¿Qué teoría de la conspiración consideras que podría ser cierta?

«Hay que tener la cabeza lo suficientemente abierta como para aceptar nuevas ideas, pero no tanto como para que se nos salga el cerebro» dice Michael Shermer

Por Andrea Peña

12/08/2015

Publicado en

Tendencias

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«Hay que tener la cabeza lo suficientemente abierta como para aceptar nuevas ideas, pero no tanto como para que se nos salga el cerebro» dice Michael Shermer. Nuestra mente no puede parar de elaborar patrones, conexiones causales entre dos fenómenos que cuando no son ciertas las llamamos supersticiones. Creencias erróneas que se resisten a desaparecer debido al llamado «sesgo de confirmación», por el que solo nos fijamos en los hechos que confirman nuestras ideas preconcebidas. A veces podemos menospreciar una idea solo por ser minoritaria y otras tomarla por cierta precisamente por serlo, y así complacernos en creer que todo el mundo vive engañado menos uno mismo, que ha tomado la pastilla roja.

De manera que quien considera risibles unas se toma muy en serio alguna otra y le molestará que lo suyo sea etiquetado peyorativamente como teoría de la conspiración porque, oiga, quienes creen en tonterías son los demás, no yo. Desde esta publicación mientras tanto nos mostraremos escépticos ante todas a la espera de una teoría de la conspiración unificada, por la que los chemtrails sean obra de reptilianos piperos vacunados por el Club Bilderberg con el fin de anestesiar a la población para la segunda venida de un Cristo modificado genéticamente para adoptar una forma nueva.

Todo este asunto de las conspiranoias, como vemos, abarca un terreno muy amplio en el que entran en juego ciencia, política, religión, sesgos cognitivos, sondas anales y otros muchos asuntos muy serios y dignos de análisis y discusión. Pero nuestra intención ahora es simplemente sondear a nuestros lectores —sus opiniones, se entiende— para ver qué teorías un tanto dudosas tienen más arraigo, en cuáles creen con más o menos firmeza o bien al menos les hacen musitar «ojo, algo de eso hay». Así que, por favor, voten con sinceridad y sin miedo o compartan algún otro disparate en los comentarios, si lo desean.

(La caja de voto se encuentra al final del artículo)

Chemtrails

Foto: Cordon Press.

Estábamos advertidos sobre la amenaza que entrañaba la fluorización del agua, pero el mal acecha bajo mil formas y desde finales de los años noventa ha aumentado la concienciación en torno a este fenómeno bautizado con la contracción de «chemical trail». Las estelas blancas que vemos cada día en el cielo no serían, como quieren hacernos creer, fruto de la condensación que generan las turbulencias en el aire al paso de los aviones, sino que estos irían cargados de sustancias químicas con las que fumigan las ciudades. ¿Por qué si no se producen sobre los núcleos de población en lugar de sobre zonas deshabitadas? Porque es ahí donde están los aeropuertos, podrán respondernos, pero eso no nos vale. Queremos creer. Vean este vídeo que no tiene desperdicio, con ese «señora, cúbrase bien» que es oro puro. De acuerdo, ¿pero cuál sería entonces la finalidad de esos productos químicos dispersados desde tal altitud? Sabemos que hay una conspiración mundial, pero no muy bien para qué. Así que según unos u otros sería para esterilizar a la población, para cambiar el clima o para envenenarnos por Dios sabe qué motivos. Lo mejor en cualquier caso es tener orgonita a mano, esa sustancia parecida a los midiclorianos de l a el visionario Willhelm Reich.

Transgénicos

Foto: Cordon Press.

Uno se forma una opinión a la manera en que un gordo, perdón, un fofisano, se sienta en el sofá después de su primer día de correr por el parque: la postura en la que cae es en la que se queda, da igual lo que pase después. Según demostró este estudio aquellas personas que rechazaban los transgénicos seguían haciéndolo igualmente después de que se les mostraran evidencias científicas sobre su seguridad. Godzilla era un mutante, así que cualquier manipulación genética no puede traer nada bueno. Ya nos pueden decir que la población del mosquito del dengue se redujo en un 95% en un suburbio de Brasil tras soltar machos transgénicos que tras esa noticia seguro que solo puede estar conspirando la multinacional bautizada como «La semilla del diablo».

