Por José Quidel Lincoleo, director de la Cátedra Fray Bartolomé de Las Casas de la Universidad Católica de Temuco.
Cada vez más, hacia la mitad del año según nuestro calendario gregoriano, se vislumbran distintos grupos que celebran un “año nuevo”. Se trata del Wiñon Ahtü, también conocido como We Xipantu o Wiñon Xipantu, el regreso del sol, el ciclo de renovación, fecha en la que los pueblos indígenas que habitan bajo la línea del Ecuador conmemoran esta festividad.
En los pueblos vecinos, esta celebración posee otros nombres: Machaq Mara, “año nuevo”, o Willka Kuti que significa el retorno del sol entre los Aymara.
En algunos pueblos del norte, de origen quechua, se le denomina Inti Raymi; en el pueblo Rapa Nui, Aringa Ora o Koro y Matariki entre los maoríes, refiriéndose a la aparición de la constelación de las pléyades. Curiosamente, entre los mapuche también se relaciona con esa misma constelación, a la que se denomina gaw poñü (grupo de papas).
El Wiñon Ahtü se trata de un fenómeno cosmogónico en donde se observan ciertos cambios en la conformación astronómica de nuestro cielo. Es la época en que aparece la constelación de las siete cabrillas.
En algunos sectores del pueblo Mapuche se espera la llegada de la luna nueva, la noche más larga y el día más corto. Es cuando el sol alcanza su punto más al norte y comienza el retorno hacia nuestro hemisferio sur. Desde la explicación científica, se debe al movimiento del perihelio y afelio, producto de la órbita terrestre alrededor del sol.
La llegada del pukem (invierno) marca el cierre de un ciclo y el comienzo de otro. Las heladas, el frío, la neblina, las inagotables lluvias que limpian y lavan nuestra tierra, la prevalencia del mawüh kürüf (viento norte) caracterizan este acontecimiento cada año.
Durante mucho tiempo, esta festividad entre los mapuche se denominaba “San Juan” y cada 24 de junio se conmemoraba (y aún se celebra). Lentamente la fecha fue renombrada y reasentada en los distintos territorios y ahora se reconoce que no existe un día en específico para celebrar este We Xipantu, Wiñon Ahtü, Wiñon Xipantu, sino que se trata de un ciclo, un tiempo. Por eso, las festividades abarcan gran parte del mes de junio. En el año 2021 se reconoció oficialmente el 21 de junio como el Día Nacional de los Pueblos Originarios, coincidiendo con el solsticio de invierno.
El pueblo Mapuche es diverso en sí mismo. Desde esa lógica se deben comprender los distintos nombres, las diversas fechas y formas en las que se celebra. Antiguamente era una conmemoración más íntima, familiar, marcada por las visitas entre las familias. Hoy, esta festividad se ha vuelto cada vez más transversal: se está institucionalizando en escuelas, liceos, universidades, hospitales y servicios públicos.
Podemos decir entonces que esta celebración sigue creciendo, y cada vez son más las personas que se suman a ella.
Como Universidad Católica de Temuco, también nos sumamos a este festejo e invitamos a toda la comunidad local a participar. A partir de este año, hemos instaurado el “Mes del Wiñon Antü”, con una parrilla de actividades tanto académicas como extraacadémicas. Las conmemoraciones también abren espacios para la reflexión.
Esta festividad pertenece a todos y todas quienes habitan este hemisferio. Debemos comprender que está profundamente conectada con el cosmos y la naturaleza. La invitación es a celebrar con alegría y respeto. La filosofía de los pueblos indígenas nos recuerda quiénes somos y nuestra conexión con el cosmos, los astros y esta dimensión terrenal.
José Quidel Lincoleo