Postergando el Bicentenario y las definiciones de primera vuelta

En rigor por el año en que le corresponderá asumir la primera magistratura al próximo Presidente, merece contextualizar las elecciones del mes de diciembre de 2009 en un ámbito histórico y de igual forma las decisiones que cada elector tome en las urnas “sanamente”, deberían tener en cuenta los elementos que surjan de un análisis […]

Por luiscarlos

04/08/2009

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En rigor por el año en que le corresponderá asumir la primera magistratura al próximo Presidente, merece contextualizar las elecciones del mes de diciembre de 2009 en un ámbito histórico y de igual forma las decisiones que cada elector tome en las urnas “sanamente”, deberían tener en cuenta los elementos que surjan de un análisis de esta naturaleza. Ello independiente del “ruido” que producen las campañas electorales que tratan de influir con el apoyo de los grandes medios de comunicación en las intenciones de voto a través de ofertas, promesas y otras componentes muchas veces alejadas de la realidad y de la capacidad de llevar a efecto.

Sin embargo, lo más importante para el momento actual es la visión de futuro, teniendo en cuenta que ya se ha experimentado períodos extensos de conglomerados de gobierno que han contado con los tiempos suficientes para el desarrollo sin mayores inconvenientes de toda su voluntad de las concepciones de evolución de la sociedad chilena llevadas a la práctica de manera integral. Es decir, hemos asistido a la maduración de dos alternativas de ejercicio de gobierno desde el año 73 en adelante y ahora llega el momento inevitable, independiente de quien resulte ganador en las elecciones venideras, de evaluar la posibilidad real de contar con una administración totalmente diferente basada en propuestas nuevas.

El ámbito eleccionario y la intervención militar.

Indudablemente el golpe de estado del 73 trastoco de manera significativa la vida nacional y por ello marca el inicio de dos grandes períodos de la historia más reciente y en la cual mucho de sus gestores se encuentran aún vigentes. Si no se hubiera producido esta intervención, la trayectoria de Presidentes en ejercicio habría sido que Allende habría terminado su mandato, le habrían sucedido a la fecha 5 nuevos Presidentes y estaríamos casi en la mitad del Presidente número 6 y por tanto no tendríamos año de elecciones.

Por cierto el curso de acontecimientos hizo que todo esto constituya parte de una “trayectoria ficticia”. La historia del país se vio alterada más que por un golpe de estado y la acción de la derecha en conjunto con la democracia cristiana, por una situación que provenía de una doctrina militar liderada por los Estados Unidos, de la cual existen antecedentes de su desarrollo y evidencia de sus consecuencias, claramente imponen “modelos de vida” a lo largo de varios países con una intervención profunda en las raíces de las identidades de cada nación. Pero un hecho no menor es que no existe ninguna seguridad de que las prácticas de estas doctrinas hayan desaparecido.

El gobierno militar no es el resultado de un clamor popular ni de algo aislado, sino que se encuentra inserto en algo planeado cuidadosamente en un estilo fascista, en el que se irrumpe en la mente de las personas, se coarta la participación ciudadana, impone un “estado de derecho a medida” y crea un sistema de vida representado en un modelo que pone de relieve la acción y el mando del poder económico.

Todo esto ocurre en tiempos que muchas de las autoridades que hoy nos gobiernan, obviamente por razones ajenas a su voluntad, se perdieron la posibilidad de vivir en “carne propia” el tiempo en que las transformaciones dictatoriales se estaban efectuando. Sólo estaban en el país aquellos, que también siendo hoy autoridades, para las Fuerzas Armadas no revestían mayores peligros. Mientras tanto el país era “bombardeado” no solo con armas sino con cuestiones impuestas en condiciones totalmente adversas, una de las cuales es la Constitución Política, la imposición de un Sistema Previsional, la imposición de un Sistema de Salud, el amarre con leyes que fijaban directrices en Educación, el 10% de las ventas del cobre que van a las Fuerzas Armadas, etc.

Cuando todo esto ocurría, era de sentido común que con el retorno a la democracia en un período post dictadura, estas imposiciones serían no solo materia de revisión sino de un cambio drástico. También era algo obvio que por las características de la presencia del aparato militar, lo cambios no serían espontáneos pero sí en límites de tiempos razonables.

En la actualidad los tiempos ya han sido más que suficientes y bordean lo excesivo. Esto lleva a distinguir dos sectores vinculados a los cambios que tienen cimientos en la época de Pinochet, uno el de los responsables de darle forma a esas estructuras y otro el de los responsables de mantener las estructuras intactas: derecha y concertación.

Escapa de una lógica, se aleja de lo racional y se distancia de la inteligencia ver como los “líderes de la democracia” se rigen por los “reglamentos” impuestos por la dictadura atendiendo a la “legalidad” trazada entre los años 73 y 90, el binominal pieza clave del golpe militar sigue “vivo y coleando”.

Por supuesto, se puede hacer alusión a que los tiempos han cambiado, que el mundo ha cambiado, pero la ingerencia mayor es el cambio en las personas que hoy nos gobiernan. Aprendieron desde lo lejos que un gobierno se sustenta mejor con escasa participación, se hicieron partícipes de un mundo de beneficios a los cuales nunca antes pudieron acceder, se dieron cuenta que el sistema político en Chile reportaba más y a la vez podían llevar adelante negocios en paralelo o en forma alternada con el “servicio público”. Desgraciadamente esta es la cruda realidad, no de todos pero sí de muchos.


Cómo plantearse frente a las próximas elecciones.