El atentado del 11-S

Foto: Cordon Press.

Una de las características de esta clase de teorías es siempre lo alto que apuntan y la magnitud de la trama que desvelan. Autodenominarse truther en torno a algún asunto turbio en el que esté implicado el conserje de la urbanización o un concejal del pueblo quizá resulta un tanto insatisfactorio y no es el archienemigo que uno merece. No, el acontecimiento debe ser histórico, la trama ha de tener escala mundial y la mano oculta qué menos que el Gobierno de los Estados Unidos. ¿Y qué acontecimiento más impactante y trascendental de los últimos años que el 11-S? El mundo entero lo vio y paradójicamente eso le resta veracidad, pues poder decir que todos fueron engañados menos uno mismo es un caramelo al que es difícil resistirse. Hay infinidad de asociaciones, webs, libros y vídeos que inciden fundamentalmente en dos ideas: fue un atentado de falsa bandera cometido por el propio Gobierno para justificar su política posterior y el derrumbamiento lo provocaron detonaciones en la base de los edificios. No nos queda muy claro por qué el organizador dio por hecho que un aparato de más de cien toneladas, cargado de combustible y estrellándose a toda velocidad contra el rascacielos no bastaría para derribarlo y era necesario añadir cargas que explotasen cuando habría miles de cámaras enfocando desde todos los ángulos. Pero qué importa, aquí se viene a creer.

El atentado del 11-M

Foto: Cordon Press.

Puede que el propio ministro de Interior, Ángel Acebes, dijera: «Al menos hasta el día en que dejé el ministerio, no había una sola pista que permitiera adjudicar la autoría del 11-M a ETA». Puede que hubiera una montaña de evidencias que relacionaran aquel fatídico 11 de marzo con terroristas islámicos. Puede incluso que Al Qaeda reivindicara no una sino varias veces la autoría del atentado. Pero la cinta de la Orquesta Mondragón en la furgoneta es un indicio demasiado poderoso como para dejarlo pasar y a los Peones Negros ya nos sirve para anular todo lo anterior.

Antivacunación

Foto: Cordon Press.

Que en este circo de tres pistas que es la actualidad política española tengamos monjas antisistema que hacen llamamientos al pensamiento crítico y a no dejarse manipular por el poder es la señal definitiva de que hemos llegado al final de la historia. Ya solo queda resetear todo y volver a empezar desde los fenicios o más allá. En cualquier caso, y aunque nos tomamos todo lo en serio que puede tomarse a tales mentes preclaras opuestas a la vacunación, tampoco está de más echarle un vistazo a esta entrevista.

Publicidad subliminal

Imagen: Alive Films.

Si echamos un vistazo a Google lo que la gente entiende hoy día por «publicidad subliminal» son básicamente las insinuaciones sexuales más o menos explícitas en anuncios. No es exactamente eso y su origen está en la leyenda urbana que promovió James Vicary en torno a un supuesto experimento en el que introducía fotogramas durante la proyección en un cine con el logo de Coca-Cola, imperceptibles de forma consciente pero que incrementaban el consumo de esta bebida en el público al terminar la sesión. La idea es sugerente y tiempo después John Carpenter supo desarrollarla como Dios manda, esto es, introduciendo alienígenas. Así que cómo resistirse.

Tiempo fantasma

The Taymouth Hours (DP)

Esta teoría ideada por un tal Heribert Illig no es (aún) demasiado conocida, pero el planteamiento es muy sugerente. Viene a decir que hay periodos de la historia que simplemente no habrían existido, concretamente desde el año 614 hasta el 911, debido a un error en el calendario juliano. Afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias y aquí, igual que tantos otros conspiranoicos, es donde flaquea. En cualquier caso dejamos constancia de su idea.

Los caballeros templarios

Imagen: Lucasfilm Ltd.

