Análisis internacional

Análisis de la Victoria Iraní sobre Israel en la guerra de los doce días

La Guerra de los 12 días ha marcado un antes y un después en el engranaje geopolítico de Oriente Próximo, el Nuevo Orden Multipolar que Rusia y China quieren crear se ha salvado con la salvación de la República Islámica de Irán, sin embargo, en este conflicto se han dilucidado dos formas de ver Oriente Próximo.

Análisis de la Victoria Iraní sobre Israel en la guerra de los doce días

Autor: El Ciudadano

Por Koldo Salazar López, Otra Lectura

La Guerra de los 12 días ha marcado un antes y un después en el engranaje geopolítico de Oriente Próximo, el Nuevo Orden Multipolar que Rusia y China quieren crear se ha salvado con la salvación de la República Islámica de Irán, sin embargo, en este conflicto se han dilucidado dos formas de ver Oriente Próximo.

Muchos cantan victoria, sin embargo en este artículo vamos a analizar las razones por la cual Irán ha ganado y no Israel. Vamos a analizar la victoria táctica israelí y la victoria estratégica iraní, conceptos muy diferentes, ya que muchos claman la victoria de Israel pero si tal cosa fuera así sería una victoria pírrica cuyos beneficios pierden todo el valor si nos atenemos a las pérdidas geopolíticas.

Cierto es que Israel ha demostrado una superioridad en el dominio del aire muy clara, la capacidad de penetrar en el espacio aéreo ha sido total y las capacidades del Mossad han quedado confirmadas una vez más. No en balde los servicios secretos israelíes son de los mejores del mundo (Mossad, Shin Bet y AMAN).

El primer golpe fue demoledor, la superioridad aérea y de inteligencia desmontó por sorpresa (replicando la Guerra de los Seis Días) las defensas aéreas, acabaron con la cúpula del Sepah Pasdarán y castigaron las bases y administración militar del país.

Sin embargo, las instalaciones militares castigadas estaban situadas en el oeste del país, en la zona del este apenas penetraron los israelíes. Mención aparte a los ataques a las instalaciones nucleares iraníes (Natanz, Fordow y Isfahan), pero otras muchas instalaciones siguen funcionando.

Sin embargo, la respuesta iraní fue inesperada, la capacidad misilística, que contrasta con la obsoleta fuerza aérea iraní compuesta por F14 y Su-27. La capacidad de impactar en territorio israelí y hacer daño a la infraestructura de Tel Aviv y Haifa, puerto clave para la ruta logística terrestre Omán – Haifa que conecta India con el Mediterráneo.

El mantenimiento del pulso, la regeneración de los mandos militares iraníes, la recuperación en tres días de una gran parte de la defensa antiaérea pudo hacer que militarmente Irán pudiera resistir en el tiempo y devolver los golpes de Israel.

Asimismo, las negociaciones del programa nuclear iraní, totalmente estancadas frente al no rotundo de Teherán y su salida de la Organización Internacional de la Energía Atómica (como en su momento hizo Corea del Norte o Israel, que ni siquiera entró) es una victoria estratégica al nivel del temblor que generó en Occidente y China el cierre del Estrecho de Hormuz, por donde pasa más del 20% del petróleo del mundo y qué hizo que el mercado tuviera que «apostar» a la baja con los índices petroleros Western Texas Intermediate y el Brent para compensar así la predecible subida del Crude Dubai, a pesar de los intentos de la OPEP+ por equiparar la producción a la iraní antes de la guerra para erosionar la economía persa.

Esta amenaza hizo que China decidiera desinvertir los 400.000 millones en Irán (que ahora en paz volverá a fluir) y que Estados Unidos se tomara en serio tanto las implicaciones de la guerra Irán – Israel a largo plazo o la entrada de Estados Unidos.

Asimismo, Irán ha descubierto que sus alianzas globales (Rusia y China) han actuado dentro de la línea diplomática, sin grandes declaraciones ni intervenciones como las de Trump o Macron, pero sin dejar de apoyar a Irán como siempre han hecho. De hecho Putin quiso desarrollar una defensa antiaérea conjunta que Irán rechazó y siempre han ayudado a Irán con tecnología nuclear.

Por lo tanto, Irán aprovechó su posición geopolítica dentro del mundo multipolar, su capacidad misilística y su posición geográfica para buscar una posición eficiente. Pakistán, Iraq y Corea del Norte se posicionaron abiertamente con Irán y brindaron ayuda.

Sin embargo, esta victoria estratégica iraní no sólo se debe a la capacidad de golpear a Israel (lograron asustar a la sociedad israelí), ni a poner a toda la Comunidad Internacional con el corazón en vilo por el cierre de Hormuz y el eventual cierre de Bab el Mandeb a través de los Hutíes.

