Si lo haces, seguro que tendrás ese tiempo que siempre te hacía falta para dedicártelo a ti mismo. Tendrás tu momento de paz, de silencio y tranquilidad, para poder concentrarte en lo que necesites mientras los demás siguen durmiendo.

Puedes realizar una rutina de ejercicios matutinos para empezar el día con energía. La pereza y la falta de voluntad por levantarte pronto pueden no significar que estés cansado, simplemente puede querer decir que no quieres enfrentarte a ese nuevo día que se te presenta. ¿Para qué levantarte si ya conoces el día que te espera y no te gusta?

Cambia de pensamiento, debes empezar pensando que tienes un nuevo día por delante, lleno de nuevos retos y nuevas oportunidades. Cada día, puedes hacer cosas nuevas que te gustan y que te hagan sentir bien. Empieza el día con este tipo de pensamientos y te será mucho más fácil levantarte de la cama. Levántate bien pronto y dedícate ese tiempo. Si estás cansado, deberías acostarte un poco antes. Recuerda que el descanso es primordial.

Para realizar cambios en tu vida, necesitas estar lleno de energía. Debes asegurarte de que tienes una correcta alimentación. El principal gasto de energía que tiene tu cuerpo es el propio funcionamiento del organismo y de todos los sistemas.

Si dejas malos hábitos como el alcohol, el tabaco, la comida grasa, el azúcar, comidas pesadas, etc., tu cuerpo ya no tendrá que contrarrestar sus efectos negativos y podrá concentrarse en funcionar correctamente. Elige una alimentación correcta y equilibrada.

Es recomendable que te olvides del alcohol, los refrescos, los embutidos o la comida basura y reducir un poco las porciones. Escucha a tu organismo para poder darle lo que necesita y aprende de nutricionistas.

No optes por dietas milagro ni nada de ese tipo. Realiza cambios pequeños para obtener una dieta sana y tu cuerpo te lo agradecerá. Tendrás mucha más energía y, en general, te sentirás mucho mejor. Te lo garantizamos.

¿Eres de las personas que guardan las cosas que ya no te sirven? ¿Es realmente útil guardar lo viejo en algún almacén o un armario? No dejes que lo que no sirve te estorbe. Limpia y ordena los rincones, las mesas, los armarios y todos los espacios en general.

Cada objeto que guardas en tu casa ocupa un espacio y se lleva un poco de tu energía. Esto ocurre hasta la cosa más pequeña. ¿Merece la pena? Deja las cosas que sean realmente útiles: cosas que te inspiren, que te alegren, que te aporten algo positivo y bienestar.

Tira todo lo que no te sirva y no pienses más en ello. Libérate de cosas y de la energía que desprenden: te será mucho más fácil respirar. Después, limpia, quita el polvo y observa la amplitud que has conseguido.

¿Te has parado a pensar alguna vez en todos tus asuntos pendientes? ¿Quieres aprender inglés desde hace ocho años? ¿Tienes que ir a ver a un familiar lejano pero nunca tienes tiempo? ¿Has cumplido alguno de esos propósitos de Año Nuevo que vuelven a tu lista cada Nochevieja?

Recoge en una lista todas esas promesas que te has hecho o has hecho a alguien y decide de una vez por todas si lo haces o no. Si no lo quieres hacer, simplemente táchalo de la lista y olvídate. Si lo vas a hacer, hazlo ya. Haz todo lo que tengas que hacer para poder librarte del peso de todos esos deberes y responsabilidades que llevas encima de ti.

Cuidado con esas relaciones interpersonales que actúan de lastre o te afectan negativamente. Acaba con ellas. No te relaciones con aquellas personas que solo critican y nunca están satisfechos con nada, con las personas que no tienes nada en común o no te aporta nada positivo.

