Referéndum clave

Reino Unido podría dejar la UE: ¿Qué está en juego?

Celebran cumbre para debatir las demandas que el primer ministro presentó a la UE para negociar su continuidad dentro de la alianza.

Por Meritxell Freixas

18/02/2016

Publicado en

Mundo / Política / Portada

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Hoy se celebró en Bruselas una cumbre decisiva para abordar la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea (UE).

Los altos mandatarios europeos debaten las demandas que el primer ministro británico, David Cameron, puso sobre la mesa para evitar el Brexit, tal y como se conoce popularmente la salida de los británicos de la UE.

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Si hay acuerdo, Cameron, quien planteó en 2013 un referéndum para preguntar a los británicos si quieren quedarse dentro de la alianza con un nuevo marco o no, mañana mismo podría convocar la consulta que se celebraría el próximo 23 de junio.

Uno de los principales puntos de fricción entre los británicos y la alianza del Viejo Continente es la inmigración. Cameron quiere recortar las prestaciones sociales para los europeos que trabajen en Reino Unido, y así restringir la llegada de inmigrantes. Sin embargo, esto vulnera el principio de libre circulación de la alianza.

La propuesta del primer ministro británico pasa por que su país pueda activar un “freno de emergencia” para limitar estas prestaciones si su estado de bienestar entra en riesgo, pero se desconoce por cuánto tiempo ni cómo se aplicaría. Una idea que se ve con mucha reticencia especialmente por parte de los países del Europa del Este, como Polonia, que tienen muchos nacionales establecidos en Reino Unido.

¿Qué pierde la Unión Europea si se va Reino Unido?

En caso de Brexit, la UE perdería un contribuyente neto. Según los expertos, una salida británica provocaría que otros socios aumentasen sus contribuciones o que se acordase una reducción permanente del gasto en la UE. Alemania, por ejemplo, tendría que pagar 2.500 millones más. Además el país germano, uno de los principales centros industriales de la Unión, quedaría sin su principal socio comercial, hecho que la podría llevar a sufrir una pérdida anual de entre una y tres décimas de su PIB.

A pesar de que Reino Unido no forma parte de la zona euro, la Unión dejaría de contar con una de sus principales economías, actualmente en crecimiento y con bajos índices de cesantía.

Junto con esto, no puede obviarse la influencia política y la posibilidad de tener una relación más directa con Estados Unidos.

Finalmente, un temor que inquieta a los socios de la UE es que si Reino Unido sale bien parada del abandono de la alianza, otros países puedan seguir su ejemplo. Una campaña por el ‘no’ beneficiaría a partidos euroescépticos como el Frente Nacional francés, que apuesta por que Francia abandone el euro.

¿Y los británicos, qué dejarían atrás?

Según economistas y ‘think-tanks’ abandonar la agrupación podría suponer, para el Reino Unido, una pérdida del 3% de su PIB. Así, Londres tendría que esforzarse en su apertura comercial.

En este sentido, el Banco de Inglaterra alertó sobre esta situación y ha pedido en varias ocasiones que el país no se cierre sobre sí mismo.

Por otra parte, la City es actualmente el mayor centro financiero de Europa, posición que David Cameron quiere preservar. Su propuesta para el Consejo Europeo contempla que “la autoridad sobre las entidades crediticias del BCE, el mecanismo único de supervisión [MUS] u organismos similares es sólo aplicable a las entidades de países localizados en los estados miembros cuya moneda es el euro”.

Reino Unido: una piedra en el zapato de la UE

Desde finales de los `80 y principios de los `90, cuando el proyecto de integración europea se consolidó, dentro del Partido Conservador fue aumentando la inquietud sobre la soberanía cedida a la UE.

Hoy, la opinión pública también ha cambiado de postura y sólo unos pocos siguen acérrimamente convencidos de los beneficios de permanecer en la alianza.

Antes de abandonar Downing Street, el ex primer ministro laborista, Tony Blair, defensor de la “unidad europea”, lamentó que la política de la Unión se hubiese reducido a una elección entre «aislamiento o traición».

Con la crisis de 2012 y 2013 sufrida por la Eurozona, Cameron, quien modificó su posición para defender la pertenencia dentro de la UE, prometió un plebiscito.

Si la cumbre tiene éxito, permitirá al primer ministro lanzar el referéndum y apoyar la pertenencia a una «UE reformada». En cambio, si fracasa, se convocaría otra reunión de emergencia. Si ésta fallase, las cosas podrían complicarse. Cameron podría retrasar el referéndum, o cambiar incluso de postura y apoyar un Brexit.

Según las encuestas, los resultados del referéndum podrían dar la victoria al ‘No’ por un margen muy estrecho de votos.

La consulta podría ser una decisión de suma importancia para Reino Unido, pero también para Europa, la economía mundial y las relaciones trasatlánticas.

Meritxell Freixas

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