The Guardian, The New York Times, la corneta de El País y la histeria de El Mercurio

Jeremy Corbyn: A pesar del maltrato global de la prensa hegemónica

En el Reino Unido, ocultado y menospreciado por la prensa hegemónica y el conservadurismo británico, que no es decir poco, Jeremy Corbyn, el líder laborista de la isla, levantó en la pasada elección banderas sociales y antineoliberales, rescatando un discurso al menos legítimamente progresista en medio de los oportunismos y las indecencias de las actuales políticas.

Por Daniel Labbé Yáñez

16/09/2017

Publicado en

Mundo / Política / Portada

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Es interesante observar como la prensa chilena sistémica que patrocina los objetivos bastardos de la elite, y que trata de desnaturalizar la realidad para el resto de la población, le ha dado un carácter anecdótico y social que linda en lo ridículo al renacimiento y cambio de rumbo del partido laborista en las elecciones recién pasadas en el Reino Unido bajo la dirección de  Jeremy Corbyn. De esta manera El Mercurio no va más allá en su análisis político de este relevante y novedoso proceso político, que contarnos superficialmente que Corbyn estuvo casado con una chilena y que sus hijos han visitado el país.

Un columnista de ese mismo diario, Eugenio Tironi, cuyos esperpénticos escritos siempre se caracterizan por doblar la cerviz frente al dinero y por propender al status quo que lo beneficia, nos habla de una revolución en Francia con la elección del  Emmanuel Macron. Sin embargo, cualquier observador imparcial y sin los lentes ideológicos de Tironi advertirá que tal revolución es inexistente, ya que Macron, un oportunista aparecido a última hora elegido con una gran abstención, apoyado por los bancos, la prensa conservadora y las elites francesas y transatlánticas, tiene un programa que reducirá aún más las oportunidades y los derechos básicos de las mayorías en su país.

Cuán diferente fue la historia de la campaña de Jeremy Corbyn, que sí reavivó la política en el Reino Unido, recreando de una manera estratégica y original las bases populares y democráticas del Partido Laborista. Corbyn, vilipendiado con la mendacidad propia de la prensa de derecha, en un proceso en el cual la prensa amarilla y patibularia de la familia Murdoch (parecida al duopolio de prensa chileno) llevó la voz cantante, fue tratado irrespetuosamente de débil, de terrorista, de chavista, de palestino, de cubano y de castrista, de boliviano, de pacifista, de árabe, de antisemita, de populista y hasta creo que de allendista y anti pinochetista, y de todo aquello que es anatema a la reacción y pueda constituir una barrera a la acumulación ilimitada de dinero. Corbyn batalló dentro de su propio partido, un partido supuestamente de centro izquierda, con sus parlamentarios manipulados por los bancos y la derecha económica y dirigidos desde las sombras por el vacuo y criminal bufón, el antiguo primer ministro Tony Blair.

UN TRIUNFO PARA LA IZQUIERDA

{destacado-1} Corbyn, impertérrito ante los ataques de la prensa y de algunos miembros de su propio partido, acudió una y otra vez de una manera políticamente astuta a las bases de la organización,  las cuales sus partidarios movilizaban de puerta en puerta y que fueron capaces de bloquear los intentos repetidos de removerlo como jefe de éste. Las diatribas y las calumnias contra Corbyn en la prensa alcanzaron un crescendo infame con el llamado de la primera ministra Theresa May a elecciones prematuras y que la elite interpretó como una maniobra y oportunidad para hacer desaparecer el partido laborista como una oposición férrea a las políticas reaccionarias del partido conservador. Sin embargo el partido laborista aumento su votación y el número de sus parlamentarios de una manera drástica, haciendo peligrar la mayoría conservadora y constituyéndose en un triunfo para la izquierda, también en una victoria personal para una larga vida política basada en principios y dirigida a aumentar el bienestar común.

Los opinólogos de derecha, y sus tontos útiles en diarios auto designados progresistas tales como el Guardian, el New York Times y la inefable divertida corneta de El País, tratan aun de menoscabar los logros políticos de la estrategia participativa de Corbyn, diciendo que su triunfo se debe a errores de May. Ignorando con ello la patética realidad económica y social de grandes segmentos de la población del Reino Unido que carece de trabajo, tiene salarios insuficientes y sufre innumerables necesidades insatisfechas en vivienda, educación, salud y seguridad social, mientras el país derrocha sus recursos en guerras inútiles. Este segmento de la población, partes importantes de la clase media y de la mayoría de la juventud, encontraron en el programa de Corbyn “un gobierno para todos”, una respuesta a sus anhelos, permitiendo con esto la neutralización de la campaña del terror de la prensa nacional e internacional en contra de él y de su plataforma política.

La lección de la campaña de Corbyn, como así mismo de las de Sanders y Trump en los EE. UU. , es que está claro que la actividad política cotidiana, de visitas de puerta a puerta, de escuchar a la gente, de establecer con ellos un programa que responda a sus necesidades y de establecer organizaciones políticas de base, acompañado del uso de los medios sociales, puede obviar las campañas del terror de la prensa establecida y reaccionaria y de sus plumarios a nivel nacional e internacional. Interesantemente, mientras que las elites políticas latinoamericanas, y especialmente las de México, que son vapuleadas de manera diaria y grosera por los epítetos racistas y xenófobos del actual ocupante de la Casa Blanca han enmudecido cobardemente,  Corbyn no ha dudado en llamar a estos hechos por su nombre y decir que deben ser disputados y desafiados de la manera más directa y substancial posible. La campaña de Corbyn también hizo un uso muy apropiado de toda la tradición de resistencia y de protesta política del Reino Unido que es cardinal para entender su éxito. No hay que olvidar que los ingleses abolieron la supuesta autoridad divina del rey cuando decapitaron a Carlos I en 1649, ciento cuarenta años antes que los franceses, y en el Siglo XIX y hasta la mitad del Siglo XX, los trabajadores diariamente realizaban huelgas y protestas con gran apoyo popular, contra sus deficientes condiciones de vida.

En este contexto de una consistente tradición política de resistencia tampoco es casualidad que Jeremy Corbyn terminara la última concentración de su campaña leyendo los versos del poeta P. B. Shelley “ … levántense como leones después de la siesta / en una mayoría invencible / sacúdanse de sus cadenas como que fueran rocío / cadenas que los habían aprisionado mientras dormían / Nosotros somos muchos – ellos son una minoría …” . Estos versos, se encuentran en el poema  “La máscara de la anarquía”, que Shelley escribiera para condenar y conmemorar la masacre criminal de trabajadores que pedían una ampliación de la democracia en Peterloo, Manchester en 1819. Sin lugar a dudas, el trabajo político diario y serio de Corbyn y de sus partidarios, sus esfuerzos para formular una programa político que satisfaga las necesidades de la mayoría y la inserción de estos esfuerzos en una tradición de resistencia y protesta social han sido capaces de revolucionar la vida política del Reino Unido con proyecciones insospechadas para Europa y el mundo. En Chile las fuerzas políticas que se dicen nuevas, renovadas y progresistas, al mismo tiempo que abjuran del presidente Allende, de la revolución cubana y de la rica tradición chilena de luchas políticas, podrían tal vez estudiar el promisorio movimiento multitudinario de Corbyn y de sus partidarios, para entender mejor el por qué de los nimios y débiles resultados de sus esfuerzos para movilizar a importantes segmentos de la sociedad chilena.

*Artículo publicado en la edición nº 215 de El Ciudadano.

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