Basta echar un vistazo a la sección de novela histórica de cualquier librería para comprobar que la gente necesita caballeros templarios conspirando en sus vidas. Si se añade de por medio el Santo Grial y los nazis la fórmula se vuelve inmejorable, aunque hay quien prefiere la versión que ideó Umberto Eco.

El asesinato de Kennedy

Foto: DP.

Estamos ante la madre de todas las conspiraciones y desde luego no le faltan ingredientes para ello. Un magnicidio en una época de enormes turbulencias políticas, cometido por un francotirador que fue asesinado dos días después. A partir de ahí solo queda dejar volar la imaginación.

El viaje a la Luna fue un montaje

Foto: DP.

El 20% de los estadounidenses creen que la misión Apolo fue un montaje y, como no podía ser de otra forma, en internet abundan toda clase de argumentos al respecto, desde el supuesto movimiento de la bandera, pasando por la falta de cráter donde la nave alunizó, hasta un reflejo difícil de interpretar en el casco de un astronauta. Que la Unión Soviética diera por válida la misión en lugar de haber hecho escarnio de su rival es un detalle al que no daremos importancia porque esta teoría de la conspiración tiene una variante que nos la hace irresistible: el rodaje de las escenas habría sido llevado a cabo nada menos que por Stanley Kubrick. Un año antes estrenó 2001: Una odisea en el espacio, así que todo encaja.

Caso Roswell

Foto: Cordon Press.

En 1947 se estrelló en un rancho de Nuevo México lo que según la versión oficial era un globo meteorológico, pero según ciertos indicios parecía tratarse de un prototipo de globo espía para vigilar posibles ensayos nucleares en territorio soviético. El paso de los años es como el juego del teléfono estropeado, capaz de convertir un suceso más bien banal en un mito fascinante. De manera que el Área 51 con el tiempo quedó asociada en el imaginario popular a unos extraterrestres que ya cuesta imaginarse de otra forma que con esos enormes cabezones, piel grisácea y grandes ojos almendrados.

Los Illuminati

Imagen: DP.

El antisemitismo tuvo su origen en la intolerancia religiosa, pero con el paso de los siglos fue derivando en una teoría de la conspiración en torno a miembros de una élite económica e intelectual unidos por una misma fe y, sobre todo, por una agenda secreta supuestamente nociva para el resto de la sociedad. Algo parecido ha ocurrido tradicionalmente con la masonería, dos grupos considerados tan afines que la misma expresión «judeomasónico» los hacía indistinguibles. Y ya en la propia élite de la masonería, como una conspiración dentro de una conspiración, los illuminati. Originariamente una sociedad secreta ilustrada de Baviera que pretendía promover la educación, la libertad y el progreso social y hoy en día, según la fuente que se consulte, al servicio de los reptilianos o de Lucifer. Ante tales referentes solo cabe esperar que se adore a ambos por igual, decantarse sería como tener que elegir entre papá y mamá.

El Club Bilderberg

Imagen de Jaime Sánchez-Rubio.

El asunto comenzó con este artículo crítico con la llamada medicina natural. Por suerte una mente cósmica pasaba por ahí y supo desenmascarar el mensaje a favor de la eugenesia que encierra. Que tampoco es algo que se le pueda reprochar al autor, a veces empieza uno escribiendo un artículo sobre Mundodisco o una librería con encanto y te acaba saliendo una apología de la eugenesia y del genocidio. Un mal día que has tenido. Pero es que además en este caso era un encargo del Club Bilderberg —gente muy maja y campechana por cierto— que pidieron para empezar dos artículos, este era el otro. Ahora bien, puestos a tirar del hilo queremos ir un paso más allá: ¿quién está detrás del Club Bilderberg? ¿Son, por así decirlo, el monstruo final o encontraremos nuevas ramificaciones y poderes ocultos? En realidad todo forma parte de una red interconectada: el gráfico que ven sobre estas líneas muestra en rigurosa exclusiva toda la verdad, memorícenlo y difúndanlo… mientras les dejen.

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