Por Eliana Cardoch-Meza

El triunfo de José Antonio Kast no constituye simplemente un giro hacia la derecha en la política institucional. Lo que está en juego es algo más profundo: una operación restauradora que moviliza selectivamente el pasado para legitimar transformaciones en el presente. Comprender este fenómeno exige nombrarlo con precisión.
La literatura ha debatido cómo nombrar estas fuerzas. Ultraderecha y extrema derecha capturan la radicalidad, pero sin problematizar la relación con el tiempo histórico (Canary, 2024). Movimientos antigénero (Junqueira, 2018) visibiliza alianzas entre actores religiosos y políticos, aunque circunscribe el fenómeno al campo del género sin abordar a cabalidad su sustrato restaurador del orden capitalista. El neoconservadurismo (Apple, 2002; Rojas, 2024) captura la combinación entre valores tradicionales y neoliberalismo, pero el prefijo «neo» sugiere novedad allí donde lo central es otra cosa.
Propongo que la categoría de agenda restauradora resulta más precisa. Aglutina un afán por salir de la crisis capitalista a través de su reactualización, por restituir el orden colonial y patriarcal, los valores católicos y, sobre todo, por restaurar un determinado orden social que solo existe en la articulación política del presente. Hablar de restauración podría sugerir un simple retorno al pasado. Cadahia (2025), retomando a Enzo Traverso, advierte contra pensar estos procesos como meros resabios históricos, destacando lo que hay de inaudito en esos supuestos sedimentos. No se trata de un pasado que literalmente retorna, sino de una operación política que construye selectivamente un pasado imaginado —antojadizo, hasta ahistórico— para legitimar transformaciones presentes. Ese pasado no existe más que en el presente: la restauración no es regresiva sino generativa.
Esta distinción no es un ejercicio académico vacío. En Chile, la agenda restauradora en educación ya tiene historia. En 2021, diputados republicanos solicitaron vía oficio a las universidades del CRUCH información sobre funcionarios vinculados a estudios de género, diversidad sexual y feminismo (Castillo, 2021). En 2022 se viralizaron tesis de la Universidad de Chile sobre pedagogía y deseo en sentidos deleuzeanos. Desde 2024, la Doctora Elisa Loncón ha recibido hostigamientos misóginos y racistas por su sabático en la Usach, tras otra solicitud de investigación parlamentaria. Las hostilidades fluctúan entre dispositivos institucionales y acoso virtual.
Con el triunfo de Kast, una de sus principales figuras se transforma en primera dama.
María Pía Adriasola: el brazo lobbista de la restauración
La futura primera dama y fundadora de la Fundación Cuide Chile ha sido la operadora del Partido Republicano en materias de género. Desde 2018, esta organización ha intervenido en al menos catorce comisiones parlamentarias para oponerse a legislar contra la discriminación de género, a la educación sexual integral y al derecho a filiación de hijos en parejas del mismo sexo. En 2020, Adriasola expuso ante la Comisión de Educación que la abstinencia sexual es el método más efectivo para prevenir embarazos no deseados.
Lo significativo no es solo el contenido de estas posiciones, sino la operación discursiva. Adriasola se ha autodefinido como «feminista» de la segunda ola, criticando sectores «radicalizados» de la tercera. Esta apropiación ilustra cómo opera la agenda restauradora: no mediante el rechazo frontal de las conquistas, sino a través de su resignificación. Se invoca un feminismo imaginado del pasado —moderado, familiar— para deslegitimar las demandas contemporáneas por autonomía e identidad de género.
La noción de «ideología de género», piedra angular de esta agenda, tiene una genealogía que Butler (2024) rastrea en las intervenciones del Vaticano desde Beijing 1995. Esta construcción opera como catalizador de articulaciones que trascienden divisiones tradicionales (Jancik y Lione, 2019), convirtiendo los cuerpos feminizados y trans en chivo expiatorio del desorden social.
Pero a partir de la fragilidad normativa en Educación que heredara el gobierno de Gabriel Boric, lo que viene en materia de educación y políticas de género pareciera ser nuevas formas de subjetivación y orden social. Y encuentra un terreno fértil: el gobierno de Gabriel Boric no logró —o no quiso— consolidar políticas de Estado en materias de género y diversidad en educación. En su cuenta pública de 2022, Boric anunció el ingreso de un proyecto de ley para una Política Nacional de Educación Sexual Integral. Sin embargo, el proyecto fue postergado sucesivamente, rebautizado como «Educación en Afectividad y Sexualidad Integral» ante resistencias internas, y finalmente relegado a segundo plano cuando Nicolás Cataldo asumió el Ministerio de Educación a fines de 2023. Nunca llegó al Congreso.
Esta omisión deja un vacío que la agenda restauradora podrá explotar. Gran parte de los avances en inclusión y reconocimiento de la diversidad en el sistema escolar dependen de instrumentos normativos frágiles: el Decreto Exento N° 83 de 2015, que establece criterios de adecuación curricular para estudiantes con necesidades educativas especiales, y la Circular N° 812 de la Superintendencia de Educación, que garantiza el derecho a la identidad de género de estudiantes trans desde 2021. Ambos son decretos exentos y circulares administrativas —no leyes— que un nuevo gobierno puede derogar o modificar sin pasar por el Congreso.
Las hostilidades antigénero no se desplegarán necesariamente como clausuras institucionales abruptas, sino como ensamblajes sutiles: deslegitimación de saberes, desfinanciamiento progresivo, hostigamiento digital, derogación silenciosa de normativas. Un asedio sin cierre evidente, una hostilidad sin prohibición formal.
Nombrar con precisión lo que está ocurriendo es el primer paso para resistirlo. No enfrentamos simplemente a la derecha, sino a una agenda restauradora articulada transnacionalmente, que hace del rechazo al género un elemento central de su proyecto rearticulación capitalista. En Chile, una de sus principales exponentes será la primera dama.
Por Eliana Cardoch-Meza
Doctorante en Educación, Pontificia Universidad Católica de Chile. Académica escuela de Educación, Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
Referencias
Apple, M. (2002). Educar «como Dios manda». Paidós.
Butler, J. (2024). Who’s Afraid of Gender? Farrar, Straus and Giroux.
Cadahia, L. (2025). Colombia, un país a contramano. Jacobin América Latina, (11).
Canary, A. (2024). Las crisis del neoliberalismo. Jacobin América Latina, (12).
Castillo, A. (2021, 28 de julio). Diputados de extrema derecha piden a universidades entregar nómina de académicos vinculados a estudios de género. El Desconcierto.
Jancik, I. G. y Lione, S. (2019). Las políticas de género de Cambiemos. Análisis de las acciones del Instituto de la Mujer desde una perspectiva feminista. 4tas Jornadas de Ciencia Política del Litoral. Universidad Nacional del Litoral. https://www.aacademica.org/guadalupejancik/6
Junqueira, R. D. (2018). A invenção da «ideologia de gênero»: a emergência de um cenário político-discursivo e a elaboração de uma retórica reacionária antigênero. Psicología Política.
Rojas, M. T. (2024). Neoconservadurismo en la educación chilena: emergencia de los actores antigénero en el debate público. Educação & Sociedade, (45). https://doi.org/10.1590/ES.274884
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