Michaela Romanini es una mujer italiana que se hizo famosa por algo muy particular: su adicción al colágeno.


Durante muchos años, esta mujer se obsesionó por ‘no querer envejecer’, por lo que se inyectaba cantidades enormes de colágeno para de esta forma mantener su piel joven y que las arrugas no se le notaran.

Su obsesión la llevó a inyectarse desde muy joven, lo que la hizo ‘ser famosa’ en su país, pero no por su belleza, sino más bien como objeto de críticas y burlas.

Hoy en día Michaela luce irreconocible.



