EEUU 2020: Los conflictos internacionales de Trump están destruyendo su campaña de reelección

Trump prometió “Hacer grande a América otra vez”. Hoy debe hacerse cargo de sus palabras, cuando las élites corporativas, republicanos y demócratas observan su agenda intervencionistas de cerca. Unos esperando ansiosos los resultados y otros forzando errores de su parte.

 

La campaña presidencial estadounidense de 2020 ya está en marcha, y Donald Trump está dispuesto a todo con tal de permanecer en la Casa Blanca. En éste escenario su política exterior agresiva e intervencionista podría ser uno de los mayores obstáculos para lograr la reelección.

El magnate llegó al poder en 2016 con un discurso populista y polémicas encendidas que dejaron a pocos impasibles y así han transcurrido sus dos años de gobierno.

A pesar de que cuando era candidato por el Partido Republicano, declaró que Estados Unidos «no debe ser el policía del mundo», al llegar a Washington reforzó los planes injerencistas y militares que tanto criticó en su campaña.

Bajo el argumento de “Hacer grande a América otra vez”, Trump obedece a los intereses de las élites financieras y económicas del establishment estadounidense.

COn ese horizonte ha emprendido una política exterior agresiva, que abarca sanciones, guerras comerciales, intervenciones políticas y amenazas bélicas, molestado a varios sectores de la comunidad internacional, activando duras protestas en EEUU por parte de sectores políticos de izquierda, ambas cuestiones que podrían truncar sus aspiraciones electorales para 2020.

El republicano cuenta con la férrea oposición de los demócratas que no dejan pasar por alto ninguno de sus errores, polémicas e improvisaciones.

Contradicciones en Siria

Durante la campaña y los primeros días de su mandato, Donald Trump había propuesto un cambio de enfoque con respecto a la intervención de EE.UU. en la guerra en Siria, defendiendo la propuesta de «una salida pacífica«.

Esta propuesta quedó en palabras, ya que bajo su administración han sido constantes los bombardeos y acciones militares en la nación del Medio Oriente.

Las dos mil tropas estadounidenses enviadas a Siria han permanecido desde 2014 en ese país sin contar con la anuencia de Damasco ni con la autorización del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Aunque Washington ha lanzado misiles contra objetivos sirios bajo el argumento de presuntos ataques químicos, Trump defiende que la única razón de la presencia estadounidense en Siria es enfrentar al Estado Islámico (EI), aunque según él ya fue derrotado.

En diciembre de 2018 el mandatario anunció la decisión de retirar las tropas. Según el republicano, el compromiso de Washington con Medio Oriente cuesta miles de millones de dólares que se usarían mejor en Estados Unidos, por lo que debían dejar que «otros», especialmente los países del Golfo, hagan el trabajo.

Luego de 4 meses, esta medida no se ha concretado, e incluso medios como Wall Street Journal, citando a funcionarios anónimos del Gobierno,  plantean que EE.UU. mantendrá  cerca de 1.000 soldados en territorio sirio.

Asimismo, el ministro de Relaciones Exteriores sirio, Walid Muallem, dijo el jueves pasado que el presidente estadounidense “miente” todo el tiempo sobre el retiro de sus tropas del país.

Las fluctuaciones de Trump respecto a Siria podrían restarle apoyos dentro del seno republicano, ya que para muchos de sus dirigentes la retirada de las tropas a no solo podría darle un respiro al EI, afectando los objetivos estratégicos de EE.UU. en la región.

Letter from @SenatorShaheen @marcorubio @SenTomCotton @SenAngusKing @SenJoniErnst and me to President Trump on withdrawal from Syria. pic.twitter.com/G035schXJu

— Lindsey Graham (@LindseyGrahamSC) December 20, 2018

El senador republicano Lindsey Graham tachó la decisión de «error como los de la era Obama», y compartió una carta que legisladores demócratas, republicanos e independientes enviaron a Trump advirtiéndole de su «costoso error» y pidiéndole que reconsidere su decisión.

Voto judío

Para Trump, contar con el voto de la comunidad judía de Estados Unidos es vital en su carrera a los comicios de 2020. Este sábado advirtió que una victoria demócrata en 2020 podría “dejar a Israel a su suerte”.

En la reunión anual de la Coalición Judía Republicana, Trump destacó las medidas pro Israel que ha aplicado en su administración, como trasladar la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén y el reconocimiento de la soberanía israelí sobre el territorio disputado de los Altos de Golán, meseta estratégica que Israel anexó de Siria en 1967.

“Les dimos algo que ustedes querían”, dijo Trump sobre el traslado de la embajada. “A diferencia de otros presidentes, yo cumplo mis promesas”.

El apoyo de Washington a Tel Aviv  produjo el rechazo de los países integrantes de la Liga Árabe, que en su más reciente cumbre manifestaron su apoyo a la soberanía siria de los Altos del Golán y visualizaron el aislamiento internacional de Trump en su apuesta romper los difíciles consensos hilvanados hace décadas por la comunidad internacional en Oriente Próximo.

“Aunque sea el país más poderoso del mundo y tenga la mayor economía, la declaración sobre la soberanía israelí de los Altos del Golán solo obliga a EE. UU. No tienen ningún tipo de valor jurídico. El resto de potencias lo rechazan”, afirmó Ahmed Abul Gheit, secretario general del grupo.

El Muro de la discordia

En sus dos años de gobierno, Donald Trump ha estado empeñado en cumplir su promesa electoral de construir un muro en la frontera sur entre Estados Unidos y México, un proyecto infalible para movilizar a sus férreos simpatizantes republicanos.

