Este 28 de octubre se confirmó la muerte de Héctor Noguera Illanes, referente mayor de las artes escénicas chilenas. Actor, director y maestro de varias generaciones, el Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales 2015 dejó una obra que cruzó teatro, cine y teleseries, y que seguirá dialogando con el público y la escena por muchos años.
La noticia fue confirmada por el Ministerio de las Culturas a través de sus redes sociales, con un mensaje que sintetiza el impacto de su partida:
“Despedimos con mucha tristeza a Héctor Noguera, actor, director y maestro del teatro chileno”.
“Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales 2015, su talento, compromiso y sensibilidad dejó un legado sensible y contundente en la cultura de nuestro país”.
Despedimos con mucha tristeza a Héctor Noguera, actor, director y maestro del teatro chileno.
— Ministerio de las Culturas (@culturas_cl) October 28, 2025
Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales 2015, su talento, compromiso y sensibilidad dejó un legado sensible y contundente en la cultura de nuestro país. pic.twitter.com/3wqoGtjp1a
Asimismo, el Presidente Gabriel Boric instruyó decretar Duelo Oficial por el fallecimiento del destacado actor:
El Presidente de la República, Gabriel Boric Font, instruyó decretar Duelo Oficial este martes 28 de octubre, por el sensible fallecimiento del destacado actor, académico, director de teatro y Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales 2015, Héctor Eugenio… pic.twitter.com/Afp76ow4Y3
— Presidencia de Chile (@Presidencia_cl) October 28, 2025
Un legado que trasciende generaciones
La muerte de Héctor Noguera abre un momento de memoria y reconocimiento para la comunidad artística. Su trabajo se volvió parte del canon del teatro nacional, dialogó con el audiovisual y habitó la pantalla con personajes que acompañaron a la audiencia por décadas. Fue, además, un formador clave: detrás de su trayectoria hay escuelas, compañías y públicos que encontraron en su oficio rigor, sensibilidad y oficio colectivo.
La despedida no solo es institucional: escuelas de teatro, compañías y espectadores organizarán homenajes, lecturas y funciones para volver a su obra. En esa conversación —entre maestros, colegas y nuevas generaciones— persistirá la pregunta por cómo seguir cuidando y difundiendo un patrimonio artístico que hoy se vuelve memoria compartida.

