Clemira Pacheco vuelve a la política: “Sigo igual de revolucionaria que en los años ´80 cuando peleabamos contra la Dictadura”

La profesora penquista, con décadas de trabajo social en la cuenca del carbón y que como diputada iba en alza, se retiró del parlamento para “darle tiraje a la chimenea”. Hoy dice que no han surgido los liderazgos femeninos en el Biobío como ella esperaba, por lo que regresa para recordarle al mundo político que: “cuando las mujeres nos lo proponemos, podemos”.

Por El Ciudadano

19/07/2021

Publicado en

Chile / Entrevistas / Política

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Clemira Hugolina Pacheco Rivas, nacida en Lirquén según aparece en Internet…

(Ríe)Esa información es incorrecta. Nací en Concepción y cuando era pequeña vivimos en Barrio Norte, cerca a la Laguna Lo Mendez, en el Sector Santa Sabina.

Luego nos fuimos a San Pedro, que en ese tiempo era Coronel, donde estudié la enseñanza básica y media, y recién más tarde de aquello nos fuimos a Lirquén en Penco, donde mi padre trabajó en el puerto y nosotros vivíamos en el mismo recinto, en unas casas antiguas que existían en ese entonces.

¿Una familia numerosa?

Éramos cinco hermanos, tres hombres y dos mujeres. Yo la del medio. Además, siempre habían muchos primos del campo en mi casa,  porque mis padres le daban una importancia fundamental a la educación, así que venían a vivir con nosotros para que pudieran estudiar; quizás por ello todos los hermanos logramos ser profesionales, así como cinco o seis de nuestros primos.

Siempre decían mis padres que donde comen 5, comen 10, entonces la casa estaba siempre llena de primos, de amigos, de familia y especialmente los amigos de mi hermano mayor, todos estudiantes de medicina, algunos de Antofagasta que incluso terminaron viviendo con nosotros; siempre se acogía a todo el mundo de una forma muy solidaria.

Recuerdo también a la señora Ana que vendía pescado y que pasaba cerca a nuestra casa; venía de la Caleta Lo Rojas, con mucho frío, con su canasto en la cabeza, y mi madre la invitaba a tomar un café, un pan amasado con la mermelada casera que preparaba.

Entonces siempre había alguien, un maestro, un vendedor, un barrendero, en la cocina de mi madre, quien trataba de compartir con todos quienes lo podían necesitar.

Y nosotros nos acostrumbramos a ver aquello desde niños, por lo que la tradición de nuestra familia, como en el caso de los tres hermanos que quedamos, es el de compartir con quien llegue a nuestras casas. La casa es abierta para todo quien llegue y se comparte nuestra mesa.

¿Y cómo es su casa hoy en día?

Se mantiene la tradición familiar de compartir con quien se pueda, en una casa donde predominan las mujeres. Tengo cuatro hijas, dos ya profesionales, Rayén, educadora de párvulos y madre de Joaquín, mi único nieto, con el pelo crespo como yo; Daniela, que es odontóloga; Antonia estudiante de  Odontología e Ignacia que estudia Derecho, ambas en la Universidad de Concepción, mi Alma Mater.

¿Una casa feminista entonces?

Además del número mayoritario de mujeres, es una casa paritaria, feminista en el actuar; mi vida en sí ha sido de demostrar que tenemos igualdad con los varones. Y con René hemos tenido una relación de treinta y cinco años de matrimonio, donde somos muy partners, muy buenos compañeros, desde que nos conocimos en la época del MIR, del CODEPU, en los años ´80.

Un matrimonio bastante largo para estos tiempos…

Así es. En estos tiempos es raro ver a parejas que lleven tantos años juntos. Yo a él lo conocí por fotos, cuando estuvo detenido 12 días en el Cuartel Bahamondes de Pedro de Valdivia, donde fue torturado, y luego lo fueron a tirar a la Cárcel de Concepción, que estaba en Chacabuco 90, donde lo tuvieron preso bastante tiempo.

Yo era dirigenta de los universitarios católicos en ese entonces y recuerdo que con el CODEPU se tomaron la parroquia y se hizo una huelga de hambre, una presión social en favor de René que permitió que pudiera salir finalmente.

Cuando salió nos conocimos al fin tras su liberación, pololeamos 15 días y nos casamos el 18 de febrero de 1986. El Padre Rafael Maroto nos casó en la casa donde vivíamos. Allí nos dio la bendición hace 35 años.

