Norteamérica

Estados Unidos: la nueva doctrina Trump permite responder con armas nucleares a ataques cibernéticos

El presidente de EE.UU. amplía el espectro de enemigos, apuesta por armas de “baja intensidad” y permite responder con el látigo atómico a amenazas tan difusas como los ciberataques

Por El Ciudadano Argentina

19/02/2018

Publicado en

Estados Unidos / Mundo

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Si durante décadas los presidentes de Estados Unidos fomentaron el respeto a los tratados y la no proliferación, con Donald Trump la primera potencia ha vuelto a poner el dedo en el gatillo nuclear.

Y esta vez, no apunta solo a Rusia, China o Corea del Norte. En su nueva estrategia, la Casa Blanca amplía inesperadamente el espectro de enemigos, apuesta por el desarrollo de armas de “baja intensidad” y otorga al presidente el poder de responder con el látigo atómico a amenazas tan difusas como los ciberataques. Con Trump, la escalada nuclear se ha reactivado, subraya El País de España.

La denominada Revisión de la Postura Nuclear, el documento que sustituye la estrategia diseñada por Barack Obama en 2010, mantiene la limitación de emplear el arma máxima solo en “circunstancias extremas” y apuesta, como la anterior Administración, por modernizar la triada (los misiles lanzados desde submarinos, bases y bombarderos) dentro del marco de los tratados.

Hasta ahí todo normal. Pero el documento, siguiendo a pies juntillas la Weltanschauung hegemónica de Trump, da un paso más. “Incorpora un concepto nuclear muchas más agresivo e impetuoso, y en apartados clave quiebra los esfuerzos por reducir el papel y el número de las cabezas nucleares en el mundo”, afirma el experto de la Asociación de Control de Armas Kingston Reif.

La novedad que más inquietud ha generado se refiere al uso del botón nuclear. Hasta ahora la respuesta del presidente se circunscribía a eventuales episodios de destrucción masiva tanto nucleares como químicos o biológicos.

Con el nuevo plan, se añaden los “ataques estratégicos no nucleares”. Un concepto que incluye los ciberataques. Ya sean al operativo nuclear, la población civil o a infraestructuras como la red eléctrica y el control aéreo, destaca el diario español.

Esta formulación amplía el foco bélico. El enemigo ya no tiene por qué ser un país con armas atómicas. Es más, ni siquiera ha de ser un país. Por su propia naturaleza, un ciberataque puede diluirse en cientos, miles, millones de frentes. No es un misil dirigiéndose a Washington. No hay un presidente al otro lado del teléfono rojo. Ni siquiera su autoría es clara.

Esta vertiginosa rebaja del umbral de respuesta nuclear ha desatado la polémica. “Parece muy poco inteligente, con el poderío militar que tiene Estados Unidos, responder con armas atómicas a un ataque no nuclear. Imaginemos que Rusia o China lanzan un ciberataque contra EEUU. ¿Cabe pensar que un presidente conteste con una ofensiva que suponga un contraataque nuclear?”, se cuestiona Steven Pifer, experto en control de armas de Brookings Institution.

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