José Herrera, candidato a dirección nacional de Convergencia Social y víctima de violencia policial: «La desunión de la izquierda sólo fortalece a la ultraderecha y a la elite dominante que la sostiene»

El antropólogo quien fuese asesor de la diputada Gael Yeomans y uno de los formadores del partido del Presidente Gabriel Boric, cuenta en su historia política con una grave agresión y tortura por parte de Carabineros durante el movimiento estudiantil de 2011.

Por Absalón Opazo

14/10/2022

Publicado en

Chile / Política

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José Herrera es antropólogo social de la Universidad de Chile, tiene 29 años (ad portas de cumplir 30). Desde su adolescencia ha estado involucrado en movimientos sociales, siendo dirigente secundario en la Asamblea Metropolitana de Estudiantes Secundarios el año 2008 a nivel regional y luego desde la Universidad de Chile siendo parte del Frente de Estudiantes Libertarios, uno de los grupos fundadores de Convergencia Social, el partido del Presidente Gabriel Boric.

Entre el 2020 y 2022, fue asesor de la diputada Gael Yeomans y ahora postula a la Secretaría Nacional de Frentes Políticos de Convergencia Social por la lista “Unidad para Transformar”, presidida por el diputado Diego Ibáñez. 

“Construimos una lista unitaria que representa a casi la totalidad de la diversidad interna del partido porque entendemos que los desafíos que enfrenta la izquierda son históricos, y nuestro gobierno no tendrá las cosas fáciles, sobre todo con el avance de la ultraderecha en Chile”, afirma.

Herrera dice que son optimistas con lo que se viene y que con el trabajo desarrollado por el gobierno se podrá dejar “una huella” en la historia del país, así como una Nueva Constitución.

“Creo que el 4 de septiembre el pueblo de Chile rechazó un texto, pero no con ello se aprobó mantener un sistema que genera desigualdad en Chile. El día después del triunfo del Rechazo se mantuvo el problema con las pensiones de miseria, las colectas para pagar un cáncer o de los adultos mayores trabajando hasta el final de sus vidas, solo por mencionar algunos. Si bien hay desafíos de la política para buscar soluciones, existe un amplio consenso de que hay que cambiar las reglas para seguir adelante con un país que asegure derechos básicos” reflexionó.

Respecto a la conformación de una lista de unidad para postular a la conducción de Convergencia Social, el postulante a la Dirección Nacional (DN) en la lista “Unidad Para Transformar”, asegura que es un grupo cohesionado para afrontar los desafíos que se vienen para el partido del Presidente Boric: “Creemos que contribuir a un partido mucho más sólido y activo, más profesional y con más arraigo en sectores donde el Frente Amplio hoy mantiene menor presencia , con un diálogo mucho más nutrido con sectores del movimiento social del país, es parte de los principios de nuestro partido, lo que sin duda serán de enorme contribución para el gobierno”, sentencia.

Herrera reflexiona también sobre la política de alianzas dentro del Frente Amplio: “El trabajo del gobierno y de los partidos políticos de Apruebo Dignidad está enfocado a convocar el apoyo de todos los sectores progresistas para mantener presencia en diversos espacios claves del país para continuar con los cambios más allá de este periodo, pero con una base de avances sentada por esta administración”.

“Quienes somos parte de la izquierda, independiente de su tradición, debemos tomar conciencia de lo avanzado en transformar Chile para asegurar derechos esenciales pero sin perder de vista el avance de la ultraderecha que quiere mantener el modelo y los privilegios de los mismos de siempre. Incluso existe el riesgo de retrocesos en estas materias. La desunión de las izquierdas en Chile solo fortalece a la ultraderecha y la elite dominante que la sostiene” agregó.

Respecto al cargo al cual postula, José Herrera cree que desde esa posición se pueden generar puentes entre el partido y los movimientos sociales, por ejemplo: estudiantiles, feminista, de trabajadores o de la salud, entre otros.

“El pueblo y sus organizaciones sociales quieren cambios en el país, tal como nuestro partido y gobierno. Debemos coordinarnos y trabajar en pos del mismo objetivo, con respeto a la autonomía propia de cada espacio”, concluye Herrera.

Víctima de la violencia policial

El 11 de septiembre de 2011 fue un día que Herrera no olvidará jamás. A sus 18 años, y tal como en años anteriores, participaba de la romería del Cementerio General cuando comenzaron desórdenes y en medio de los disturbios, fue detenido sorpresivamente por Fuerzas Especiales de Carabineros junto a un chico de 16 años.

“Todo se mantenía pacífico, tal como todos los años. Pero hubo provocaciones entre algunos Carabineros y manifestantes no contentos con su presencia. Se lanzaron piedras y gases lacrimógenos. Había muchos adultos mayores, sobre todo mujeres. Tratamos de correr para resguardarnos cuando fuimos rodeados por alrededor de 15 efectivos que comenzaron a golpearnos”

En ese momento, Herrera y el adolescente de 16 fueron subidos a un bus policial donde fueron gravemente agredidos.

“Sufrimos golpes en la cara y cuerpo, lumazos en la espalda, nos escupieron en la cara, arrojaron agua y después nos obligaron a recostarnos de estómago en el piso del bus, donde un funcionario se sentó en mi espalda y cada cierta cantidad de segundos me asfixiaba con una polera mojada (submarino seco), eso durante unos 3 minutos, tal vez más o tal vez menos, mientras nos insultaban y decían comentarios como: “Pinochet debería haberlos matado a todos”, comenta, con cierta amargura, al rememorar la agresión.

José Herrera señala que uno de los momentos más crudos de la vejación fue cuando vio al menor de edad llorando y fueron a golpearlo entre todos los funcionarios. Según relata, los carabineros se detuvieron solo cuando el adolescente empezó a fingir que no podía respirar.

Luego fueron llevados a constatar lesiones y trasladados a una comisaría donde estaban los mismos efectivos que los agredieron, lugar donde continuaron los insultos y golpes.

Para el antropólogo, la situación que le provocó más impotencia se dio a los días después, cuando fue hasta la Fiscalía Militar para presentar una denuncia por los hechos ocurridos.

“Ahí no pude completar mi relato ante las sonrisas e indiferencia del funcionario mientras registraba mi testimonio. La verdad es que no persistí en el caso por mi casi nula confianza en la institucionalidad en ese momento”, declara.

Luego de más de 10 años de ocurridos estos hechos de violencia policial, cree que desde las distintas instancias generadas por la institucionalidad, se pueden hacer cambios, y “no guardo rencor, pero sí pánico de la mantención de estas prácticas en dicha institución. Es una situación dolorosa y que creo que califica de tortura aquí y en cualquier parte”.

“Requerimos una policía que pueda resguardar el orden, pero que no exceda sus atribuciones ni jueguen a ser jueces. Para peor, cuando comenten vejaciones, muchas veces son juzgados por sus propios pares. Creo que ahí hay un sentido común sobre algo que debe cambiar. Por eso, tengo mucha confianza en la reforma de Carabineros que se está trabajando en nuestro gobierno”, concluyó.

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