El camino ha estado lleno de espinas y el mandatario no ha logrado la aprobación de los recursos para levantar la estructura.

El viernes pasado, en la Cámara de Representantes se presentó una demanda contra el mandatario por la inconstitucionalidad de la declaración de emergencia que decretó en febrero con el único objetivo de liberar 8.000 millones de dólares en fondos federales para construir la barrera.

Nancy Pelosi, la presidenta de la cámara dominada por demócratas, señaló que la Administración de Trump “burló los principios fundamentales de la separación de poderes”.

En paralelo se desarrollan otras acciones para intentar impedir que Trump se salga con la suya. Fiscales generales de 20 estados presentaron una moción ante una corte de Oakland, en California, para bloquear el desvío de 1.600 millones de dólares de fondos federales para erigir el muro.

También, organizaciones civiles presentaron la semana pasada una moción ante un tribunal federal de EE.UU. para lograr la imposición de una orden judicial que detenga la construcción de la estructura.

Asimismo, los demócratas Nancy Pelosi, y el líder de la minoría en el Senado, Chuck Schumer advirtieron que el afán de Trump en  incluir una partida de 8 mil 600 millones de dólares para levantar el muro dentro del presupuesto para el año fiscal 2020, que comienza en octubre, provocaría un nuevo cierre de Gobierno.

No obstante, el mandatario republicano ya demostró que está dispuesto a todo por cumplir su capricho, incluso propiciar el cierre de gobierno tal y como hizo a finales de 2018.

Amenazas a México

Desde que anunció su candidatura en 2015, Trump ha cargado en contra de México , acusando al vecino país de promover el narcotráfico, la migración y el comercio desleal.

El pasado jueves 4 de abril, respondiendo a la presión de los republicanos en el congreso, amenazó al gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

“Les daremos un año de advertencia, y si las drogas no se detienen por completo o en su mayoría, impondremos aranceles a México y a sus productos, en particular a los autos”, dijo.

Estas nuevas amenazas podrían afectar las relaciones binacionales  y recién actualizado Tratado de Libre Comercio.

Retiro de ayuda al Triángulo Norte

En un anuncio quizá igual de indignante, Trump también informó que eliminaría la ayuda para los tres países de Centroamérica conocidos como el Triángulo Norte —Guatemala, El Salvador y Honduras— debido a que no han podido frenar el éxodo masivo de migrantes hacia Estados Unidos.

«Ya no va dinero para allá, les estábamos enviando enormes cantidades de dinero y ya no les estamos pagando porque no han hecho nada por nosotros», afirmó el mandatario .

La decisión de Trump ha sido criticada duramente por los demócratas y por expertos tanto en migración como en programas de ayuda, que advierten de que un recorte de fondos es “contraproducente” y solo puede contribuir a empeorar la situación en los tres países, que se encuentran entre los más pobres de centroamérica.

Algunos han llegado a especular que el objetivo de Trump es agravar las crisis en estos países, “lo cual podría derivar en flujos migratorios insólitos que, a su vez, podrían suponer una crisis `real´de seguridad nacional en la frontera de Estados Unidos con México, lo que justificaría las políticas de línea dura del presidente y crearía un tema de campaña efectivo”, tal y como advierte el periodista Michael Shifter en un artículo para The York Times.

Adicionalmente, el senador demócrata, Dick Durbin,  mostró su desacuerdo y planteó “debemos concentrarnos en lo que está sucediendo en América Central, donde tres países se están desarmando ante nuestros ojos y la gente está viniendo desesperadamente a Estados Unidos. Cortar la ayuda no solucionará este problema«.

Invasión militar a Venezuela

La injerencia de Estados Unidos en Venezuela es otro talón de Aquiles para la carrera presidencial de Trump.

Su administración se ha caracterizado por orquestar un plan desestabilizador con el propósito de derrocar al gobierno legítimo de Nicolás Maduro y así apoderarse del control de los recursos energéticos y minerales que posee la nación caribeña.

Trump mantiene a su marioneta política, el autoproclamado “presidente interino” Juan Guaidó, ejecutando acciones golpistas y preparando el terreno para una intervención militar de tropas norteamericanas.

El inquilino de la Casa Blanca ha dejado claro en múltiples ocasiones que  «todas las opciones”, incluida la militar ,“están sobre la mesa” para sacar del poder a Maduro.

Sin embargo, su apuesta belicista, que es aclamada por los sectores más radicales del Partido Republicano en el sur de la Florida (estado clave para ganar las elecciones) encontró en el veto demócrata el mayor de los obstáculos.

En el Senado no se ha logrado pactar una resolución de apoyo a Guaidó, debido a la exigencia de los demócratas de prohibir el empleo de fuerzas militares en el país caribeño.

Según la cadena NBC, congresistas y asesores, señalan que el senado republicano Marco Rubio –promotor de las políticas injerencistas contra Venezuela- no está dispuesto a aceptar que el texto rechace una intervención militar.

Por su parte, el demócrata de mayor rango en el Comité de Asuntos Exteriores del Senado, Bob Menéndez, sostiene que la resolución no debería servir como un aval a una eventual invasión de Venezuela.

El objetivo de Trump de permanecer en la Casa Blanca pudiera correr la misma suerte que el de Juan Guaidó de gobernar Venezuela, que pierde más fuerza cada día ante la pérdida de apoyo, tanto local como internacionalmente.

Te interesa leer: 

https://www.elciudadano.cl/venezuela/trump-amenaza-nuevamente-con-una-intervencion-militar-contra-venezuela/04/06/

https://www.elciudadano.cl/mundo/doble-moral-ee-uu-retira-sus-tropas-de-libia-por-condiciones-de-seguridad/04/08/