Los reporteros, incluyendo a Anas al Sharif, fueron asesinados al interior de una carpa en la entrada del hospital Al Shifa en Gaza.
Este domingo 10 de agosto todo el equipo de periodistas de Al Jazeera en Gaza fueron asesinados por un ataque de las Fuerzas de Defensa de Israel.
Uno de los principales rostros de la cobertura del genocidio palestino en Gaza, Anas al Sharif, de solo 28 años de edad, murió luego de ser bombardeado en el interior de una carpa de periodistas ubicado en la entrada del Hospital Al Shiga en la ciudad de Gaza.
Este ataque fue dirigido selectivamente en contra del equipo periodístico de Al Jazeera en la Franja de Gaza, donde también murieron los camarógrafos Ibrahim Zaher, Mohammed Noufal y Moamen Aliwa y el corresponsal Mohammed Qreiqeh. Las Fuerzas de Defensa de Israel reconocieron el ataque, acusando a los periodistas de liderar una «célula terrorista de Hamás».
Los ataques de Israel en contra de periodistas han provocado más de 200 periodistas y trabajadores de medios de comunicación asesinados desde el 7 de octubre de 2023.
Últimas palabras de Anas Jamal al-Sharif
Desde Gaza, el 06 de abril de 2025, Anas al Sharif escribió sus últimas palabras:
Esta es mi voluntad y mi último mensaje. Si estas palabras llegan a ustedes, sepan que Israel ha logrado matarme y silenciar mi voz. Ante todo, la paz, la misericordia y las bendiciones de Dios sean con ustedes. Dios sabe que he puesto todo el esfuerzo y la fuerza que tenía para ser un apoyo y una voz para los hijos de mi pueblo, desde que abrí los ojos a la vida en los callejones y barrios del campamento de refugiados de Jabalia.
Mi esperanza era que Dios prolongara mi vida hasta regresar, junto a mi familia y seres queridos, a nuestra ciudad original de Ascalón ocupada (“Al-Majdal”). Pero la voluntad de Dios fue anterior y su decreto, ineludible.
Viví el dolor en todos sus detalles, probé la pena y la pérdida muchas veces, y aun así nunca dejé de transmitir la verdad tal cual es, sin falsificación ni distorsión, con la esperanza de que Dios sea testigo de quienes callaron y aceptaron nuestra matanza, de quienes nos asfixiaron y a quienes los cuerpos de nuestros niños y mujeres despedazados no les movieron el corazón, ni detuvieron la masacre a la que nuestro pueblo ha estado expuesto desde hace más de un año y medio.
Les encomiendo Palestina, la joya de la corona de los musulmanes y el latido del corazón de todo hombre libre en este mundo. Les encomiendo a su gente y a sus niños pequeños oprimidos, a quienes la vida no les dio tiempo para soñar y vivir en seguridad y paz. Sus cuerpos puros fueron aplastados por miles de toneladas de bombas y misiles israelíes, desgarrados y esparcidos sus restos sobre las paredes. Les encomiendo que no los silencien las cadenas, ni los inmovilicen las fronteras, y que sean puentes hacia la liberación de la tierra y de las personas, hasta que el sol de la dignidad y la libertad ilumine nuestra patria arrebatada.
Les encomiendo a mi familia. Les encomiendo a la niña de mis ojos, mi querida hija Sham, a quien los días no me dieron oportunidad de ver crecer como soñaba. Les encomiendo a mi amado hijo Salah, con quien deseaba estar para serle apoyo y compañero de camino hasta que se fortaleciera y pudiera cargar mi carga, y continuar el mensaje. Les encomiendo a mi amada madre, que con la bendición de sus oraciones alcancé lo que alcancé, y cuyas súplicas fueron mi fortaleza y su luz mi guía. Pido a Dios que fortalezca su corazón y le recompense por mí con la mejor recompensa. Y también les encomiendo a la compañera de mi vida, mi amada esposa, la madre de Salah, Bayan, a quien la guerra separó de mí por días y meses largos, pero que permaneció fiel a la promesa, firme como el tronco de un olivo que no se dobla, paciente y confiada en Dios, cargando la responsabilidad en mi ausencia con toda fuerza y fe.
Les encomiendo que se unan a ellos y que sean su apoyo después de Dios, el Altísimo. Si muero, muero firme en el principio, y testifico ante Dios que estoy complacido con Su decreto, creyendo en Su encuentro y convencido de que lo que está junto a Dios es mejor y más duradero. ¡Oh Dios! Acéptame entre los mártires, perdóname mis pecados pasados y futuros, y haz de mi sangre una luz que ilumine el camino de la libertad para mi pueblo y mi familia.
Perdónenme si he fallado y recen por mí para que Dios me tenga misericordia, pues he seguido la promesa y no he cambiado ni alterado. No olviden Gaza… Y no me olviden en sus oraciones sinceras pidiendo perdón y aceptación.