Regreso del pinochetismo al poder en Chile: Declaración del Nuevo Partido Anticapitalista – Francia

"Independientemente de las lecciones que se extraigan colectivamente de estos fracasos, es urgente construir un verdadero frente antifascista internacional, unitario, que sea también capaz de responder a las aspiraciones y demandas populares en un mundo capitalista en crisis".

Regreso del pinochetismo al poder en Chile: Declaración del Nuevo Partido Anticapitalista – Francia

Autor: El Ciudadano

Declaración del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA-A) – Francia

José Antonio Kast ganó la segunda vuelta de las elecciones presidenciales chilenas con el 58,30 % de los votos, el domingo 14 de diciembre. Este hijo de un suboficial alemán miembro del partido nazi, cuya familia fue protagonista de los horrores del pinochetismo, marca así el regreso de la extrema derecha al poder, esta vez por la vía de las urnas y en el marco de un nuevo sistema de voto obligatorio, 35 años después del fin de la dictadura. Se impone en todas las regiones del país frente a Jeanette Jara, candidata unitaria de una amplia coalición progresista, procedente del Partido Comunista chileno y exministra de Trabajo del gobierno de centroizquierda saliente encabezado por Gabriel Boric.

El acceso al poder de Kast, en un parlamento ampliamente dominado por la derecha y las extremas derechas, se ha construido sobre la base de una agenda política de “mano dura”, xenófoba, anticomunista y misógina, que incrimina en particular a las mujeres, l@s migrantes, l@s activistas y los pueblos indígenas como responsables de todos los males del país.

También se vio impulsado por el despliegue de una intensa campaña de los grandes grupos mediáticos corporativos que dominan todo el ámbito de la información en Chile.

Admirador de Pinochet, Kast, aliado con la derecha conservadora que se apresuró a darle su apoyo, quiere imponer una violenta radicalización del neoliberalismo chileno (país que ya es un modelo en la materia), pero también un programa profundamente reaccionario al servicio de las clases dominantes del país andino. El Presidente electo estará dispuesto a recurrir a todo el arsenal represivo del Estado chileno para lograrlo.

Sin lugar a dudas, estas elecciones cierran y se inscriben en una secuencia política y de luchas particularmente intensa. La fuerza propulsiva del gran levantamiento popular que se inició en octubre de 2019 sigue presente en la mente de todas y todas, aunque finalmente no desembocó en la caída del gobierno de Sebastián Piñera (derecha), ni tampoco logró un cambio duradero en las relaciones de clases.

La victoria presidencial de la coalición liderada por el Frente Amplio (FA) de Gabriel Boric en 2021 fue posible gracias a este impulso desde abajo. El FA también se caracterizó por la apuesta de proponer una salida institucional a esta energía social disruptiva, al mismo tiempo que se inscribía en un pacto por “la paz social y una nueva Constitución”, pacto aceptado por las élites del país, asustadas por el poder rebelde de octubre.

El impulso reformista de la coalición de izquierda, minoritaria en el Parlamento y con escasa implantación en el movimiento social, se vio también frenado por el rotundo fracaso del referéndum constitucional de 2022, lo que facilitó la reorientación progresiva hacia el “extremo centro” del ejecutivo, en el marco de un co-gobierno con los social-liberales.

De hecho, las reformas más emblemáticas (semana laboral de 40 horas, aumento del salario mínimo, leyes sobre derechos de las mujeres, fin del copago en el sector de la salud) o los intentos de reformar el sistema de pensiones, se pudieron llevar a cabo haciendo importantes concesiones a la patronal y a una oposición de derecha revitalizada, mientras que la agenda del gobierno centrada en la seguridad, la firma de un tratado de libre comercio como el TPP (Trans-Pacific Partnership) o la instalación de un largo estado de excepción en el país mapuche, marcaron claras rupturas con los compromisos progresistas iniciales de campaña.

Esta nueva derrota debe alertar a las fuerzas de izquierda y antifascistas de todo el mundo. Uno a uno, los países caen bajo el yugo de poderes de extremas derechas neofascistas y/o de gobiernos autoritarios. En América Latina, impulsada por el regreso al poder de Trump y su ofensiva imperialista en el Caribe, la situación es especialmente alarmante.

Independientemente de las lecciones que se extraigan colectivamente de estos fracasos, es urgente construir un verdadero frente antifascista internacional, unitario, que sea también capaz de responder a las aspiraciones y demandas populares en un mundo capitalista en crisis.

El NPA se comprometerá con las iniciativas de solidaridad con Chile y los pueblos de América Latina, junto con las fuerzas sociales y políticas que comparten esta misma necesidad internacionalista.

Queremos expresar toda nuestra solidaridad con las y los habitantes de Chile, que ahora tendrán que enfrentarse a un poder particularmente inquietante y peligroso a partir de marzo próximo. En particular, a tod@s aquellos que sin duda serán sus principales blancos: las disidencias, las mujeres, l@s migrantes, l@s activistas, l@s sindicalistas y los pueblos indígenas movilizados.

Nuestra corriente política, que en el pasado acogió a numerosas y numerosos activistas chilenos que huían de la dictadura de Pinochet, volverá a responder: ¡Presente!

Paris, Francia, diciembre 2025


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