Amor en tiempos de Dictadura…

Si. Nos conocimos en la lucha contra la dictadura y siempre tuvimos una marcada agenda de trabajo social, sobretodo en la zona minera de Coronel y de la Provincia de Arauco. Nosotros teníamos una ONG con ollas comunes, donde los sectores populares de Lota y Coronel iban a almorzar, incluso los despedidos del PEM y del POJH, en los años 80s, en tiempos en que no había que comer. Había una cesantía muy alta, se reduce el trabajo porque se cierran las minas, la principal fuente laboral y económica de la zona. Entonces la gente sobrevivía de la recolección del carbón del mar, el chinchorreo.

Así que estábamos siempre en las poblaciones, René como abogado de pirquineros y mineros y yo haciendo el trabajo social con las familias, las mujeres, con los pescadores artesanales, organizando ollas comunes, los jardines infantiles, que años más tarde fue política pública de la Presidenta Bachelet. Yo al mismo tiempo hacía clases en colegios, entre ellos uno de Cerro Verde Bajo.

¿Y en qué momento surge la idea de ser Diputada?

René asume como el primer alcalde de Coronel luego de la dictadura el año 1992, manteniéndose hasta el año 2008. Durante todo ese lapso yo seguí con mi trabajo profesional como profesora en conjunto a mi trabajo social, entonces hacía el nexo entre la comunidad y la alcaldía.

Fui también muy activa políticamente en las campañas de Viera-Gallo, de Alejandro Navarro, en el NO, siempra Jefa de Campaña en Coronel de los candidatos, como los ex presidentes Aylwin, Frei y Lagos.

Entonces nunca tuve ningún cargo antes, por lo que tenía mucho temor de postular a la Cámara. Esto de exponerte públicamente, estar frente a los medios, creía que no era para mí, mejor que lo hicieran otros.

Pero no habían mujeres representantes de la Región del Biobío. Había estado Martita Worner como diputada, pero solo un período y luego de ella nadie más. Y en el Parlamento eran muy pocas en total en ese entonces.

Por lo que cuando la Presidenta Bachelet asume la candidatura presidencial el 2005, se comienzan a abrir un poco más los espacios de los partidos para las mujeres, y Alejandro (Navarro) me convence de que tenía que dar el paso.

Así que me atreví.

Una famosa entrevista de hace muchos años, titulaba: De las Ollas Comunes al Parlamento

En la universidad una se abre a muchas opciones para la vida. Y la mía fue ayudar a la gente más necesitada, basada en la fe. De allí nace esta inquietud social y política que luego de años de este trabajo voluntario, con las ollas comunes en las poblaciones, se plasma en ser candidata a Diputada, haciendo dupla con Alejandro Navarro que iba al Senado.

Quería cambiar estas estructuras que oprimían, sobretodo a los más humildes, a los más desposeídos, a quienes más lo necesitaban, para que se volvieran más solidarias.

Pero fue duro, estuve sola desde que asumí y por mucho tiempo, 8 años de los dos primeros períodos; en mi tercer período hubo 2 mujeres más de nuestra región.

En nuestra cultura patriarcal, un país machista, es difícil, porque solo se veían mujeres en el ámbito privado, y además de cuidar la casa, los hijos, es complejo, porque se viene con la enseñanza desde pequeñas que tenemos que estar en un ámbito más privado.

Afortunadamente las nuevas generaciones, por ejemplo mis hijas, son completamente distintas.

Pero las mujeres podemos. Por eso me atreví y fui electa.

Y reelecta por 3 períodos consecutivos, la última vez incluso llegando al 42% de los votos, logrando el doblaje en el Distrito 45…¿por qué se retira de la política entonces?

Yo di un paso al lado, soy autora de uno de los Proyectos de Ley para limitar la reelección, lo ingresé el año 2007 y luego se fusionó con otros. Yo siempre pensé, tres períodos de diputada es suficiente.

Y siempre dije que no era necesario una ley para que yo cumpliera. Por ello cumplí mis tres períodos y me retiré, porque no iba a borrar con el codo, lo que escribí con la mano.

Despúes de 4 años volver, con esta esperanza que menciono, de que ahora si es posible cambiar estas instituciones y estructuras arcaicas, con gente nueva y también con gente de experiencia para poder avanzar en lo que la gente quiere y demanda.

Son pocas las personas que son capaces de dar un paso al costado así, porque todos se van cuando pierden una elección…

Una debe ser muy consecuente con lo que hace, tanto en lo público como en lo privado. La palabra se debe honrar también. Esas son cosas que me enseñaron mis padres, si uno se compromete, no puede estar cambiando después.

Además creo que en la política tiene que existir generosidad, y lo hice pensando en que si daba un paso al lado, podrían surgir especialmente lideresas, pero en mi partido no ocurrió.

¿Entonces por la falta de mujeres en política es que decide volver?

Basta ver en la Provincia de Concepción, donde solo hay dos alcaldesas entre todas las comunas.