Se puso de relieve tanto la posición favorable a Israel de Azerbaiyán pero, al mismo tiempo, el apoyo a Irán de países como Arabia Saudí o Kuwait. Sin embargo, otra razón por la cual Irán ha vencido en la guerra es por la salida de la OIEA, y la negativa a recibir a su líder, Grossi. Una salida que nadie puede contestar debido a la situación y el papel de esa organización internacional, que no previno el ataque a pesar de sus informes favorables a Irán.

Sin esta correa internacional, Irán dispone de plena libertad y de mayor velocidad de acción. Otra razón positiva es la capacidad de revisar la percepción del Eje de la Resistencia.

El Eje de la Resistencia ha resultado ser humo y no ha cumplido ninguna de sus funciones, ni logró atacar y hacer daño a Israel, ni son capaces de defenderse a sí mismo ni a Irán, por lo que la valoración es negativa en general salvo en el caso Huti y en Iraq.

En el caso palestino y libanés, la tasa de retorno en beneficios frente a lo invertido es negativa, no logran objetivos, generan mucho gasto económico y provoca controversias diplomáticas y geopolíticas que sitúan a Irán como un patrocinador del terrorismo. Los Hutíes no pueden hacer más de lo que hacen, que tampoco es mucho y en Iraq poseen una gran voluntad, pero poca operatividad en esta nueva fase de guerra Estado – Estado.

En la guerra entre Milicias terroristas como DAESH – Estado, las milicias del eje funcionan, pero parece que estamos en un nuevo episodio. Bajo mi punto de vista Irán debe reconsiderar esa estructura, reducir drásticamente la inversión económica y militar y centrarse en la parte social y política a fin de convertir estos grupos en lobbys e incrustarlos en el sistema político, económico y mediático al tiempo que introduce los elementos militares dentro del organigrama centralizado y estatalizado de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, ya que estos grupos no serían ajenos a la influencia mediática, política y social de Irán a través de lobbys y soft power, mucho más barato.

Parte de ese dinero ahorrado se podría reinvertir en la modernización de la fuerza aérea, en el aumento de los presupuestos de infraestructura civil y militar, en la mejora del I+D+I militar y civil así como en el aumento de los presupuestos de los servicios de inteligencia que, curiosamente, deberían intentar ser lo más parecidos posibles a los de Israel.

Sobre los servicios de inteligencia, este ataque tan brutal descubrió la amplia red de espías, fuerzas infiltradas en organismos civiles, militares y de inteligencia iraní. El pensamiento israelí de una derrota rápida se quebró con la respuesta iraní y la detección de que la operación en curso había requerido de amplios recursos de inteligencia, incluso las llamadas, filtradas, del Mossad a oficiales iraníes confirmaron eso y ante la situación, otra victoria iraní ha sido la capacidad de detectar, investigar y comenzar a desarticular esas redes, generando perdidas a Israel, sobre todo entre grupos kurdos y baluchíes que claramente dijeron, en este caso los kurdos, que esperaban órdenes de Israel para actuar, por lo que los servicios de inteligencia iraníes tienen datos suficientes para desmontar y hacer mucho daño a las capacidades operativas israelíes en el territorio.

Por otro lado, el discurso; Trump, Netanyahu y Reza Pahlavi, hijo del depuesto Shah Mohamed Reza Pahlevi, llamaron durante varios días a la sedición y a las protestas iraníes contra Jamenei, que no se produjeron. Reza Pahlavi incluso mostró sus planes de gobierno, declaró que estaba en contacto con generales iraníes que querían dar un Golpe de Estado, llamó a la gente a alzarse incluso exigió a Jamenei que se rindiera y entregara, que recibiría un juicio justo.

Muchos opositores a los ayatollah, al ver su país atacado dejaron de lado su animadversión a la República Islámica de Irán y apoyaron a su país e hicieron oídos sordos a estas llamadas, de hecho Reza Pahlavi perdió los pocos apoyos iraníes que pudiera tener y fue acusado de vendido y traidor. En este sentido si en estas circunstancias, tras ser atacados de tal forma, con guerra clásica, híbrida, de inteligencia y con discursos de este tipo la sociedad iraní apoyó al estado, los ayatollah deben entender que liberalizar (dentro de lo normal y lo lógico, atendiendo al contexto sociocultural) la sociedad iraní en temas como el velo o el acceso a internet, vendido incluso como una nueva fase revolucionaria tras la Guerra de los Doce Días, sería positivo y ampliaría la sensación de victoria, ya que si los mensajes de Trump, Netanyahu y Reza Pahlavi en una guerra y con bombas cayendo sobre Teherán no ha alzado a la gente contra Jamenei, videos de TikTok o posts en redes sociales no lo van a hacer.

En definitiva, Irán se ha mantenido firme, ha sufrido perdidas personales y militares pero no ha perdido ni su programa nuclear y ha salido reforzado política y socialmente dentro de Irán y a nivel internacional, geopolíticamente, también frente a un Israel que no ha podido cumplir sus objetivos: destruir el programa nuclear ni derrocar a Jamenei.

Sin embargo, esto no ha acabado.


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