Abbas Abdullahi Sheikh Siraji

La policía mata por error al ministro más joven de Somalía

Durante la noche del miércoles, se registró un confuso incidente en Somalía, cuando el ministro de Obras Públicas y Reconstrucción de ese país, Abbas Abdullahi Sheikh Siraji, fue abatido a tiros por fuerzas de seguridad

Por Felipe Menares

04/05/2017

Publicado en

Mundo / Política

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Durante la noche del miércoles, se registró un confuso incidente en Somalía, cuando el ministro de Obras Públicas y Reconstrucción de ese país, Abbas Abdullahi Sheikh Siraji, fue abatido a tiros por fuerzas de seguridad. El secretario de Estado se encontraba en el interior de su vehículo cerca del palacio presidencial de Mogadiscio, capital de Somalía.

El presidente del Gobierno, Mohamed Abdullahi «Farmaajo», que acortó un viaje oficial a Etiopía para estar presente en el funeral, y organismos internacionales como la ONU, lamentaron esta «horrible pérdida» para un país que lucha por abandonar el estado de guerra y caos en el que vive desde 1991.

El suceso ocurrió en un puesto de control próximo al recinto gubernamental y, según las primeras investigaciones, Siraji murió víctima de «una confusión», ya que fueron los propios guardias de un alto funcionario del Gobierno los que dispararon contra su vehículo, admitió hoy el capitán de la Policía, Mohamed Hussein.

Al parecer, los guardias identificaron por error al ministro como «una amenaza» y consideraron que se trataba de un «coche sospechoso», por lo que optaron por disparar.

Varios de los escoltas de Siraji también resultaron heridos en el incidente, mientras que otro ministro que viajaba con él en el coche, y cuya identidad no ha sido facilitada, sobrevivió al ataque.

«He ordenado que los jefes de seguridad investiguen inmediatamente esta desafortunada tragedia y garanticen que los responsables rindan cuentas», dijo hoy «Farmaajo» a través de su cuenta de Twitter.

Al menos cuatro personas han sido detenidas hasta el momento, aunque la investigación sigue abierta.

Siraji, de 31 años, era el ministro más joven del nuevo gabinete somalí formado tras las elecciones presidenciales celebradas el pasado 8 de febrero.

Era miembro del Parlamento por la ciudad de Kismayo, aunque creció en el campamento de refugiados de Dadaab, en el norte de Kenia y muy cerca de la frontera somalí.

Fue el primer refugiado que regresó a Somalia y se convirtió en ministro, lo que lo convirtió en un símbolo de esperanza para los cientos de miles de refugiados somalís que han tenido que huir a países vecinos debido a la violencia y a la crisis alimentaria.

Los jóvenes somalíes, consternados por lo sucedido, manifestaron su tristeza por perder a su más esperanzador representante de cambio, al que el presidente definió como «diligente y patriótico».

El ministro de Información de Somalia, Abdirahman Omar Osman, expresó asimismo sus condolencias y calificó a Siraji como una «joven estrella brillante que mostró su compromiso de servir a su país».

La muerte del joven ministro ha conmocionado también a la comunidad internacional y organismos como Naciones Unidas, que lamentó la pérdida y destacó la «energía» y el «idealismo» de Siraji.

«La muerte del ministro es un choque horrible, una gran pérdida para Somalia», dijo el representante especial de la ONU en Somalia, Michael Keating.

Siraji formaba parte del nuevo Gobierno formado por veinticinco miembros, seis de ellos mujeres, que tenían como principal reto la reconstrucción de un país devastado por la guerra, el terrorismo y la hambruna.

La preocupación por la seguridad en la capital de Somalia es alta, ya que el grupo terrorista Al Shabab continúa apuntando al Palacio presidencial, a instalaciones militares y hoteles con atentados suicidas y ataques esporádicos.

De hecho, uno de los principales desafíos del Gobierno es el grupo yihadista, que anunció en 2012 su adhesión formal a Al Qaeda y lucha por instaurar un estado islámico de corte wahabí en Somalia, donde perpetra regularmente atentados contra civiles, policías, representantes del Gobierno y militares.

El mes pasado, el presidente somalí declaró el «estado de guerra» para acabar con los terroristas, que todavía controlan amplias zonas del sur y del centro del país.

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