Donald Trump exhibe los signos clásicos de enfermedad mental, incluyendo “NARCISISMO MALIGNO”, según expertos.

Creo que nadie se sorprendería con la noticia de que Donald Trump es internado en un psiquiátrico, con camisa de fuerza y mordaza en la boca

Por Francisco Ide

02/02/2017

Publicado en

Tendencias

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Creo que nadie se sorprendería con la noticia de que Donald Trump es internado en un psiquiátrico, con camisa de fuerza y mordaza en la boca. O que al menos se le declare mentalmente inestable para ejercer su cargo.

Es que salta a la vista que Trump tiene algún tipo de problema psicológico, de ahí el temor mundial que genera el que sea presidente de la potencia mundial más grande. Si estuviéramos en Roma sería una mezcla entre Nerón y Heliogábalo: de temer.

Esta semana se ha puesto en relieve la inestabilidad mental del presidente, sus tweets y entrevistas en redes revelan una paranoia narcisista, insiste en su invento sobre que millones de personas votaron ilegalmente, lo que demuestra cuán desconectado está con la realidad. Su petulante guerra comercial con México revela que valora la autoimagen por sobre el interés nacional y su fijación por el tamaño inaugural de la muchedumbre revela una necesidad infantil de atención.

En cada palabra y acto de Trump desde que comenzó su campaña por la presidencia, hemos podido observar los signos de su locura. Sin embargo, el descrédito en que instala la retórica de sus oponentes ha hecho que la voz disidente “autorizada” no se escuche del todo.

Republican U.S. presidential candidate Donald Trump speaks during a campaign rally at the Treasure Island Hotel & Casino in Las Vegas, Nevada June 18, 2016.   REUTERS/David Becker/Files

Asustados por la arrogancia, el narcicismo, la actitud defensiva, la creencia en cosas falsas, las reflexiones conspirativas y los ataques contra cualquiera que considere su oponente, los profesionales de la salud mental finalmente decidieron hablar. Su objetivo no es sólo definir el tipo de locura que padece este Nerón contemporáneo, sino advertir a los ciudadanos del mundo hacia dónde nos puede arrastrar.

“El narcicismo afecta su capacidad de ver la realidad”, dijo la psicóloga clínica Julie Futrell, agregando, por supuesto, que se hace responsable de su juicio, pues nunca ha tratado realmente a Trump. “No se puede usar la lógica para persuadir a alguien así, no lo mueven para nada el que hayan tres millones de mujeres marchando, que sus asesores le contradigan sus elecciones políticas o comunicacionales, no le importa en absoluto, el principio organizador de su vida es la patología narcisista”, agrega.

Los psiquiatras americanos son reticentes a analizar figuras públicas. Esta reticencia data del año 1964, cuando Barry Goldwater se postulaba a presidente. En ese momento, como ahora,  muchos psiquiatras creían que el candidato tenía algún daño psicológico y muchos de ellos publicaron sus diagnósticos en revistas.  Debido a ese hecho, la Asociación Americana de Psiquiatría emitió la llamada “Regla Goldwater”:

“No es ético que un psiquiatra ofrezca una opinión profesional sobre una persona, a menos que haya realizado un examen del paciente en cuestión”.

Como resultado de esa regla, los psiquiatras son los únicos profesionales a los que no se les permite ofrecer su experiencia a los periodistas que intentan explicar problemas de su competencia al público. Los científicos nos pueden hablar sobre el calentamiento global, los ingenieros nos pueden hablar sobre puentes, los soldados sobre la guerra. Pero ¿y la salud mental de Trump?

epa05287600 Businessman and Republican presidential candidate Donald Trump gestures as he speaks at a campaign rally at the Century Center in South Bend, Indiana, USA, 02 May 2016. Indiana voters go to the polls for the winner take all Indiana primary election on 03 May.  EPA/TANNEN MAURY

Esto se acabó. Durante las últimas semanas los psicólogos han estado hablando a la prensa, con el argumento de que su integridad profesional no puede ser silenciada. Hace pocos días un psicoterapeuta afiliado a la prestigiosa Facultad de Medicina de la Universidad de John Hopkings declaró que Trump “padece de una peligrosa enfermedad mental y que es temperamentalmente incapaz de ser presidente”.

El experto John D. Gartner diagnosticó a Trump con “narcicismo maligno”. Gartner se ha unido a un coro creciente de  profesionales que están preocupados por su actual presidente y que están dispuestos a afrontar los posibles castigos que les impongan las organizaciones para las cuales trabajan o a las cuales pertenecen.

En un esfuerzo anterior, inmediatamente después de la elección, miles de psiquiatras formaron un nuevo grupo llamado “Terapeutas Ciudadanos contra el Trumpismo”, esta agrupación lanzó un “Manifiesto público”, para advertir a Estados Unidos sobre a psicosis aparente de su líder.

“No podemos permanecer en silencio mientras presenciamos el surgimiento de una forma estadounidense de fascismo”, declara el manifiesto.

¿Cuáles son las señales psicológicas de advertencia?: “Degrada y ridiculiza a rivales y críticos, fomentando un culto al Hombre Fuerte que apela al miedo y la ira. Promete resolver nuestros problemas si confiamos en él, sin nunguna preocupación por persuadir desde la racionalidad”.

La Asociación Americana de Psiquiatría dice que cualquiera que muestre cinco de los siguientes nueve rasgos egoístas tiene trastorno narcisista de la personalidad. Los invitamos a contar cuántos de estos rasgos tiene Trump:

  1. Tiene un sentido desmesurado de autoimportancia (exagera logros y talentos, espera ser reconocido como superior sin tener realmente logros proporcionales a su autoimagen).
  2. Tiene fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor ideal.
  3. Cree que él o ella es “especial” y único, y que solo puede ser entendido o debe asociarse con otras personas especiales o de alto estatus.
  4. Requiere de admiración excesiva.
  5. Tiene un sentido del derecho de carácter individualista.
  6. Explota a otra gente en sus relaciones interpersonales.
  7. Falta de empatía: no está dispuesto a reconocer o a identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás.
  8. A menudo siente envidia de los demás o siente que los otros tienen envidia de él o ella.
  9. Muestra comportamientos y actitudes altaneras y arrogantes.

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Fuente: Daily News

 

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