Norma y “Cachita”: La historia del primer matrimonio gay de Sudamérica

"Nos avala toda una vida de amor"

Por Javiera Plaza

15/07/2017

Publicado en

Tendencias

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Norma y Ramona (conocida como «Cachita») son una pareja de mujeres que se conoció en los años ’70 cuando residían en Colombia. Oriundas de Argentina y Uruguay respectivamente, lucharon contra las dificultades y los prejuicios de la época para transformarse en un referente y en el primer matrimonio de mujeres a nivel sudamericano.

Por esos días Norma se había refugiado en Barranquilla: Militaba en La Plata, tanto en la agrupación Florentino Ameghino como en Franja Morada cuando terminó presa. La primera vez solo fueron un par de días, sin embargo la segunda fue encarcelada más de un mes, situación que la empujó a decidirse por el exilio.

En tanto Cachita, con un perfil bajo y dedicada a la cerrajería, estaba casada y de vacaciones con un colombiano en la playa. Reconoció que la idea del lesbianismo le provocaba rechazo y que jamás pensó en involucrarse con una mujer, sin embargo no sabía lo que le preparaba la vida, según explica Infobae. 

La primera vez que se encontraron fue en 1971 con 28 años, cuando ambas se encontraban casadas con hombres, sin embargo obviaron el primer encuentro y decidieron no prestarle atención al «flechazo» que experimentaron.

Ocho años más tarde coincidieron en una fiesta, cuando Norma había enviudado y Cachita estaba separada: Esa noche se dieron cuenta de sus sentimientos y tuvieron su primera vez con una mujer, juntas.

Luego de reconocer lo que sentían presentar en sociedad como lesbianas junto con dar la noticia a sus amigos y familia enfrentando todos los temores del proceso.

Por su parte Cachita ya tenía un hijo producto de su primer matrimonio: «Cuando le conté, él me dijo: ‘Mami, si tú eres feliz, yo soy feliz’«, recordó la mujer a Infobae. Aquel niño hoy tiene 48 años y «quiere mucho a Norma».

«Nos avala toda una vida de amor»

Tras 20 años de noviazgo y de regreso a la Argentina, la pareja concretó en el 2000 la unión civil, que establecía la posibilidad de convivencia legal, pero no el matrimonio, entonces decidieron que se querían casar y comenzaron una lucha incansable para conseguir su objetivo.

Fueron varias las negativas por parte de las autoridades, sin embargo elevaron un recurso de amparo que recayó en manos de la jueza porteña Elena Liberatori quien autorizó el casamiento.

Las novias Norma Castillo y Ramona «Cachita» Arévalo sellaron su matrimonio, tras 30 años de amor, el 9 de abril de 2010.

Pese al logro, solo una semana después la jueza civil nacional Martha Gómez declaró la nulidad del contrato, sin embargo la pareja decidió manifestarse a través del blog de la organización 100% Diversidad y Derechos con un comunicado que decía:

«Estamos firmes porque nos avala toda una vida de amor y de trabajo, porque sentimos que este esfuerzo nuestro se basa en el recuerdo y en nombre de quienes pasaron por este mundo teniendo que soportar estigmas, afrentas, injurias, burlas, desprecios y discriminaciones. Pedimos igualdad jurídica con sus derechos y obligaciones para realizarnos como seres íntegros/as, como lo que somos: seres humanos. Esta igualdad es, más que nunca en este caso, sinónimo de justicia y eso es lo que lograremos».

Gracias a este llamado de atención la jueza Liberatori respaldó a las mujeres y desechó la anulación del matrimonio. Finalmente y tras años de lucha de varias parejas el 15 de julio de 2010 se sancionó la ley de matrimonio igualitario.

«Estuvimos hasta las 5 de la mañana con un frío que nos moríamos, pero cuando se dio estábamos tan felices (…) Ahí la gente se dio cuenta de que no éramos tan malas como decían, que éramos como cualquier otro ciudadano. Pagamos los impuestos, respetamos al otro y hacemos lo que cualquier persona común. Solo queríamos casarnos», comentó Cachita.

Pasaron siete años desde aquel día, ahora Norma tiene un taller de carpintería y Cachita colabora pero a veces su enfermedad cardíaca, junto a un molesto dolor en la rodilla no le dejan.

Norma continúa asistiendo a las marchas y reuniones en pos de los derechos de la diversidad sexual pero Cachita por su parte solo va si la ayudan con el traslado: reconoce que ya no está «para tomar colectivo».

¿Qué opinas de este testimonio?

Con información de Infobae. 

 

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