Ahí ves que el patriarcado político sigue funcionando con su maquinaria, sin dar espacio para crecer a las mujeres; por ejemplo mi partido que se ha proclamado aparte de ser de izquierda, como feminista y paritario, si pretende llevar 12 candidatos al Senado, debe tener 6 mujeres de forma consecuente, así como cuidar los liderazgos y potenciarlos a lo largo del tiempo.

Así es como me plantean que me motive a ir a la Cámara Alta. Primero por mi historia política, luego por mi trabajo muy cercano a la gente, y finalmente por mis altas votaciones, donde mucha gente me dio la confianza para ser diputada hace años.

¿Y qué le han dicho en la calle desde que anunció su precandidatura?

He tenido innumerables muestras de cariño y apoyo, que bueno que vuelva, la echábamos de menos, ha sido bonito y espero que se concrete para bien, porque tengo la esperanza de poder concretar muchos proyectos que ayer queríamos impulsar, pero que la añeja constitución no lo permitía, y que hoy con la nueva, podremos hacer los cambios que Chile se merece.

Se dice que deben cambiar las caras en la política

Nosotros también fuimos jóvenes y pensábamos que íbamos a hacer la revolución y cambiar todo esto completamente. Como decía Allende, sería una contradicción biológica ser joven y no ser revolucionario.

Yo sigo siendo tan revolucionaria a mis 60 años como lo fui entonces, y yo creo que un poquito más ahora, que lo que fui ayer. Y veo a mi marido que tiene 67, y sigue tan claro en sus convicciones como antes, pese a haber sido torturado, a haber estado preso, a haber sido perseguido.

Se instaló lo de los nuevos rostros, y sin duda hay que darle tiraje a la chimenea, por eso mi paso al lado, pero esto también tiene que ser conjugado por la experiencia. Si dicen que solo venga gente nueva, nos quedaríamos sin candidatos. Si ves todos los candidatos presidenciales hoy, tienen trayectoria política; han sido alcaldes, diputados, senadores, ministros. Hay que hacer esta simbiosis que es muy positiva, una sinergia que se crea para complementar entre juventud y experiencia, y seguir adelante con los cambios que se necesitan.

¿Y qué le parecen los cargos de Provoste y Loncón?

Yo conocí a Yasna cuando ella era Ministra, y yo diputada. Trabajamos juntas en la Cámara también, y hoy es la segunda autoridad del país; así como Elisa Loncón, una mujer fantástica que está presidiendo la Convención Constitucional, que es paritaria, y que la está mirando todo el mundo. Solo su imagen te da ese nuevo sueño, esa nueva esperanza, ese nuevo ímpetu de decir ahora vamos a tener un rol distinto, ahora se puede, por lo que esperamos que el próximo parlamento, que deberá llevar las leyes de esta Nueva Constitución, quede de forma paritaria, 50% hombres y 50% mujeres, y esperamos que así se determine para el futuro.

¿Qué espera de la Convención Constitucional?

Los cambios quizás no los vamos a ver nosotros, o quienes tienen más edad, pero si los van a ver nuestros hijos, nuestros nietos, porque hay un cambio en la mirada, de vivir de manera más solidaria, no dejar todo al mercado, de proteger nuestra tierra, nuestro Wallmapu, para tener mejores condiciones de vida, proteger el medioambiente, los humedales, el agua.

Podemos esperar que el Estado sea diferente, que nunca más pase la quiebra de empresas sin apoyo ninguno para que sobrevivan, dejando a miles de trabajadores desamparados, tener mejores pensiones para todos.

Para terminar, un mensaje a la gente.

Decirles primero que es cosa de buscar la historia, y verán que los hombres y mujeres de nuestra región somos capaces de cambiar las cosas, aunque vengamos de sectores populares, podemos cambiar nuestro destino, estudiar, salir de familias humildes y llegar a estar en la toma de decisiones que beneficien a la gente, por el bien común de las clases sociales más golpeadas, campesinas, obreras.

Les llamo a tener confianza. Soy una persona muy positiva, y tenemos una región muy rica y potente, que necesita tener mejor conectividad, un medioambiente más protegido, que se pueda tener los tributos de las empresas acá, cambiar la mirada de las forestales y los empresarios de forma de dejar descansar nuestra tierra, proteger y cuidar nuestras aguas, nuestras fuentes acuíferas, creo que hay mucho por hacer, en el borde costero, en la protección de la cordillera, en los campesinos, proteger su agricultura y la economía familiar, potenciar el encadenamiento productivo…hay mucho por hacer y si puedo aportar desde esta experiencia, más el trabajo social desde el Congreso, estoy disponible, por lo que espero poder llevar la confianza de la gente a noviembre y así poder hacer los cambios que nuestra Región del Biobío espera y necesita.

Por Freddy Jélves

El Ciudadano

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