¿El freno mercantil?

Chile y la urgente necesidad de cambiar de marcha

El debate crucial no es solo entre izquierdas y derechas, sino sobre si Chile seguirá anclado en un modelo neomercantil o se atreverá a construir un futuro industrial con las lecciones aprendidas de su historia.

Chile y la urgente necesidad de cambiar de marcha

Autor: El Ciudadano

Por Gonzalo Díaz

Durante más de una década, Chile ha transitado por una senda de crecimiento económico modesto, con tasas que apenas superan el 2% anual. Esta persistente lentitud no es casualidad, sino el eco de un modelo económico con raíces profundas en el pasado colonial: el mercantilismo. A pesar de los esfuerzos por diversificar la economía, la exportación de recursos naturales sigue siendo el pilar, a menudo en detrimento de un desarrollo industrial robusto y diversificado.

En la reciente Cuenta Pública, el Presidente Gabriel Boric, destacó que “Crecer más requiere también mayor diálogo social, como estamos haciendo por ejemplo en la Región de Biobío con su plan de fortalecimiento industrial, con sindicatos y empresarios trabajando codo a codo para generar más industria y empleos”. Lo cual es una señal positiva para revitalizar la industria regional, pero en la práctica estos procesos avanzan con lentitud y, muchas veces, sin el compromiso real de sectores empresariales y políticos, salvo algunas visionarias excepciones.

La incertidumbre en torno a industrias emblemáticas como Huachipato reaviva una memoria colectiva de un Chile que producía, que generaba valor agregado y donde el trabajo industrial era fuente de orgullo y bienestar. El temor a la pérdida de esta capacidad productiva resuena profundamente, especialmente en comunidades con una tradición manufacturera arraigada.

Ante este panorama, surge la pregunta inevitable: ¿cómo revertir este andar? La experiencia de los trabajadores de sectores industriales, como en la región del Biobío, demuestra que existe una conciencia de la necesidad de avanzar hacia un nuevo modelo, uno que combine la explotación de nuestros recursos con la creación de manufacturas y la generación de valor agregado dentro de un marco de estabilidad social.

Sin embargo, este cambio requiere más que la voluntad de los trabajadores. Necesita una estructura institucional, un diseño político y un pensamiento que priorice una planificación a largo plazo y una distribución más equitativa de la riqueza generada. El debate crucial no es solo entre izquierdas y derechas, sino sobre si Chile seguirá anclado en un modelo neomercantil o se atreverá a construir un futuro industrial con las lecciones aprendidas de su historia.

Es hora de que Chile, aprendiendo de su historia y mirando hacia el futuro, tome una nueva dirección. El camino hacia un desarrollo más robusto y equitativo pasa por atreverse a construir ese modelo industrial que nos permita explotar nuestros recursos de manera inteligente, generar manufacturas y distribuir la riqueza de forma más justa. El impulso de los trabajadores es un primer paso crucial. Ahora falta que la política y las instituciones acompañen esta visión, por el bien de todos y del futuro de la nación.

Por Gonzalo Díaz


Las expresiones emitidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de su autor(a) y no representan necesariamente las opiniones de El Ciudadano.

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