, lo que de ellos emociona a Néstor Camarillo es la experiencia incomparable, a la que en parte se debe, al igual que muchos jóvenes líderes del PRI.

Sin embargo, no todos dentro del partido están extáticos con tales designaciones. Y es probable que tampoco lo estén aquellos poblanos y poblanas que tengan un poco de memoria.

Síguenos y suscríbete a nuestras publicaciones