Esas relaciones no son saludables. Permítete decir que no, de no sonreír si no te apetece, de ser sincero. Es tu libertad, paga el peaje y sigue adelante sin ese lastre. Pero recuerda la importancia de tus padres. Si tienes una relación difícil, aunque espero que no, intenta mejorarla y pasar un poco más de tiempo con ellos.

La semana pasada hiciste una lista con las cosas que tenías que hacer, ¿verdad? Cógela y analízala atentamente. ¿Qué te parece? ¿Tienes ganas de hacer las cosas apuntadas? Si no sientes esa energía, quizá es el momento de tachar algún punto más.

O si no es tan fácil, entonces es el momento de hacer esas tareas y luego tacharlas. En cualquier caso, eso hará que tengas más ilusión y te sientas orgulloso de ti mismo.

Aumenta tu deseo de vivir. Escribe en tu nueva lista las cosas que te gustan, lo que te hace vibrar y lo que te apasiona. Piensa en todo aquello que te gusta o te gustó alguna vez.

Planea el trabajo y el dinero, pero también tu descanso, el tiempo de ocio y de ida social, lo que dedicarás a tus seres queridos, y el tiempo que te dedicarás a ti. Tienes que hacerte un plan que realmente quieras realizar.

Tienes que tener ganas de empezar cada día y llevarlo a cabo. Para cada tarea, define fechas y pasos concretos, así tendrás garantizado el éxito y que no caerá en la lista de tareas pendientes para después.

Estamos ante una lista de sueños que no se van a cumplir, sueños irreales que parecen imposibles. Escribe que quieres erradicar el hambre en el mundo o subir el Everest con 90 años.

Olvídate de la lógica e imagina que tienes todas las posibilidades del mundo entero: tienes todo el dinero, el tiempo y todo lo que necesitas. ¿Qué querrías hacer entonces? Parece mentira, pero puede que pronto tengas la oportunidad de llevar a cabo uno de esos sueños imposibles.

Si aparece una oportunidad, la reconocerás seguro y pronto mirarás atrás y verás cómo esa lista de sueños imposibles no era tan descabellada como te parecía cuando la escribías.

Escribe cada noche los planes que tienes para el siguiente día. Siempre tiene que haber un plan, sea cual sea tu objetivo. Si te despiertas al día siguiente y lo has olvidado, siempre lo tendrás apuntado y llevarás a cabo todo lo que querías hacer.

Tu productividad aumentará y te sentirás mucho mejor. Aunque vayas día a día, no olvides nunca tu plan global: ¿hacia dónde voy? ¿Estoy haciendo lo que quiero hacer? ¿Voy en la dirección adecuada para conseguir mis objetivos?

No estamos hablando de grandes cambios. Ya lo has visto: todos son pequeños pasos. Empieza por ir al trabajo por un camino diferente, prueba un café nuevo o ves a mirar la ropa en otro sitio. Intenta practicar diferentes deportes y probar cosas nuevas.

En tu día a día, cuando hagas las cosas que normalmente haces dentro de tu rutina, pregúntate cómo podrías hacer lo mismo de diferente manera. Acostúmbrate a probar cosas nuevas y salir de tu rutina. Olvídate de la monotonía.

Lo anterior ya significa salir un poco de tu zona de confort. Espero que lo hayas hecho. Pero ahora hay que ir un paso más allá. Tienes que ver a la cara a tus miedos y combatirlos. Quizá aquí tenemos que ir un poco con métodos radicales.

¿Tienes miedo a las alturas? Salta en paracaídas. ¿Temes a tu jefe? Ve a su oficina con ideas nuevas para mejorar el ambiente laboral. ¿Tienes miedo a conocer gente nueva? Ve a una fiesta en la que no conozcas a casi nadie o nadie en absoluto.

Ya tendrás la posibilidad de acogerte a las conversaciones con algún amigo. Tienes que enfrentarte y hablar a gente nueva. Prueba situaciones extremas y seguro que te sorprendes del gran éxito que obtendrás.