Mauricio Ponce, uno de los cinco exfuncionarios de la Fuerza Aérea de Chile (FACh) detenidos e imputados por el traslado de droga en un vuelo institucional, confesó su participación en varias operaciones ilícitas que se remontan, al menos, a enero de este año.
En un informe de la PDI revelado por Mega, Ponce —de 31 años, ex cabo primero con 12 años de servicio antes de ser expulsado— detalló cómo aprovechó su posición para transportar estupefacientes, incluyendo ketamina, utilizando recursos militares.
Durante su interrogatorio, Ponce admitió que su vinculación con el narcotráfico comenzó tras una comisión de servicio a Iquique.
«Esto no comenzó en el mes de mayo, sino en la última semana de enero, una vez que fui de comisión de servicio a la ciudad de Iquique por cinco días en el (avión) Hércules», declaró.
Su testimonio revela que la red operaba con coordinación interna, aprovechando la logística de la FACh. Uno de los envíos más recientes ocurrió el 17 de junio, cuando Ponce contactó a un sargento identificado como «M.» para trasladar una maleta.
«Ese día coordiné con el sargento M., a quien le pedí el favor del traslado de la maleta, a lo cual accedió. Le comento que esta maleta trasladaba ropas y una botella de whisky», relató.
Sin embargo, según el testimonio de un cabo segundo de iniciales E.V., la maleta en cuestión fue dejada en el hangar del Hércules y retirada al día siguiente.
«Soy el contacto»: La entrega de ketamina
El cabo E.V.. declaró haber sido el nexo entre Ponce y los narcotraficantes. Según su versión, facilitó la entrega de 1 kilo de ketamina en una mochila azul.
«Realicé las coordinaciones para que Ponce se comunicara con la gente encargada de entregarle la droga. Se le hizo entrega de una mochila color azul a Ponce, la que mantenía 1 kg de ketamina», afirmó, según consignó Radio Cooperativa.
Ponce, por su parte, describió el momento en que recibió la droga de manos de desconocidos:
«Me estaba esperando una camioneta tipo SUV color negra. Al llegar, me subo atrás. Uno (de los sujetos presentes), al parecer, era extranjero, mientras que el copiloto era chileno. Él se comunicaba de una forma flaite. Comenzó a llamar por videollamada al cabo E.V. y luego que este contestara, el sujeto me apunta a la cámara y consulta si yo soy el contacto. E.V. dice que sí y se me hace entrega de una mochila color azul oscuro», reconoció.