Liceo de Aplicación: Más de tres años para llegar al final del túnel

Tras el derrumbe del túnel en el Liceo de Aplicación, el año 2008, que terminó con 23 alumnos accidentados, se elaboró un plan de rescate patrimonial y remodelación de los antiguos edificios ubicados en la calle Ricardo Cumming Nº 21 y 29

Por Cesarius

06/01/2012

Publicado en

Actualidad / Educación / Portada

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Tras el derrumbe del túnel en el Liceo de Aplicación, el año 2008, que terminó con 23 alumnos accidentados, se elaboró un plan de rescate patrimonial y remodelación de los antiguos edificios ubicados en la calle Ricardo Cumming Nº 21 y 29. El proyecto, que fue aprobado por el Ministerio de Educación, se diluyó al finalizar el Gobierno de la Presidenta Bachelet y fue reemplazado por otro patrocinado por la Municipalidad de Santiago.

A tres años de iniciados los trámites de reconstrucción, la burocracia política, el terremoto de febrero de 2010, y ahora un incendio -que ha despertado suspicacias-, no han permitido concretar los planes, mientras tanto, los estudiantes de uno de los liceos más emblemáticos del país esperan hacinados en un edificio en el centro de la ciudad que no alcanza un cuarto de la superficie que tenían en Cumming.

El jueves 28 de agosto del año 2008, cerca de cien alumnos del Liceo, cansados de los problemas administrativos y del pésimo estado en que se encontraba la infraestructura del establecimiento, se reunieron afuera de la oficina del entonces director del Aplicación, Eusebio Milla, para protestar por la situación y exigir la renuncia de la autoridad. Los saltos de los estudiantes, provocaron que la losa cediera y se desplomara junto a 23 alumnos que cayeron al interior del túnel que pasaba por debajo del lugar, y que conectaba a los edificios de Cumming 21 con Cumming 29.

Por fortuna, los jóvenes no sufrieron lesiones graves, sin embargo, quedó en evidencia que los estudiantes tenían razón y que el edificio representaba un peligro para toda la comunidad del Aplicación. El alcalde de la época, Raúl Alcaíno (Unión Demócrata Independiente, UDI), en declaraciones vertidas a la prensa, aseguró que en el año 2007 el Ministerio de Educación, Mineduc, le aprobó un proyecto de mejoramiento urbano para el Liceo de Aplicación consistente en el arreglo de ventanas, losas y red eléctrica, por 149 millones de pesos. Dineros que según la alcaldía nunca llegaron a las arcas municipales.

Un mes después del derrumbe del túnel, y con la convicción de que solo estarían unos meses en ese lugar, los estudiantes ocuparon un edificio de la ex Universidad La República. El uso del inmueble, que no contaba con los espacios y las instalaciones sanitarias necesarias para albergar a los más de dos mil estudiantes que para entonces tenía la institución, fue la propuesta de la comunidad aplicacionista como la solución para evitar que el Liceo desapareciera.

Dafne Concha, presidenta del Centro General de Padres y Apoderados del Liceo de Aplicación (Cepalda), explicó: “Nos querían dividir, el alcalde (Alcaíno) nos dijo que iban a mandar a los estudiantes a distintos colegios de la comuna hasta que estuvieran listos los trabajos, pero nosotros no queríamos una separación porque al final, si desmembraban a la comunidad, se iba a perder unidad y lo más seguro es que el Liceo de Aplicación iba a terminar desapareciendo”.

 

Más de tres años han esperado los estudiantes del Liceo de Aplicación para volver a tener clases en salas aptas para el número de alumnos.

LA JAULA DE LOS CANARIOS

Más de tres años han pasado desde el episodio del túnel, y los estudiantes del Liceo de Aplicación han tenido que asumir toda la carga del proceso -que a estas alturas se vislumbra como burocrático-, hacinados en el edificio de Huérfanos Nº 1840.

El estado paupérrimo en el que se encuentran esas instalaciones en este momento son el reflejo de la frustración y la rabia acumulada por los estudiantes que culpan de negligencia a las autoridades que han priorizado sus diferencias políticas por sobre el bienestar de los canarios -apelativo que reciben los estudiantes del Liceo de Aplicación-.

“Estamos en este edificio desde el año 2008 y ha sido complicado”, cuenta Javier, estudiante de tercer año medio. “En el otro colegio, a pesar de que era viejo y no estaba en buenas condiciones, había espacio, teníamos patios, laboratorio y muchas cosas más. Aquí no hay nada, en salas que son para 25 personas entramos 45 y en verano nos sofocamos, porque el sol nos da directo, sin dejarnos ni un espacio de sombra, y hay que seguir haciendo clases igual no más”, agrega a modo de ejemplo.

Los estudiantes denuncian que el poco espacio que existe en el edificio no permite que los más pequeños, alumnos de séptimo y octavo año, corran en horas de recreo porque chocan entre ellos, tampoco están las condiciones para realizar una clase de gimnasia ni existen lugares para habilitar comedores que cubran las necesidades de toda la comunidad, a eso se suman las precarias condiciones de los servicios higiénicos.

