El legado de Ernesto Laclau

Pesar en el mundo intelectual, político y académico debido al deceso del gran teórico político, filósofo e historiador argentino Ernesto Laclau a la edad de 78 años, quien falleciera el domingo 13 de abril debido a un infarto al corazón mientras se encontraba en un hotel en Sevilla, España. Hasta allá había ido con su esposa, la politóloga belga Chantal Mouffe, para dar un ciclo de conferencias.

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El autor de destacados libros como La razón populista o Estrategia socialista se transformó en un referente de la corriente de pensamiento pos estructuralista y por medio de su obra en el campo de la filosofía y la teoría política abrió intensos debates no solo dentro del campo intelectual, sino también en el político al demostrar su simpatía hacia gobiernos como el de los Kirchner en Argentina y de Hugo Chávez en Venezuela. Laclau causó gran polémica con sus declaraciones en favor de un tercer mandato de Cristina Fernández de Kirchner, pues según Laclau hay que escuchar la voluntad del pueblo, y si el pueblo desea un mandato más, no habría porque coartar esa posibilidad.

Laclau nació en Buenos Aires, Argentina, lugar en que vivió hasta poco después de graduarse de Historia en la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde comenzaría a desarrollar su obra teórica que estaría marcada por los diversos hechos políticos en su país, como el golpe de Estado de 1955, que instauró un régimen represivo contra la izquierda argentina, justo en un momento en que comenzaba a debatirse los alcances del peronismo.

Luego de ganar una beca de la Universidad de Oxford se radicó en Gran Bretaña para estudiar un doctorado de la mano del historiador marxista Eric Hobsbawn. Una vez doctorado comenzó a impartir clases en la Universidad de Essex y actualmente era profesor emérito de Ciencia Política de esa misma casa de estudio, donde fundó una escuela teórica dedicada al análisis del discurso y la ideología como prácticas que conforman sujetos. Su carrera intelectual fue fecunda, de gran rigor teórico y metodológico que lo transformaron en un referente de la teoría política a nivel mundial, siendo uno de los principales intelectuales latinoamericanos del siglo XXI y representantes del post-estructuralismo.

Su obra intelectual es amplia y diversa, desde muy temprano comenzó causar ecos dentro del mundo político y filosófico a partir de sus planteamientos, en 1978, cuando aún era gramsciano, escribió junto a Mouffe Política Política e ideología en la teoría marxista: capitalismo, fascismo, populismo; le seguirían Hegemonía y Estrategia Socialista en 1985; Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo (1990); Emancipación y diferencia (1996); Contingencia, hegemonía, universalidad (2003); La Razón Populista (2005) y Debates y Combates (2008).

POPULISMO Y HEGEMONÍA

Su pensamiento se ha transformado en un importante aporte a la corriente post-marxista, y a la crítica del estructuralismo, rompiendo con las bases teóricas que sustentan esta corriente, atreviéndose a elaborar un constructo teórico diferente que causó gran debate dentro del mundo intelectual, marcando un antes y un después para las ciencias sociales. Sobre todo, por su posición frente a los conceptos más tradicionales de “populismo” y “hegemonía”, términos que fueron resignificados a partir de su obra, creando su propio cuerpo teórico y metodológico a partir de la teoría del discurso, o también conocida como teoría de la hegemonía, creado en conjunto con Chantal Mouffe con quien desarrolló sus principales planteamiento y trabajos.

Laclau (2006) defendía que el nuevo escenario contemporáneo se caracteriza por una creciente tendencia a la politización de las relaciones sociales, mucho más profunda de lo que en cualquier momento anterior en la historia debido a la expansión del proceso de globalización. De esa forma, contrario a la creencia de que con el fin de la guerra fría y la caída de los socialismos reales se produciría a nivel global una despolitización y uniformidad ideológica y cultural, tal como afirmaba el intelectual Francis Fukuyama (1992) con su libro El fin de la historia cuya tesis aparecida en los años 90s provocó un intenso debate. En este contexto las discusiones aportadas por los enfoques pos-estructuralistas son un claro ejemplo de que lejos de ser teorías y categorías que conducirían a una despolitización, entendida como ausencia de conflictos y una homogenización cultural, existe un aumento considerable de la politización y de las luchas políticas en torno a determinadas demandas alrededor del planeta. Laclau (1993) afirmaba que “no hay nada de utópico en la proposición de esta alternativa, teniendo en vista la creciente fragmentación de los sectores sociales y la proliferación de nuevas identidades y antagonismos en las sociedades en que vivimos” (1).

De ese modo la naturaleza plural y fragmentada de las sociedades contemporáneas lleva a la formación de un terreno inefable que permite el establecimiento de una pluralidad de lógicas equivalenciales que hacen posible la construcción de nuevas esferas a partir de una política democrática hegemónica. Laclau afirma que “un conjunto de fenómenos nuevos y positivos está también en la base de aquellas transformaciones que hacen imperiosa la tarea de recuestionamiento teórico: el surgimiento del nuevo movimientos han transformado las formas atípicas que han acompañado a las luchas sociales en los países de la periferia capitalista, implican la extensión de la conflictividad social a una amplia variedad de terrenos” (2), multiplicándose los antagonismos entre diferentes fuerzas sociales, transformándose en un terreno fértil para que las identidades en formación luchen por su significación, tal es el caso de la primavera árabe, los indignados en España, el movimiento Syriza en Grecia o las movilizaciones en junio de 2013 en Brasil.

