El investigador chileno Rodrigo Otero, de la Red Paleontológica de la Universidad de Chile, participó en el descubrimiento de un feroz reptil marino de 85 millones de años en Canadá.
El hallazgo de Traskasaura sandrae, estuvo a cargo de un grupo de especialistas, liderados por el paleontólogo doctor Frank Robin O’Keefe, de Estados Unidos.
La investigación, publicada en la revista Journal of Systematic Paleontology, describe específicamente un esqueleto de elasmosaurio perteneciente a un nuevo género de reptiles marinos diferentes a los conocidos hasta ahora, que fue descubierto originalmente en 1988 en el río Puntledge, en Vancouver.

El ejemplar, de cuello largo y 12 metros de longitud, fue bautizado como Traskasaura sandrae, y se caracteriza por poseer dientes pesados, afilados y robustos, ideales para triturar.
Asimismo, cuenta con una extraña combinación de rasgos primitivos y derivados, única en su tipo en cualquier otro elasmosaurio.
Su singular conjunto de adaptaciones le permitió a este plesiosaurio cazar presas desde arriba. Los investigadores sugieren que este feroz reptil marino fue quizás uno de los primeros en hacerlo.

Investigador chileno tras el hallazgo
El doctor Frank Robin O’Keefe, académico de la Universidad de Marshall, en Estados Unidos, señaló que «el registro de estos fósiles está lleno de sorpresas».
«Siempre es gratificante descubrir algo inesperado. La primera vez que vi los fósiles me di cuenta que representaban algo nuevo en taxonomía. Pensé que podía estar relacionado con otros plesiosaurios antárticos y sudamericanos (como el Aristonectes quiriquinensis hallado en Chile). Mi colega chileno Rodrigo Otero no pensó igual y estaba en lo correcto. Traskasaura es raro, evolucionado convergentemente, una bestia fascinante», destacó.
Otero, quien es investigador de la Red Paleontológica de la Universidad de Chile, explicó que «en primera instancia, el plesiosaurio de Vancouver se parecía a las formas que habitaron en Chile, Argentina y Antártica, pero analizando en detalle el cráneo y su porción pectoral, nos dimos cuenta que en realidad era un caso de convergencia. Se trata de dos animales sin un pariente directo, pero que evolucionaron a formas similares, cada uno cerca de un polo del planeta. En este sentido, aportamos lo que sabíamos de la anatomía de las formas del hemisferio sur».
Planteó que el estudio «del espécimen chileno que se publicó hace más de diez años ya, nos obligó a nosotros a revisar todas las formas que se conocían en el hemisferio sur de la misma edad de hace 66 millones de años».
Hizo hincapié en que la valiosa experiencia que obtuvieron revisando los especímenes que se conocían en Argentina, en Antártica y en Nueva Zelanda, junto con la base de datos que fue elaborada en Chile, les permitió «tener información robusta para poder estudiar la anatomía de este de este plesiosaurio de Columbia Británica»
El profesor de la Universidad de Chile precisó que “el hallazgo puntual tiene aproximadamente una década (…) Al revisar su anatomía, nos dimos cuenta que había aspectos muy inusuales que justificaban la elección de un nombre nuevo”.
Además, indicó que se encontraron nuevos especímenes del mismo tipo, lo que permitió conocer en gran detalle la anatomía del nuevo Traskasaura, consignó la casa de estudios en una nota de prensa.
Traskasaura pertenece al grupo de los elasmosaurios, grupo dentro de los plesiosaurios, caracterizados por alcanzar una longitud extrema del cuello. Las aletas anteriores de Traskasaura son muy inusuales, tienen una posición mucho más central en el cuerpo comparada con todos los plesiosaurios conocidos, y sus «antebrazos» (húmeros) son mucho más cortos que en otros elasmosaurios.
«Estas inusuales adaptaciones anatómicas nos permitieron inferir una capacidad de rápida zambullida en un animal de gran tamaño, tal como lo hacen actualmente algunas aves de mucho menor talla», señalò el investigador.