Con el panorama descrito en los párrafos anteriores, y habiendo un equilibrio de tiempos entre derecha y concertación, lo único válido es ver el país con la mirada muy en alto hacia el futuro, y el futuro no necesariamente comienza en el próximo gobierno, puede ser de una data más extensa, pero lo importante es tener ideas y planteamientos claros y duraderos.

Sin alagar a la concertación, por cierto que se han hecho cosas, pero lo grave no es que no se haya efectuado lo suficiente, sino ni siquiera se han manifestado intenciones de involucrarse en cambios de la “obra de los militares”. Luego la perspectiva debe tener una traza que apunte en una dirección diferente a la de los últimos 37 años y que en definitiva sacudan al país de las herencias dictatoriales. Por cierto en esto no se puede esperar nada de los sectores que ya han tenido a su cargo el gobierno.

Sólo tomando dos referencias de las ineptitudes: en materia de Educación siendo la LGE una pésima ley acordada por derecha y concertación, tiene al agravante de aparte de ser mala, manifestarse como una acción muy retardada en un horizonte de alrededor de 20 años; siendo la reforma “previsional” un proyecto en categoría de “estrella” del actual gobierno, los privados representados entre otros por ex ministros del gobierno militar sienten regocijo al no haber sido tocados en lo absoluto por alguna modificación en el sistema de previsión en el cual los chilenos están obligados a cotizar y asumir las pérdidas ocasionadas por los sistemas económicos de los cuales somos parte.

Así como estas incongruencias asistimos a tantas otras cosas que cuentan con la reverencia de los “polos gobernantes” de las últimas décadas, que más aún se entrelazan por nexos de consaguinidad y aparecen sonrientes en las páginas de la vida social del jet set criollo con copas en mano.

Una de las cuestiones más nefastas y del cual sólo dos ex funcionarios públicos gozan de ese beneficio, es el percibir una remuneración posterior al tiempo en que les correspondió laborar para el Estado y que alcanza del orden de los 79 sueldos mínimos mensuales, me refiero al caso de los Ex Presidentes de la República. Esto parece una escena más de la película Perro Mundo en la cual el argumento era confrontar contradicciones de nivel social y también tiene “olor” a la instauración de un “sueldo vitalicio” situado en el otro extremo del “sueldo ético”. El ciudadano que percibe el sueldo mínimo tiene que trabajar seis años y medio para alcanzar la cifra de un “sueldo vitalicio” de un mes.

Además, los dos sectores que fijan las políticas de la nación hoy se preocupan de los bajos niveles de participación juvenil que se manifiesta entre otras cosas por la no inscripción en los registros electorales, sin embargo, de lo que verdaderamente están preocupados es del recambio generacional al interior de sus filas, que no es lo mismo que propiciar una participación juvenil masiva.

Si vemos la oferta de la derecha, se vincula a lo que siempre han sido sus postulados; la concertación actúa con propuestas retardadas y con una mezcla de cosas que pudieran haber efectuado hace tiempo pero que nunca las hicieron.

Este es el escenario político actual y las decisiones van por el lado de sí para el país le resulta necesario seguir entre estos caminos ya trazados, o con visión de futuro se debe en definitiva elaborar un nuevo orden con énfasis en una patria donde impere la justicia social.

¿Qué tiene que ver esto de la postergación de las festividades del bicentenario?

Muy simple hoy estamos viviendo una época que se caracteriza con certeza por la imposición de 17 años de la influencia y dependencia de los designios de los Estados Unidos, por tanto cabe la interrogante de sí es preciso restarle a Chile ese lapso de tiempo de vida independiente y por ende celebrar más adelante, por ahí por el 2027. El gobierno militar, los Estados Unidos y la derecha se siguen regocijando, lograron su objetivo.

Entonces ¿qué opción escoger en primera vuelta?

La verdad es que la disyuntiva planteada encierra una perspectiva diferente a lo que puede ser el resultado de la presente elección presidencial, lo que corresponde es iniciar la construcción de algo distinto bajo los siguientes criterios: el problema mayor del país es la desigualdad, por tanto hay que situar esa falencia en toda su dimensión sin omisiones; la solución implica hacer uso de dos herramientas: la Educación y una estructura económica diferente, lo que lleva a repensar el accionar de los privados y el rol del Estado; hay que remover las estructuras que distinguen la “ideología de la derecha-militar” que surge entre los años 73 y 90; la población debe ser participativa en las decisiones.

Atendiendo a los puntos expuestos y sin ni siquiera dar nombres de candidatos, se tiene la síntesis de lo que Chile requiere como resultado de primera vuelta, siempre y cuando en la nación sean efectivamente todos los seres humanos los que importen. No es suficiente plantear llegar a estándares de calidad en Educación, es necesario explicitar todos los factores que son indicadores de calidad y la forma de lograrlos atendiendo a que los puntos de partida de diferentes sectores sociales no son iguales. No se saca nada con crear Aseguradoras de Calidad si no se ha ocupado un tiempo en detallar la calidad que se pretende asegurar.

En un análisis extenso se presenta un documento denominado “LA DESIGUALDAD COMO SLOGAN DE LOS CANDIDATOS A LA PRESIDENCIA”, donde se establecen propuestas de futuro y es un complemento para el presente análisis, ya que se hace un examen detallado de la esencia del problema de la desigualdad y los efectos que tiene un mejoramiento real en la Educación si es que se traduce en una transformación social. (Ubicado en http://luisosorio.unblog.fr/)

Por: Luis Osorio, Julio 2009.-

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