“Como no hay espacio para hacer educación física tenemos que ir al Parque de los Reyes para hacer las clases, al principio nos llevaban en un bus donde metían a dos cursos juntos, como a 80 alumnos, después simplemente comenzaron a llevarnos caminando. Nos demoramos más en ir y volver que en hacer la clase, y eso nos desmotiva”, explica Sebastián, un estudiante de tercero medio.

“Todo lo que nos ha pasado es solamente por negligencia de los alcaldes, porque nosotros dependemos de ellos y todo lo que hagan nos afecta. Nos parece pésimo que nos digan ahora que nos tenemos que esperar cuatro meses más, es decepcionante, entendemos que hubo un incendio pero llevamos tres años en la misma situación y siempre ha habido una excusa nueva para retrasar el tema”, comentan un estudiante que es reacio a dar su nombre. “O sea, igual sabemos como son ellos, como se maneja la municipalidad, si nos dicen que volvemos el 2012, lo más probable es que lo hagamos el 2013”, agrega Jaime, otro estudiante que estaba en el lugar.

Vista aérea del Liceo de Aplicación original

BUROCRACIA POLÍTICA Y MUNICIPAL

El año 2009 las autoridades del Aplicación, desarrollaron un nuevo proyecto consistente en la recuperación patrimonial y la implementación de obras nuevas para una jornada escolar completa; pabellones, salas de clases, oficinas, talleres, un gimnasio subterráneo y la ampliación del túnel de comunicación entre Cumming 21 y 29, lo cual eleva el costo de reparación a más de 5 mil millones de pesos.

La iniciativa, aún así, fue aprobada por el Ministerio de Educación y los trabajos debían iniciarse a comienzo del año 2010 pero, tras el terremoto y el cambio de gobierno, el municipio anunció que el Mineduc no había destinado fondos para el Liceo de Aplicación.

“Ellos llegaron a un compromiso con el gobierno de la Presidenta Bachelet para hacer un colegio con jornada escolar completa y resulta que cuando pasa el terremoto y tiene que llegar el momento de la reconstrucción del colegio, bueno, asume el nuevo Gobierno y anuncia que la administración de la presidenta Bachelet no aprovisionó los fondos para lo que se llama liceos tradicionales”, argumenta Pablo Zalaquett.

Esta situación significó un nuevo golpe para la comunidad del Liceo de Aplicación, que comenzó una serie de movilizaciones que se extendieron durante gran parte del año 2010.

“Después del terremoto, cuando el municipio nos anunció que no había plata para las obras del Liceo de Aplicación, nos sentimos engañados y decidimos que haríamos lo que fuera necesario para sacar al liceo adelante, entonces salimos a la calle. Ese fue un año lleno de caminatas, marchas, reuniones en Cumming, reuniones en la Municipalidad, presión, presión, presión”, relató la presidenta del Cepalda.

La directora de educación de la Municipalidad de Santiago, Violeta Castillo explicó que para conseguir que el entrante gobierno del Presidente Sebastián Piñera destinara recursos a la reconstrucción del Liceo hubo que realizar un nuevo proyecto que finalmente estuvo listo para su aprobación por parte del Ministerio de Educación, para ese entonces a cargo de Joaquín Lavín (UDI), en noviembre de 2010.

“En ese minuto, el Gobierno no quería entregarnos más de 2 mil quinientos millones de pesos -para costear el nuevo proyecto- y en base a una gestión personal mía, logré pasar de dos mil quinientos a 5 mil quinientos y sacar este nuevo Liceo de Aplicación”, sostuvo Zalaquett. Cantidad de dinero que, según argumental el mismo Alcalde de Santiago, equivale a la construcción de cinco colegios nuevos en todo Chile y de calidad, para un solo colegio”.

Una licitación, realizada a través de Mercado Público, finalmente encargó el trabajo a la constructora española Comsa, que inició las obras en marzo de 2011, comprometiéndose a terminarlas a tiempo para que las clases fueran iniciadas en marzo de 2012.

A mediados de julio, el alcalde le informó a los apoderados que “la obra tenía un retraso del orden de tres semanas” por lo que la entrada a clases se pospondría para finales de marzo o principios de abril. Sin embrago, esta fecha nuevamente tuvo que aplazarse debido al incendio que, el 23 de diciembre de 2011, afectó a uno de los edificios del inmueble en reparación, fijando la entrega para finales de mayo de este año.

A pesar de que el alcalde aseguró a las autoridades del Liceo de Aplicación que la empresa constructora no tendría motivos para provocar el incendio, los estudiantes y apoderados no desechan la posibilidad de que el siniestro haya sido provocado intencionalmente con el fin de ocultar una nueva demora en las obras, motivo por el cual es imprescindible que se haga una exhaustiva investigación para determinar la responsabilidad de los hechos, según los representantes de la comunidad afectada.

Vista aérea del edificio de la ex Universidad La República

Por Marianela González Gutiérrez

El Ciudadano

 

 

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