El origen “sencillo” de José Kast bajo la lupa

Un spot de su franja presidencial reabrió el debate sobre el verdadero origen social del candidato republicano. El recorrido de su familia, su educación y sus negocios tensionan ese relato.

El origen “sencillo” de José Kast bajo la lupa

Autor: Camila Silva Cortés

Estamos ad portas de las próximas elecciones presidenciales, y en este escenario cada gesto, declaración y guiño comunicacional de los candidatos importa. Esta semana llamó la atención uno de los cortos de la franja presidencial del republicano José Kast, donde aseguró provenir de una familia de origen “sencillo”. La afirmación encendió rápidamente las dudas entre la ciudadanía y en redes sociales. Surge entonces la pregunta: ¿proviene realmente José Kast de un origen humilde?

El trasfondo familiar de José Kast  tensiona su relato de “origen sencillo”. Su padre, Michael Kast Shindele, llegó a Chile en 1950 tras la Segunda Guerra Mundial y se instaló en Paine junto a su esposa, Olga Rist. La historia del clan ha sido objeto de debate público, tanto por su pasado como por el perfil socioeconómico que alcanzaron en el país.

El ingreso de Michael Kast al Partido Nacionalsocialista Alemán quedó documentado en archivos oficiales alemanes, aunque su familia insiste en desconocer esa participación. Más allá de esa polémica, su vida en Chile estuvo marcada por una rápida consolidación económica y un ascenso sostenido en el tiempo.

Profundamente religiosos y vinculados al movimiento apostólico de Schoenstatt, Michael y Olga criaron a sus diez hijos en un entorno estructurado y con crecientes comodidades. Hoy, ese legado se proyecta en decenas de nietos y bisnietos, y en una trayectoria familiar que difícilmente encaja con la idea de un origen humilde.

Una década después de su llegada, el matrimonio abrió un local de cecinas y sándwiches en el camino al sur. El negocio prosperó con fuerza y permitió la apertura de otros locales en Talagante, Rengo y Mostazal. Esa expansión dio origen a una empresa familiar reconocida, lejos de cualquier escenario de precariedad.

Antes de ese despegue, la familia Kast había incursionado en distintas actividades productivas en un terreno en Paine, probando diversos rubros hasta dar con un negocio rentable. Ese proceso derivó, a comienzos de los años sesenta, en la instalación de una pequeña fábrica de cecinas.

Ese giro marcó el punto de inflexión del proyecto familiar. La apertura del primer local al público y su posterior expansión consolidaron una base económica estable, que permitió el crecimiento sostenido del negocio en los años siguientes.

José Antonio Kast Rist nació en 1966, cuando la empresa ya estaba en funcionamiento y en etapa de crecimiento. De este modo, más allá de los primeros intentos comerciales de sus padres, el candidato creció en un contexto de estabilidad económica, alejado de una realidad de precariedad.

Con ese escenario ya consolidado, José Kast se incorporó formalmente a la empresa familiar a fines de los años ochenta, cuando aún era estudiante de Derecho en la Universidad Católica. A través de un traspaso de participación, pasó a integrar la propiedad de Cecinas Bavaria siendo todavía universitario, en una situación muy distante de la mayoría de los estudiantes, que deben trabajar para costear sus estudios o dependen de becas para poder mantenerse.

A comienzos de la década de los noventa, tras el retiro definitivo de sus padres, la propiedad de la empresa quedó en manos de los hermanos Christian y José Kast. Ese mismo período coincidió con una fuerte valorización del negocio y con su consolidación como uno de los principales activos del grupo familiar.

Con el paso del tiempo, Kast redujo su participación en la firma y su hermano quedó como controlador mayoritario. Para entonces, la empresa ya había desarrollado una amplia red de locales, que hacia 2019 incluía restaurantes, cafeterías, rotiserías y centros de distribución en distintas zonas del país.

El origen “sencillo” frente a una educación de élite

Por otro lado, los estudios de José Kast tampoco dan cuenta de un origen sencillo y humilde, pues cursó su enseñanza básica y media en el reconocido Colegio Alemán, que hoy en día tan solo su matrícula alcanza las 12.50 UF, es decir unos 495 mil pesos y su colegiatura anual asciende a 193.22 UF, lo que equivale a 7.620.290 pesos

Esto implica un pago mensual que supera con creces el sueldo mínimo vigente en Chile, una cifra que resulta inalcanzable para la mayoría de las familias de origen humilde, y que refuerza las dudas sobre el relato de austeridad que hoy intenta proyectar el candidato.

Y su privilegiada educación no solo se queda ahí, al terminar sus estudios secundarios José Kast entró a estudiar derecho en la Universidad Católica de Chile, reconocida como una de las mejores universidades del país y por tener gran cantidad de alumnos provenientes de familias privilegiadas. Hoy en día el arancel de aquella carrera en la UC es de $7.752.000, otra cifra difícil de cubrir para la mayoría de las y los chilenos. 

Entre el discurso y el historial económico

Tras egresar de Derecho en la UC, Kast se vinculó de lleno a los negocios familiares antes de iniciar su carrera política. Durante más de una década participó directamente en la administración del patrimonio del grupo, tanto como socio como en funciones ejecutivas.

De acuerdo a un reportaje de revista Capital, hacia 2017 el eje principal de los ingresos del conglomerado ya no estaba en las cecinas, sino en las inversiones inmobiliarias y hoteleras, con presencia en Chile y el extranjero. Ese negocio era liderado por Christian Kast, con participación minoritaria de José Kast.

Pero los negocios del republicano no quedan ahí, ya que una investigación del medio Interferencia, reveló que el candidato durante varios años intervino en debates y votaciones sobre educación sin hacer pública su vinculación directa con un establecimiento escolar privado del que era propietario.

Se trata del Colegio Campanario de Buin, donde Kast aparece como propietario desde 1998, por medio de la sociedad Inmobiliaria e Inversiones Padua donde también participa su esposa, María Pía Adriasola, quien además forma parte del directorio del plantel. En 2021, el establecimiento obtuvo utilidades por $180 millones.

A la luz de estos antecedentes, el relato de un “origen humilde” aparece, al menos, como una construcción discutible. Su trayectoria familiar, educacional y empresarial muestra un recorrido marcado por la estabilidad económica y el acceso a espacios de privilegio desde temprana edad.

Instalar la idea de la humildad no es una decisión inocente en tiempos electorales. Apela a la cercanía con sectores populares y busca generar identificación emocional con el electorado.

Por lo mismo, contrastar el discurso con los hechos resulta clave para un debate informado. Más aún cuando se trata de figuras que aspiran a conducir el país y a representar realidades que, en muchos casos, les han sido ajenas.


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