Análisis: El voto joven e indeciso decidirá el balotaje más polarizado en décadas
El medio Diario RED analiza el tenso balotaje chileno entre la candidata PC Jeannette Jara y el representante de la ultraderecha, José Antonio Kast. La elección, marcada por la polarización, no se presenta como una solución clara a los problemas económicos y de seguridad, sino como una disyuntiva entre un continuismo que evitaría una mayor agudización política y una opción que, con Kast, podría profundizar la división interna y alinear al país con la política global de Donald Trump. La clave del resultado residirá en el comportamiento de grupos decisivos: los votantes que apoyaron a Kast en primera vuelta, los indecisos que siguieron a Franco Parisi —quien ha llamado a anular el voto— y, sobre todo, los aproximadamente cinco millones de jóvenes que votan por primera vez, testigos del estallido social de 2019.
El análisis destaca la extrema cautela de ambos candidatos, quienes durante la campaña evitaron asumir riesgos para no perder electores, centrándose en consolidar sus bases antes que en ampliarlas. Esta estrategia, sumada al posible “agotamiento” electoral tras ciclos de protestas sin soluciones de fondo, deja el desenlace en manos de ese segmento volátil y de los votantes no declarados. Aunque las encuestas muestran un empate técnico, la única certeza es que el próximo gobierno enfrentará una presión enorme para cumplir promesas en seguridad, migración y empleo, pudiendo el domingo deparar sorpresas que desborden todos los pronósticos.
Para un análisis más detallado de los escenarios, invitamos a revisar la publicación completa de Diario RED.
Elecciones en Chile
¿De quién depende que gane Kast o Jara?
Los chilenos tienen una nueva oportunidad tras lo vivido estos años con Gabriel Boric. Y esa chance no nace precisamente de definir si uno de los dos candidatos finalistas augure a sus votantes una gran salida a las dificultades económicas, de seguridad y bienestar social en general. Primero porque los más escépticos consideran que el continuismo, de ganar Jeannette Jara, apenas evitaría una agudización política, pues Antonio Kast solo cimentaría una polarización a largo plazo, además de un alineamiento genuflexo a la política global de Donald Trump.
Esta realidad, con toda su complejidad en el campo de las especulaciones estadísticas -en la víspera de las elecciones-, solo podría explicarse en función del comportamiento electoral de quienes apoyaron a Kast en primera vuelta, los indecisos que votaron por Franco Parisi, a lo que habría que sumar esos cinco millones de jóvenes que por primera vez votan, muchos de los cuales fueron espectadores del estallido de octubre de 2019. Aunque los expertos dicen que los votos de los candidatos de las derechas -Johannes Kaiser y Evelyn Matthei- no se endosan automáticamente por su apoyo a Kast. No olvidemos que Parisi, tercero y con casi 20% de los sufragios en primera vuelta, llamó anular o votar en blanco.
Entonces, ¿qué exactamente se juega en Chile para entender lo que este domingo servirá como referencia principal a la hora de la decisión ciudadana? ¿La continuidad? ¿Que Jara haga lo que Boric no pudo o no quiso? ¿O un alineamiento hacia la derecha para “sintonizarse” con la onda conservadora y neofascista que gobernó durante el régimen de Santiago Piñera, como un eco acentuado del pinochetismo gravitante aún en vastos sectores medio altos?
Arriesgar no fue una de las estrategias mejor usadas por los dos candidatos y con ello sus seguidores han quedado a expensas de los indecisos y de esos cinco millones de jóvenes obligados a votar este domingo.
Tras el último debate, los sondeos no modificaron sustancialmente las preferencias, pero también es verdad que de las expresiones de ambos candidatos se desprenden unos cuidados demasiado cautos porque jugaron a no perder votos antes que sumar más de los ya alcanzados. Cautela muy peculiar cuando hay un amplio margen de la población que en las encuestas no se pronuncian y/o mienten. Por eso es que Kast no fue el mismo de la tarima que el del set de televisión cuando evitó hablar de reformar leyes sociales o cambios profundos en la economía. Igual, Jara no varió el relato de las entrevistas y debates en lo que ya suena a lugar común sobre las reformas sociales, con la única novedad de que fue demasiado lejos cuando se refirió a Venezuela precisamente cuando ese país sudamericano vive el asedio militar estadounidense.
En otras palabras, arriesgar no fue una de las estrategias mejor usadas por los dos candidatos y con ello sus seguidores han quedado a expensas de los indecisos y de esos cinco millones de jóvenes obligados a votar este domingo. Incluso hay un “agotamiento” electoral tras varios procesos que no han resuelto los problemas de fondo, como dicen esos expertos en demoscopía. Síntoma peligroso para quienes creen que la posibilidad de un nuevo proceso constituyente es algo que ya se evaporó en el panorama político y en la expectativa de aquellos sectores protagónicos de las protestas sociales del 2019.
Lo único en lo que coinciden los finalistas es que el próximo gobierno tendrá graves dificultades si no cumple con sus ofertas de mejorar la seguridad, dar por concluido el fenómeno de la migración y el mejoramiento del empleo adecuado. Y si eso navega en el imaginario de los votantes, este domingo también podría haber sorpresas que superen los cálculos y las expectativas de las encuestadoras.


