Usuarios critican el «apagón mediático» de la delincuencia tras elecciones: acusan a canales de TV de fabricar realidad y sembrar miedo con fines políticos electorales
Una editorial del medio ElPeriodico.CL titulado «Fin de los portonazos: Cuando los canales de televisión fabrican la realidad y ni se avergüenzan» ha generado amplio debate, al denunciar una abrupta y sospechosa desaparición del tema de la inseguridad en la agenda noticiosa tras el fin del ciclo electoral.
La publicación acusa a los medios tradicionales, especialmente la televisión, de haber construido durante meses una narrativa de caos y miedo que, tras las elecciones, fue sustituida por contenidos «livianos y amables» sin explicación alguna.
El texto señala que, durante la campaña, la pantalla se saturó con una «rutina casi hipnótica: portonazos 24/7, asaltos, asesinatos, balaceras, el Tren de Aragua convertido en protagonista permanente, imágenes recicladas una y otra vez». Este relato, carente de contexto histórico o comparativo, instaló la sensación de un «Chile fuera de control«. Sin embargo, «de pronto, como si alguien hubiese movido un interruptor, esa realidad desapareció de la pantalla», siendo reemplazada por notas de color, farándula y gastronomía. «El contraste es brutal y revelador», sentencia la editorial de ElPeriodico.CL.
La pieza periodística va más allá, afirmando que esto evidencia que «la inseguridad fue utilizada (como siempre) como una herramienta política, no solo como un tema informativo. Fue administrada, amplificada y dosificada según la conveniencia del momento». Critica el rol de los medios, señalando que «cuando todos deciden lo mismo al mismo tiempo, no estamos frente a una coincidencia editorial, sino frente a una narrativa diseñada. En ese punto, la información deja de ser servicio público y se convierte en propaganda encubierta». Lo más grave, concluye, es «el descaro con que se manipula el clima social».
La editorial plantea una pregunta incómoda que, según su autor, nadie en televisión se hace: «¿por qué el país parecía arder durante la campaña y, casualmente, se volvió más ‘vivible’ al día siguiente de la elección?».
La reflexión final apunta a la responsabilidad de los medios en una democracia, que deberían fiscalizar el poder y no, como sugiere el texto, «fabricar realidades» para luego lavarse las manos.
Un usuario en redes sociales recordaba el comparado de seguridad entre primer semestre del 2024 y 2025: “En este año se registró una fuerte baja en encerronas y portonazos. No sea flojo, busque información antes de opinar”.
Eco en redes sociales: ironía y críticas ciudadanas
La crítica ha resonado fuertemente en la plataforma X, donde usuarios de diversas tendencias han ironizado sobre el súbito «fin» de la delincuencia, coincidiendo con el mensaje central del editorial. Las publicaciones reflejan desconfianza y un sentimiento de manipulación mediática:
- @p4purrip0p escribió: «Y así por arte de magia se terminaron los asaltos, portonazos, migrantes en las fronteras tratando de salir del país … Los medios de desinformación ya terminaron su trabajo».
@Actiniariahexa publicó de manera irónica: «Que bueno que se acabaron los portonazos y la delincuencia en Chile. GRACIAS BORIC!!» y en otro post: «Que lindo Chile con el Boric. Ya se acabaron los portonazos y la delincuencia 😎».
- @tainitoon preguntó simplemente: «¿Se acabaron los portonazos?».
- @Gatablanca87 hizo una polémica analogía histórica: «12 de septiembre 1973, aparece toda la mercadería escondida. 15 diciembre 2025, se terminan los portonazos y encerrona en TV».
- @Mike_Demonio analizó: «Los canales ya habrían recibido las órdenes de bajar el nivel de miedo en sus emisiones… Se nota que el portonazo pasó de moda y ya no es útil. Comienza el mundo de fantasía».
- @JessicaBravoLa2 expresó su indignación: «Se acabaron milagrosamente los portonazos, robos, asaltos y asesinatos… canales de mierda!!!».
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Esta discusión pone en el centro del debate público la ética periodística, la construcción de agendas y el poder de los medios para influir en el clima social y, potencialmente, en los resultados políticos, dejando al descubierto una profunda fractura en la confianza de la ciudadanía hacia la información que recibe.

