Chile presente en el encendido del árbol en Tierra Santa

Ceremonia en el distrito de Belén incluyó una destacada referencia a Chile y a los chilenos de origen palestino en discurso oficial. En 1914, los cristianos representaban el 24% de la población de la Tierra Santa; hoy son apenas el 1,8% como consecuencia de los ataques de Israel.

Chile presente en el encendido del árbol en Tierra Santa

Autor: El Ciudadano

Solidaridad de Chile presente en el encendido del árbol en Tierra Santa

La ciudad palestina de Beit Jala celebró su tradicional encendido del árbol de Navidad, en una ceremonia marcada por un hecho poco común: Chile y la Comunidad Palestina de Chile fueron mencionados públicamente como parte esencial de los lazos históricos, solidarios y afectivos con la ciudad. El reconocimiento se produjo durante el discurso de Imad Nour, presidente de la Sociedad Árabe Ortodoxa de Beit Jala.

El acto contó con la presencia de ministros del Estado de Palestina, el gobernador de Belén, Ramzi Khoury, director del Alto Comité Presidencial para los Asuntos Cristianos, representantes diplomáticos —incluida la representación chilena—, autoridades locales como los alcaldes de Belén y Beit Sahur, y las autoridades de las distintas denominaciones cristianas presentes en Tierra Santa. 

Beit Jala es un punto de referencia histórico para los cristianos: la tradición señala que la Sagrada Familia bebió agua allí antes de su huida a Egipto. También fue el hogar de San Nicolás, patrono local y figura que dio origen a la costumbre de entregar regalos en Navidad.

La ciudad mantiene un vínculo profundo con Chile. La mayoría de los chilenos de origen palestino proviene de Beit Jala, donde se encuentra el Colegio República de Chile y la Plaza Chile, inaugurada en 2011 por el presidente Sebastián Piñera en la primera visita oficial de un presidente chileno a Palestina, donde se descubrió un monolito de mármol con el escudo chileno en la calle principal.

El discurso: un reconocimiento explícito a Chile

La intervención de Imad Nour —nieto de un chileno nacido en Quillota— situó a Chile en el centro de su mensaje. Nour preside la Sociedad Árabe Ortodoxa de Beit Jala, institución que reúne y coordina a todas las organizaciones de la sociedad civil de la ciudad, sin distinción denominacional entre sus miembros: católicos, ortodoxos y luteranos.

Durante su discurso, expresó:

“Regresamos de la República de Chile con un mensaje de amor y lealtad. Chile está con nosotros de verdad, no solo de palabra.”

Más adelante añadió:

“Su solidaridad es real y nos acompaña en los momentos más difíciles. Aunque estén lejos, sus raíces permanecen firmemente unidas a Beit Jala.”

Y remató:

“Cuando escuchamos cómo hablan de Beit Jala, entendemos cuánto aman esta ciudad. Su espíritu es profundamente beitjalí y palestino.”

Nour y el vicepresidente de la institución visitaron recientemente Chile, donde sostuvieron reuniones con la Comunidad Palestina de Chile para coordinar proyectos de cooperación. También asistieron al encendido del árbol de Navidad en el Club Palestino De Santiago, que estuvo presidida por el ministro Álvaro Elizalde, ya que por primera vez no asistió el Presidente de la República.

Contexto político y desafíos a la presencia cristiana

La ceremonia se desarrolló en un escenario complejo para Palestina. Beit Jala ha sufrido agresiones israelíes que se intensificaron después del ataque del 7 de octubre, por cuya respuesta Israel enfrenta actualmente un proceso por genocidio ante la Corte Internacional de Justicia, y su primer ministro tiene una orden de captura internacional por crímenes de guerra y de lesa humanidad emitida por la Corte Penal Internacional.

La ciudad vive principalmente del turismo, casi inexistente luego del 7 de octubre. A eso se suma que la localidad está rodeada del Muro y de asentamientos, crímenes de guerra de acuerdo al derecho internacional, los más emblemáticos Gilo y Har Gilo, y el gobierno de Netanyahu anunció la construcción de un nuevo asentamiento y nuevas tomas de terreno por colonos extremistas en el área de Makhrour —Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO— donde existen propiedades pertenecientes a chilenos.

A ello se suman tensiones internas. El mismo día de la ceremonia, un grupo de delincuentes provenientes de fuera de la ciudad agredió a un cristiano de Beit Jala. No se trata de un hecho aislado; episodios similares se han repetido en los últimos meses, aumentando la preocupación por la continuidad de la presencia cristiana.

En 1914, los cristianos representaban el 24% de la población de la Tierra Santa; hoy son apenas el 1,8%. La gran mayoría dejó su tierra en 1948. Beit Jala es una de las pocas ciudades donde continúan siendo mayoría, la ayuda y vínculos con su comunidad en Chile son esenciales.


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