3 Tipos de caña que seguramente ya tuviste

Qué linda que es la noche

Por Director

18/05/2015

Publicado en

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Qué linda que es la noche. El atardecer, la tardecita en un asado. Toda ocasión es meritoria para celebrar absolutamente cualquier cosa.  Y para qué nos vamos a leer la suerte entre gitanos si todos sabemos que motivos sobran y que a veces las situaciones se tergiversan.

Especialmente para usted estimado lector, que se vio tan intrigado por el título de esta nota intrascendente. Lo que sugeriría que más de alguna vez ha sufrido las terribles consecuencias de una noche y/o día de locura inducida por algún tipo de vituperio.

Ya sabe lo que dicen por ahí “noches de desenfreno, mañanas de ibuprofeno.”

Como todo chileno que se respete a la resaca le decimos caña.  Por esa extraña manía tan nacional de andarle cambiando el nombre a las cosas que ya tienen. Y consiste, básicamente  en un cuadro de malestar general que se padece tras un consumo excesivo de bebidas alcohólicas. El término médico de este padecimiento común y silvestre es veisalgia.

Dicho esto, procederemos a enumerarlas.

  1. Caña común: Se acompaña generalmente de la necesidad inconmensurable de dormir durante todo el tiempo que sea posible. Ojalá sin luz ni sonidos perturbadores alrededor. Ni se hable de un poco de comida ni de la idea de lavar los vasos con olor a copete de la noche anterior.

Recordar todo lo que tomaste te da asco. Te juras no volver a hacerlo aunque una parte muy honesta de ti sabe que no es cierto.

Y la sed. Esa sed terrible que no se detiene con nada y que probablemente te hizo soñar que tomabas un vaso exquisito de agua o cualquier  bebestible bien helado antes de que tu cuerpo fuese capaz de levantarse para hacer algo por su vida.

La buena noticia: Vas a sobrevivir, y pronto.

La mala noticia: No es la primera ni la última vez que te vas a ver en este tipo de situaciones, sería hora de empezar a asumir.

 

 

 

  1. Caña de PORFAVORMATENMEAHORAQUEYONOPUEDO:

Esta puede ser consecuencia de varias cosas, por ejemplo: de la pésima idea de mezclar tragos y más aún si es que mezclaste tragos preparados, con destilados  y algún tipo de cerveza o espumante. O de tomar mucho y a la vez fumar demasiado. O  de la idea estúpida de comer algo al final de la noche sabiendo que seguramente te va a hacer pésimo al otro día.

Te mueres y este es el fin. Ahora sí que te juras y recontra juras que no vas a volver a meter una gota de alcohol en tu cuerpo y lo crees cierto.

Cada cosa que pasa por tu mente podría hacerte vomitar. Recordar lo mucho que tomaste, las cosas que tomaste e incluso todo lo que fumaste es devastador, aunque no podrías dar fe de muchas verdades de la noche anterior, puesto que no sabes si pasaron o las soñaste en las escasas horas que conseguiste dormir antes de que tu cuerpo empezara a torturarte.  Lo peor es que es tu culpa: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Nunca más mamita. Te juro que nunca más tomo y desde ahora en adelante voy a reivindicar mi vida hacia el bien. Si oh. Pero por favor tráeme un consomé de pollito.

 

  1. CAÑA MORAL: LA PEOR Y MÁS EXTREMA DE LAS CAÑAS.

Resolvamos una cosita. Cuando la resaca atenta solo contra ti, no es cosa tan grave porque en el fondo, es tu culpa. No es que estemos delegando responsabilidades ni nada, pero a la hora de pensar en una caña que es realmente corrosiva, hay que pensar en la caña moral.

Es esa caña que te despierta de un  solo flashback del recuerdo de la noche anterior. Noche en la que bailaste Chayanne en cualquier boliche de mala muerte y olvidaste por completo QUE AHORA TODOS LOS TELEFONOS TIENEN CÁMARAS, noche en la que te pareció súper buena idea llamar a tu ex y decirle lo mucho que lo extrañas y que te perdone, que ya no eres más orgulloso y que es el amor de tu vida, noche en la que súbitamente nació en ti la idea de enamorarte profunda y perdidamente de cualquier extraña, o extraño que encontraste por la calle, te pareció buena idea agarrarte a combos con un amigo. O de hablarle por whatsapp a un antiguo  amor en el que habías pensado estando sobrio.

No quieres que te cuenten. Ni pensar en el hecho recontra sabido que apenas abras la billetera no vas a encontrar ni un solo peso. Que todo se fue anoche tu plata, tu dignidad y tus ganas de vivir ya desvanecidas al otro día.

La caña moral es la peor de las cañas porque no hay un consomé, ni una sopa de mariscos que vaya a sacarte del oscuro umbral que acabas de cruzar, es devastadora.

La buena noticia: Si la gente olvidó lo de la polar, probablemente van a olvidar en unos seis meses más el show que te pegaste.

La mala noticia: Es que la caña moral jamás es una buena noticia.

 

 

 

 

 

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