El exceso de luz artificial nos está debilitando y enfermando

Los autores del estudio explican que la ausencia de un ritmo ambiental de luz natural afecta severamente a una gran variedad de parámetros de la salud.

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De acuerdo a un nuevo estudio, la exposición a la iluminación artificial podría estar influyendo en un debilitamiento de nuestra musculatura y huesos y afectando el sistema inmune.

Para llegar a esta conclusión, un equipo de investigadores condujo una serie de experimentos en ratones, manteniéndolos bajo constante luz artificial por seis meses. Cuando los examinaron, encontraron que estaban sufriendo pérdida muscular y signos incipientes de osteoporosis, mientras su sistema inmunológico se comportaba como reaccionando a una infección.

En su informe, los académicos señalan que el ciclo natural de día y noche es crucial para la salud de los humanos y animales. La profesora Johanna Meijer, del centro médico de la Universidad de Leiden, en Holanda, y quien condujo la investigación, dice que «pensábamos que la luz y la oscuridad eran estímulos inocuos o neutrales para la salud de los animales, pero ahora nos damos cuenta de que esto no es así, basados en una serie de estudios de laboratorio en todo el mundo, que apuntan en la misma dirección».

La experta explica que el estudio mostró que la ausencia de un ritmo ambiental natural provoca una disrupción severa a una gran variedad de parámetros de la salud.

Sin embargo un informe acerca del estudio, publicado en la revista Current Biology, afirma que los ratones lograron recuperar su salud cuando se les cambió la luz artificial por natural, informa The Independent.

«La buena noticia es que posteriormente pudimos demostrar que los efectos negativos en la salud, pueden revertirse cuando se vuelve al ciclo de luz natural y oscuridad», señala Meijer.

Los investigadores dicen que la exposición a la luz debería ser tomada en cuenta, especialmente en el caso de las personas mayores y vulnerables.

El problema podría estar afectando también a las personas con trabajos nocturnos. Cerca de un 75% de la población mundial está expuesta a la luz artificial durante la noche y la constante exposición es común en lugares de trabajo, como por ejemplo en las unidades de cuidado intensivo.

«Parecemos estar optimizados evolutivamente para vivir bajo estos cambios de luz y oscuridad, pero la otra cara de la moneda es que ahora estamos afectados porque estos ciclos naturales nos hacen falta«, explica la doctora Meijer.

El Ciudadano

 

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