Series en Netflix que perturbarán tu realidad y tu mente

Mientras estaba acostada y muy cerca de que me venciera el sueño, un pequeño estallido en el corazón me despertó. Había olvidado poner mi alarma y con eso me di cuenta de que no tenía idea de dónde había dejado el celular. Abrí cajones, salté al suelo para revisar debajo de la cama, vacié mi bolso, toqué los bolsillos de mis jeans y mi sudadera dos veces, pero no lo encontraba, y mientras buscada, iba imaginando lo horrible que sería mi vida a partir del momento en el que confirmara que había perdido mi celular y junto con él, la información, las fotografías, los contactos y la mitad de mi vida que guardaba en allí.

Podría jurar que además de sudar me comenzó una taquicardia y un leve mareo que después se convirtió en dolor de cabeza, no se me ocurrió nada más que llamarme para milagrosamente escucharlo en algún rincón absurdo de mi cuarto… claro, mi propio número también estaba guardado en mi celular y jamás creí necesario memorizarlo.

Traté de tranquilizarme y pensé: “Le pediré a mi hermana que me llame desde la escuela”. Claro que eso no fue posible porque la única forma que tengo de comunicarme con ella es por WhatsApp, Facebook y muy raramente por una llamada; y adivinen qué, todo eso sólo era posible si hubiera tenido un smartphone a la mano y su número, el cual, por supuesto, tampoco me sabía.

En menos de 10 minutos el mundo se me había venido abajo y me di cuenta de lo inútil que me había vuelto si no tenía mi celular en la mano, en verdad se paralizó todo a mi alrededor, ni siquiera estaba segura de poder dormir tranquila pensando en que alguien destruyera mi vida a través de posts falsos en todas las redes sociales que tenía abiertas en mi teléfono, es más, no podía ni asegurarme de levantarme a trabajar a la mañana siguiente porque la alarma que me despertaba todos los días también estaba en mi celular.

¿Con qué otra alarma cuenta uno ahora? ¿Un radio? Nadie usa radios ya, para eso tengo un iPod. ¿Un reloj digital con alarma? Por favor, solamente porque no pasó mi tarjeta pero si por mí fuera tendría un iWatch pegado a la muñeca. De hecho, el último reloj digital que vi fue el de un compañero, el más nerd de toda mi clase, cuando iba en 6º de primaria.

Entonces me di cuenta, yo no era un androide pero estaba a punto de convertirme en uno,  con tantos aparatos pegados a mi cuerpo y con la certeza de no funcionar en caso de que alguno me faltara, todo apuntaba a que estaba a un paso de volverme parte de una inteligencia artificial.

Cosas como la que acabo de contarles, pero a niveles estratosféricos, son algunas de las tramas sobre las que giran las series más perturbadoras que se han lanzado para la pantalla chica últimamente. Pues el hecho de que exista una posibilidad de que se vuelva realidad esta teoría en que la tecnología nos terminará por devorar algún día, entre otras situaciones como: portales a otros mundos, seres que no pertenecen a la Tierra y que únicamente están aquí para conquistarnos inesperadamente, formas en que grupos secretos o extraterrestres están controlando nuestras mentes, y muchas historias terroríficas más que se retoman en las series que fueron hechas para no dejarnos dormir durante varias noches.

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“Sense8”

Son 12 episodios que puedes ver en Netflix para tener pesadillas sobre visiones que te conectan con alguien más en este planeta, que no solamente escuchas, sino también sientes y ves a través de sus manos y ojos.

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“Orphan Black”

Una serie de ciencia ficción que encontrarás en varias páginas de Internet desde la primera hasta la tercera temporada, pues la cuarta se acaba de estrenar este año. Prepárate para revivir esa pesadilla en la que sueñas con otra persona idéntica a ti que quiere tomar tu lugar.

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“Black Mirror”

Ya puedes ver todas estas historias independientes de las tres temporadas de la serie en Netflix sólo para que compruebes cómo la tecnología nos está convirtiendo en robots sin vida propia.

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“Jessica Jones”

Aunque esta serie es parte de un personaje de los cómics de Marvel, no deja de perturbarnos la idea de que pueda existir alguien que controle todas nuestras acciones, al grado de ordenarnos matar a nuestros propios padres y sin pensarlo, simplemente hacerlo, como sucede en uno de los capítulos de la serie que también puedes ver en Netflix.

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“How to Get Away with Murder”

Este drama legal tiene 15 episodios para que poco a poco entiendas quién es el verdadero culpable y desquiciado personaje que convirtió a toda una clase de Derecho, incluyendo a su profesora, en parte del complot de un asesinato.

Fuente: Mejorconsalud