El caso Martín de los Santos: cuando la brutalidad tiene apellido, emprendimiento y seguidores

El agresor del conserje en Vitacura no solo enfrenta cargos por lesiones graves: su historial incluye detenciones previas, episodios de violencia, una red de emprendimientos millonarios y un discurso de éxito financiero que contrasta brutalmente con sus actos.

El caso Martín de los Santos: cuando la brutalidad tiene apellido, emprendimiento y seguidores

Autor: El Ciudadano

La madrugada del sábado 17 de mayo, en una calle de Vitacura, un adulto mayor fue brutalmente agredido. Guillermo Oyarzún, de 70 años, trabajaba como conserje en un edificio residencial. Su jornada casi terminaba cuando un joven se le acercó a pedir un cigarro. Ante la negativa, el sujeto lo atacó con golpes de puño en el rostro, provocándole fracturas faciales. Oyarzún quedó con la mandíbula destrozada, perdió el olfato y la visión de un ojo. La intervención de dos trabajadores eléctricos que aún estaban en el edificio fue lo único que evitó un desenlace fatal.

El agresor fue identificado rápidamente: Martín de los Santos Lehmann, de 34 años, residente de Las Condes, autodefinido como «terapeuta financiero» y empresario de alto vuelo. El caso desató indignación transversal en redes sociales y medios de comunicación.

De Vista Cuarzo a la cárcel

De los Santos no es un desconocido para quienes frecuentan círculos de emprendimiento digital y coaching financiero. Su LinkedIn lo presenta como director de empresas, asesor en criptomonedas y fundador de Terrabank, un negocio inmobiliario en Pichilemu que mezcla diseño, renta corta y desarrollo personal. También se autodenomina terapeuta financiero certificado para clientes de alto patrimonio. Todo eso acompañado de retiros espirituales por 7.000 dólares y una invitación a facturar “desde una casa con vista al mar”.

Pero mientras promocionaba terrenos y autoconocimiento, Martín de los Santos arrastraba un historial de violencia que hoy vuelve a la luz. Además del ataque al conserje, Según información publicada por Radio Bío Bío, registra antecedentes por lesiones, amenazas, maltrato de obra a Carabineros, ocultamiento de identidad, y un episodio particularmente violento en 2019, cuando agredió a un abogado que había estado compartiendo con su expareja. En todos esos casos, logró evitar sanciones mayores, mediante sobreseimientos, indemnizaciones o suspensión condicional del procedimiento.

Hoy la historia cambió. El pasado 24 de junio, el Cuarto Juzgado de Garantía de Santiago acogió la solicitud del querellante y decretó prisión preventiva para De los Santos por el delito de lesiones graves.

“Show mediático” y pérdida de defensa

El mismo imputado protagonizó un insólito incidente durante una audiencia de revisión de medidas cautelares. En plena conexión telemática encendió su micrófono e increpó a la jueza Cecilia Villanueva: “Usted está haciendo un show mediático. Todo lo que ha dicho es falso (…) Está modificando su opinión por la presión pública, y eso es ilegal”.

Poco después, su abogado defensor, el ex Defensor Nacional Carlos Mora Jano, renunció al caso, aludiendo a “diferencias irreconciliables y falta de confianza con el imputado”. El escrito ingresado ante el tribunal también revocó el poder otorgado a una segunda abogada, dejando a De los Santos sin representación legal activa en plena tramitación judicial.

El agresor del conserje en Vitacura no solo enfrenta cargos por lesiones graves: su historial incluye detenciones previas, episodios de violencia, una red de emprendimientos millonarios y un discurso de éxito financiero que contrasta brutalmente con sus actos.

La red de privilegios

Los antecedentes de Martín de los Santos no solo reflejan episodios violentos. También evidencia cómo el dinero, los contactos y la experticia jurídica pueden operar como una supuesta red de protección informal. En redes sociales, el caso ha sido abordado no solo como un acto de violencia individual, sino como un síntoma de una sociedad que otorga impunidad a quienes tienen recursos y redes de poder.

De los Santos estudió Derecho en la Universidad del Desarrollo, aunque no terminó la carrera. Pasó por Lehmann Abogados, un estudio, al parecer, fundado por una familiar. Según sus propias palabras, colabora «estrechamente con la influyente familia Carey” y dirige iniciativas en tecnología legal (Legal Script) orientadas a asesorar a clientes “de alto patrimonio”.

A pesar de estos antecedentes y vínculos, esta vez el tribunal decretó la medida de prisión preventiva. La decisión marca un cambio respecto a cómo han operado anteriormente ciertos mecanismos judiciales.

La víctima

Guillermo Oyarzún, el conserje agredido, trabajó 20 años en el edificio donde fue golpeado. Había vuelto a trabajar después de jubilarse, como muchos adultos mayores en Chile, para complementar su pensión. El ataque lo dejó hospitalizado durante dos semanas. A la fecha, sigue con secuelas graves.

Su historia se transformó en símbolo. No solo de la violencia de clase y edad, sino también de un sistema que muchas veces exige escándalo público para funcionar con algo de justicia.

¿Empresario, coach o agresor reincidente?

Las publicaciones de Martín de los Santos en LinkedIn parecen escritas por un personaje de ficción. Se ofrece como consultor de salud y finanzas, mezcla técnicas de respiración, estrategias de autodisciplina y promesas de sanación espiritual. Pero tras esa fachada, hay antecedentes penales, causas judiciales archivadas, y una agresión que, esta vez, la justicia no pudo ignorar.

El caso está lejos de cerrarse. Lo que sí queda claro es que en Chile, el apellido, el emprendimiento y los seguidores no pueden –o no deberían– ser un blindaje frente a la brutalidad.

Al cierre de esta edición Martín de los Santos no ha ingresado a cumplir con la prisión preventiva, ya que no ha sido ubicado en su domicilio.


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