Consejos de vida para vencer la inseguridad

Hay un punto en que una es tan insegura, que de alguna forma muy extraña me ofende cuando alguien habla mal a espaldas de una persona  que es tan insegura como yo

Por Director

18/05/2015

Publicado en

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Hay un punto en que una es tan insegura, que de alguna forma muy extraña me ofende cuando alguien habla mal a espaldas de una persona  que es tan insegura como yo. Y no sabría decir muy bien por qué.

Ha habido momentos tan felices en mi vida, que he llegado a preguntarme cuando acabarán. Que todo es demasiado bueno para ser cierto, porque de alguna manera una parte muy oscura y dominante de mi sabe que nada tan bueno puede sucederle a alguien que no lo merece.  Ser inseguro tiene mucho que ver con eso, con la imposibilidad de recibir adecuadamente un elogio y en recordar repetida y excesivamente la cantidad de críticas reales (y ficticias) del mundo de allá afuera. Porque acostarse de madrugada a recordar cada pequeña cosa que has hecho mal en la vida, no es un ejercicio saludable para nadie.  Y es verdad: Hay gente que se juzga tan duramente a sí misma que termina por acabar con todas las oportunidades que tiene de dar y recibir amor.

He escrito esta carta presumiendo amablemente que existe una comunidad de personas que podría identificarse con esta realidad tan ajena y desgastada. Que hay un montón de personas ahí afuera que están sumergidas en las dudas, en la incertidumbre y la desgracia de un sistema que no promete nada distinto. Y después de lidiar con mis demonios en repetidas ocasiones, he resuelto que me encuentro en una mejor posición que un montón de almas inocentes que han sido marginadas del sistema por la simple razón de tener o ser algo distinto: No hay nada malo con ser quien eres. No hay nada malo en que tu corazón ame a una persona del mismo sexo que tú. No hay nada malo en que no aprendas lo que te enseñan en el colegio o la universidad, porque la verdad más amarga de las cosas es que sólo un par de esos datos te serán útiles para el futuro y el resto no, simplemente llegarás al mundo real igual de desnudo que el día en que naciste, y si nosotros mismos, los inseguros nos empeñamos en no vestirnos, seremos carne fresca y molida para todas las bocas ávidas de hambre allá afuera.

No tiene nada de malo no medir 1.80 ni en pesar un par de kilos más. Que cambies el color de tus ojos, la forma de tu nariz, y te transformes en una rara combinación latino-escandinava no solucionará tus problemas, muy por el contrario, probablemente los incremente y te veas sumergido en un espiral de inconformismo del que difícilmente puedas salir completo.

A veces es bueno sentarse y darse cuenta que si con todo lo que tienes no eres feliz, con todo lo que te falta tampoco. Porque ser feliz es una condición del alma, y no hay un alma más contenta que aquella que ama la casa que tiene, la gente que adora y que puede hacer las cosas que realmente le apasionan. No permitas que nadie, ni siquiera la gente que más quieres te diga que no puedes hacer las cosas que realmente quieres hacer.

Porque nada de feliz tiene un individuo estando en un lugar que no quiere estar, haciendo las cosas que no quiere hacer, para ganar un dinero que no necesita, y gastándolo en gente que no vale la pena.

 La vida, la percepción de ti mismo y la relación que tienes con las otras personas se transforma el día en que te das cuenta de que tú puedes hacer tus propias cosas, de que puedes cambiar las que no te gustan y que a pesar de tu apariencia física, la cantidad de plata que te muestre la pantalla del cajero y las mentiras que dice la tele: Hay un espacio para ti ahí afuera. Hay alguien que está esperando lo que tú sabes hacer, y me gusta creer que quizá, en alguna parte del mundo hay alguien esperando que lo quieras en la forma en que solo tú sabes querer.

Sin embargo, es necesario estar despierto para poder verlo, y a veces, las inseguridades de las personas son una nebulosa que impide ver el mundo y las cosas de la forma en que son y aunque sea muy difícil verlo desde este ángulo ser egoísta a veces es necesario y está bien. A veces la culpa si es del otro. A veces si hay gente más capacitada que otra para hacer ciertas cosas. Y a veces si mereces el último trozo de pizza.

Al fin y al cabo esta es una larga competencia y sólo competimos contra nosotros mismos, nadie nos prometió un jardín de rosas y ese es el milagro de estar vivos, dice Fito.

 

 

 

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