Banda Destruida: La destrucción como acto de amor

Banda Destruida

Por Carlos Montes

20/04/2020

Publicado en

Artes / Disco / Música / Onda Corta

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Banda Destruida. Independiente [2020]

Destruir es un verbo transitivo, o sea, para poder existir necesita la presencia de otro componente que lo resuelva, que lo finiquite y de no ser así su existencia queda en suspensión e impedido de concretar su naturaleza más profunda. Algo se destruye, alguien se destruye, destruir a secas es como mirar solo una porción del todo, una porción que seduce pero que no logra la virtud de todas las posibilidades que lo constituyen.

Por eso qué cosa más fabulosa la de rendirse a la necesidad de que cualquiera de estas acciones transitivas se completen con la compañía de un algo, de un alguien, así como cuando se destruye una estatua, un mal hábito o el miedo en cualquiera de sus formas.

La historia del proyecto Banda Destruida se remonta a siete años atrás. Desencuentros musicales entre los primeros integrantes, resultados fallidos con nuevos miembros, cambios de nombres, alcohol, fatiga, desazón, perseverancia, fueron parte de este relato que concluye en un power trío y un disco arrollador en que la destrucción es un eje que atraviesa desde el título hasta las canciones que lo componen.

Rodrigo Laiseca en batería, voz y coros (ex diAblo, ex Familea Miranda, ex Esquivador, ex Losmodestos, Lost Astronauta y Sindicato de Astrónomos), Mauricio Tapia en bajo (ex Movimiento Telúrico, ex Más Sabe el Diablo, Proyectiles, Omicidio, Swing del Mono) y Patricio Zamorano en guitarra, voz y coros (ex Losmodestos, Neurotransmisor, Omicidio), debutan con este trabajo iniciando el 2020, momento clave para nuestro país tras la revuelta popular originada gracias al accionar de las y los secundarios quienes evadieron en masa el pago por el uso del metro, desoyendo el alza arbitrario del pasaje de este medio de transporte. Destruyendo la obediencia.

Cuando vemos desde la ventana cómo el mundo que conocíamos se deshace en tantas de sus partes, escuchar las trece canciones de este disco parece una cortina sonora perfecta para acompañar tanto estrago.

Este relato musical arranca con “Ínfulas”, el sonido de una aguja entrando al surco de un vinilo y el verso “He muerto un poco desde ayer” para acompañarse luego de un puñetazo rock que entre cortes precisos, pasajes saturados con gritos y la humildad de una guitarra que dibuja sobre algunos segundos de espíritu cuequero, decide terminar furiosa diciendo “te das ínfulas, te las das” hasta extinguirse en un arpegio sombrío.

Vibrando la fabulosa sensación que recordamos de piezas como “Señores pasajeros” de Electrodomésticos, “Somos solo ruido” de Los Prisioneros o “Matar al presidente” de Lafloripondio, Banda Destruida le saca lustre al spoken word en “Vozcachai”, hablando desde la escoria e interpelando a los conchesumadres de siempre para recordarles que jamás lograrán quitarnos todo y que cuando nos veamos las caras en el universo de la muerte, seremos nosotros quienes les apuntemos la frente y ahí sabremos qué es lo que hay que hacer.

Luego de la frenética “Radicalito”, tan breve como encantadora en la locura de sus partes, aparece la versión de “Lonquén” de Sol y Lluvia. Sin pretensiones, este trío procura conservar la hondura de esta canción, partiendo por su lírica cantada firme a dos voces y respetando todos sus versos como “Lonquén / sonido sangriento /rostro campesino prisionero” o “más allá del comprar y del vender / está el amor”. Además, tras arrancar el tema con trutruca, los dos minutos de canción-ritual avanzan al paso de esa lógica rítmica tan propia de la sonoridad mapuche, sin importarles que sea una batería la que marque su pulso y no un kultrún como en la versión del clan Labra.

“Analogía” aparece casi al final y de manera engañosa. La guitarra proponiendo una frase musical súper amable sobre una marcha, parece anunciar una canción de espíritu coreable más que de naturaleza incendiaria, sin embargo todo se desdibuja a los segundos cuando aparece el noise con sus bravatas, gritos furiosos y quiebres rítmicos. El relato es la fábula de una hormiga que se saca la chucha trabajando “en un sistema desigual”, pero que así y todo, sigue poniéndole el hombro junto a otras a pesar de que su laboreo siempre sea peleando a la contra.

Cerrando el disco, “Humanidad” camina saturada mientras le grita a los poderosos que «existe un ente que no sabe gobernar», que «se ríe de los demás, abusa sin parar, de miseria en miseria». Con toda esta corrosión, Banda Destruida corona su casi media hora de música, confirmando que la mejor cara de esa energía que destruye es la de un pueblo en llamas, alzado y consciente de “que la única solución es tratar de hacer todo, más real”. Como un perfecto acto de amor.

Banda Destruida (2020)

1. Ínfulas                  

2. Travesía           

3. Vozcachai          

4. Prepotencia          

5. Pepikan             

6. Arrebato          

7. Radicalito      

8. Lonquén                 

9. Quimera              

10. Destruir         

11. Ultimátum       

12. Analogía           

13. Humanidad   

Grabado el 2-3 de septiembre de 2017, 13-14 de mayo de 2018 y 18 de agosto de 2018, en estudio Gitano Recs por Juan José Sánchez.

Mezclado y masterizado en estudio Hukot (Barcelona) por Rodrigo Gomberoff.

Concepto por Banda Destruida.

Diseño y Layout por Mauricio Tapia.

Gráfica docaciones

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