Slumdog Millionaire: el destino está escrito

‘Slumdog millonaire’, o ‘¿Quién quiere ser millonario?’ nos trae una notable representación del amor como respuesta a la mundana obsesión por el capital actual

Por Mauricio Becerra

10/03/2009

Publicado en

Artes

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‘Slumdog millonaire’, o ‘¿Quién quiere ser millonario?’ nos trae una notable representación del amor como respuesta a la mundana obsesión por el capital actual.

Dirigida por el británico Danny Boyle, la película narra la historia de Jamal, un joven repartidor de té de un centro de llamados transnacional en Bombay, contada en 3 tiempos distintos. El primero, es siendo torturado por la policía india bajo el supuesto cargo de hacer trampa en el programa “Quién quiere ser millonario”. El segundo es su participación en el citado programa. Y por último fragmentos de la historia de su vida desde niño hasta el momento en que decide entrar al concurso, los que nos permitirán entender la verdadera razón de su participación en el show televisivo. La yuxtaposición y alternancia de estos 3 relatos nos embarcan en un viaje a la profundidad de la realidad social que se vive en las esferas más pobres de nuestro planeta.

Mucho me recordó al verla a “Ciudad de Dios” del director Fernando Meirelles. Y si bien algo de justicia y tributo le rinde a esta película, viene a reforzar justamente aquellos temas que la película del brasilero revela sin pudor. La pobreza y la codicia, el ingenio ante el abuso, el amor ante el egoísmo. Todos estos son contrastes que atraviesan la búsqueda que realiza Jamal a lo largo del filme. Búsqueda ulterior de una esencia que trasciende el tan común y codiciado dinero.

Resulta muy interesante como un punto aparte, la introducción del programa de televisión. Una franquicia internacional totalmente verosímil para todos quienes alguna vez tuvimos al dicho programa en las pantallas de la televisión abierta de nuestro país. Lo que me llama la atención es la muy perspicaz visión del director en contrastar la frivolidad de este formato de estupidización masiva (léase programa de concursos) con los más crudos y ciertos episodios que se viven en tantas ciudades de los países en vías de desarrollo.

“Esta es la verdadera India” responde un niño Jamal a una turista norteamericana  tras ser golpeado por un policía que le exige explicaciones a palos por un robo. Y no olvidemos a Ewan McGregor diciendo “esta es escocia” en la también muy afamada película del mismo director Danny Boyle ‘Trainspotting’. Y eso es lo que me gusta. Su directa intensión de declarar un inconformismo con el sistema actual por parte de todos aquellos que no se ven (nos vemos) beneficiados, o simplemente no somos objeto de interés para el sistema económico/multimediático actual.

Un niño pobre de india y un ex drogadicto escocés se unen para ir a bailar a una Rave, quizás en Estambul. Y a contraluz de aquellas inquietas luces fiesteras dibujan un perfil que transmite la mirada de un director que no teme mostrar las cosas que son más importantes en la vida de los hombres y mujeres. Cosas que ciertamente van mucho mas allá de la televisada pregunta “Quien quiere ser millonario?”

Los personajes, la foto y la dirección de arte de esta película solo vienen a hacer más sabroso este guisado británico/hindú. Porque tal como me pasó por la mente al terminar de ver pasar el último de los créditos en la pantalla grande, estamos frente a un curry de la más alta calidad. Perfecto aliño que representa a India en cada fotograma de la película, enfocados por el lente eficaz de un equipo que se llevó todos los premios que quiso, muy merecidamente.

Miguel Soffia Serrano

El Ciudadano

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