El día que el Partido Comunista le ganó al Frente Amplio y la Concertación juntos

Un 29 de junio de 2025 el Partido Comunista se abre las puertas para conquistar la Presidencia de Chile.

El día que el Partido Comunista le ganó al Frente Amplio y la Concertación juntos

Autor: El Ciudadano

29 de junio de 2025 quedará escrito en la historia reciente del progresismo chileno como un día de inflexión. No solo por el ejercicio democrático de una primaria presidencial entre fuerzas que hace una década parecían irreconciliables en una papeleta unitaria, sino por el desenlace: el Partido Comunista de Chile, históricamente relegado a los márgenes del poder institucional, se impuso a la maquinaria conjunta del Frente Amplio y de lo que queda de la otrora poderosa Concertación.

A contramano de los pronósticos moderados, de las encuestas tibias y de los análisis autocomplacientes, la candidato comunista, Jeanette Jara,  triunfa con una ventaja clara, amplia y simbólicamente devastadora. Porque no le ganó solo a un nombre o a una figura. Le ganó también a  una generación política que prometió cambiarlo todo y terminó atrapada en los pliegues del sistema que juró superar: el sistema neoliberal.

Al momento del cierre de edición de éste artículo con el 99,31 %.. de las mesas escrutadas, la candidata Jeanette Jara (PC) obtiene para sí el 60,20% de los votos. Carolina Tohá 28,03% (SD), Gonzalo Winter (FA) 9,02% y Jaime Mulet (FRVS) (2,75%). El total de los votos incluidos nulos y blancos es de 1.413.284 votos.

La derrota del progresismo sin proyecto

Desde la llegada de Gabriel Boric a La Moneda en 2022, el Frente Amplio se enfrentó a la paradoja de gobernar sin desobedecer a los patrones del capital y a los financistas extranjeros históricos de sus partidos y fundaciones.  La voluntad de transformación quedó contenida por los amarres constitucionales, falta de votos necesarios en el Congreso, los pactos preferenciales con actores claves del mercado y una serie de decisiones -como la defensa del acuerdo Codelco-SQM- que han erosionado el capital ético del Frente Amplio, lo que se ve hoy reflejado en su derrota.

A eso se suma una Concertación fatigada, sin alma ni relato, que hace años abandonó cualquier pulsión transformadora  para sobrevivir como apéndice institucional instrumental a la tecnocracia neoliberal y el capital. La primaria de hoy fue, en muchos sentidos, el epitafio de esa coalición: sin programa, sin bases, sin votos.

El PC y la fidelidad al discurso

En contraste, el Partido Comunista leyó bien el momento histórico. Apostó por un discurso coherente, de principios claros,  sin ambigüedades tácticas y evitó con cuidado el respaldar las decisiones de aliados internacionales, altamente cuestionados por la prensa pro imperialista chilena.

Su candidata, defendió la renacionalización del litio y el no hacer negocios que favorecen a los nietos de Pinochet, diferenciándose de Winter y Tohá, defendió una  reforma tributaria estructural, y la profundización democrática desde una izquierda sin complejos.

Donde otros ofrecieron matices, el PC ofreció definiciones. Donde unos se desmarcaron de sus propias promesas, el PC habló en nombre de la continuidad histórica de las luchas sociales. Y el electorado progresista -castigado, escéptico, pero no resignado- respondió con fuerza.

“Hoy no solo ganamos una primaria, ganamos una batalla por el alma de la izquierda chilena”, dijo un politólogo amigo de El Ciudadano quien prefirió reservar su identidad.

Un golpe al centro político y lo que viene: Unidad para vencer

La derrota del Frente Amplio es más que un traspié electoral. Es el reflejo de una crisis de identidad. Convertido en administrador de lo posible, el FA pagó caro su progresiva institucionalización, y su distancia creciente con las bases sociales que lo llevaron al poder.

“El Frente Amplio ya no representa un proyecto de transformación, sino un intento de gestión eficiente del modelo”, señaló una ex dirigente estudiantil tras conocerse los resultados. Y es que lo que ocurrió hoy, no es simplemente el triunfo de una candidatura altamente empatica. Es una impugnación a la izquierda tecnocrática, a la izquierda que administra el modelo neoliberal, a la izquierda que teme nombrar al enemigo.

Con este resultado, el mapa político de cara a las presidenciales se reordena por completo. La derecha observa expectante, e intentará dividir al progresismo, pero  éste debe demostrarse más unido que nunca y  con respeto por la candidata ganadora para apoyarla con todo y así va ser.

También al interior de las fuerzas transformadoras hay quienes ven en este resultado una oportunidad: la de volver a conectar con el movimiento popular, con la calle, con los sueños postergados.

El día que el Partido Comunista le ganó al Frente Amplio y la Concertación juntos no es solo un dato electoral. Es un signo de época donde el Partido tiene un gran desafío por delante el saber hacer confluir a todas las fuerzas del progresismo y de la izquierda chilena en un bloque unitario donde el programa y los deseos más profundos de los pueblos de Chile sean los que marquen la hoja de ruta.

Habrá que expulsar los fantasmas de que es imposible que un comunista gane la presidencia en Chile, y trabajar para sacar del imaginario que Chile es un país anticomunista y toda esa narrativa que ha sido reforzada por los medios de comunicación defensores del modelo.

Habrá que vencer el pronóstico mañoso de que si pasaba Jeanette Jara se le facilitaba el camino a la derecha para triunfar en segunda vuelta y tenemos tiempo para demostrar que las virtudes que rodean a la candidata son suficientes como que la Unidad del progresismo es amplia y sellada con fuego para derrotar al fascismo.

El Ciudadano


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