A través de su teoría del discurso introduce una serie de conceptos que serán clave para la comprensión teórica de lo social, tales como demanda, identidad, antagonismos, lógica de equivalencia y diferencia, y los principales, discurso y hegemonía, que han sido fundamentales para comprender su obra, que tomaban como base el ideal gramsciano de hegemonía, en el que su obra también se cruza con el psicoanálisis lacaniano.

ALCANCES DE SU PENSAMIENTO

Los planteamientos teóricos de Laclau han inspirando alrededor del mundo variados grupos de investigación creados en torno de las bases teóricas desarrolladas por Laclau, tal es el caso de la escuela teórica dedicada al análisis del discurso y la ideología de la Universidad de Essex o de la Escuela de Altos Estudios en Teoría del Discurso de la Universidade do Estado do Rio de Janeiro (UERJ) dirigido por la profesora Alice Casimiro Lopes, línea caracterizada por articular investigaciones educacionales en el campo del currículo por medio de una abordaje discursiva en el que se integran estudios críticos y post estructurales, lo que demuestra los amplios alcances de la obra de Laclau en distintas áreas del conocimiento.

Ya en la década de 1980 se advierte una reformulación teórica de sus percepciones del marxismo, lo que llevó a escribir una de sus más importantes obras que reavivó el debate intelectual dentro y fuera del marxismo, Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una radicalización de la democracia en sociedad (1985), Laclau junto a Mouffe proveen de un importante punto de referencia al pensamiento post-marxista, intentando reajustar elementos claves de la teoría propiamente marxista al nuevo contexto internacional, dando así una necesaria y saludable renovación a lo que este pensamiento se refiere, provocando un importante remezón en los pilares esenciales del marxismo clásico.

El pensamiento de Laclau ha servido de base para la perspectiva postmarxista y post estructuralista, rompiendo con las bases de la teoría marxista clásica debido a que este no lograba dar cuenta de una serie de elementos que le impedían operar con éxito al momento de explicar los fenómenos sociales, pues reducía los conflictos a la lucha de clases, dada por la posición ocupada en las relaciones de producción y, a factores de tipo económicos. Esta situación llevó a entender a las identidades como esencialmente dadas, predeterminadas, fijas y permanentes en el tiempo, centradas en el proletario como agentes de cambio social, sin considerar que existen otro tipo de luchas sociales que no necesariamente corresponden a lucha de identidades de clases, tales como las luchas de género como el movimiento feminista, movimientos contestatarios, las minorías étnicas o sexuales, los ecologistas, anti sistémicos y una amplia gama de movimientos sociales que luchan por la constitución de su identidad antagonizándose frente al poder que ha hegemonizado provisoria y contingencialmente un determinado discurso, quien además le impide su plena articulación como identidad, situación que lleva a una constante lucha que va más allá de la lucha de clases entre identidades previamente dadas.

La obra de Laclau ha permitido repensar el lugar de la identidad de los sujetos en base al significante Hegemonía que “provee de un anclaje a partir del cual las luchas sociales contemporáneas son pensables en su especificidad, a la vez que nos permite bosquejar una nueva política para la izquierda” (3), entrando en tensión con las perspectivas estructuralistas que intentan costurar el sujeto a una estructura que es invariable, en donde las explicaciones se derivan de factores económicos y de clase, reduciendo lo social a una linealidad histórica permanente y a una relación dialéctica estructura/superestructura, sin considerar la fluctuación de sentidos que es propias de las identidades y las articulaciones discursivas de los actores y grupos sociales contemporáneas, pues están son siempre provisorias y contingentes.

La obra de Laclau y su crítica a la teoría marxista ha sido aplaudida y valorada por el mundo intelectual, pero también duramente criticada, lo cierto es que su obra persiste como un punto de referencia critico que ha animado un interesante debate intelectual no solo dentro del mundo marxista, sino también fuera de el, introduciendo nuevas herramientas en la tentativa de comprender la sociedad y lo político. El debate que ha generado sin duda ha enriquecido profundamente la producción científica dentro de las ciencias sociales, según Henry Veltmeyer (2006) existe una perspectiva que prefiere ver el debate como un impasse teórico, mientras otros interpretan la obra de Laclau como una crisis que cuestiona al marxismo y a las perspectivas y formas de análisis de matriz estructuralistas que fijan al sujeto a determinados límites, lo mismo que a la construcción de grandes teorías asociadas al proyecto iluminista del siglo XVIII para establecer una mejor forma de sociedad en la cual haya progreso económico, justicia social y democracia (4).

De esa forma la obra de Laclau intentó renovar radicalmente el marxismo, para eso desarrolló todo un proyecto para reformarlo desde su interior, a través de una crítica que provenía desde el propio marxismo, siendo su aporte incuantificable, en la medida que se atrevió a desafiar a la teoría marxista, de la cual rescataba buena parte de la obra de Marx, pero a la vez la consideraba insuficiente para explicar la realidad social, los conflictos políticos y los sujetos.

Luis Leal Cuevas*
El Ciudadano

*Historiador, Magister RR.II. (Usach), Tesista Magister Educación (UERJ).

NOTAS:

(1) Laclau e Mouffe (1985) Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una radicalización de la democracia en sociedad. FCE, Buenos Aires 1985
(2) ibid.
(3) ibid
(4) Henry Veltmeyer; El proyecto post-marxista: aporte y crítica a Ernesto Laclau. Revista Theomai, 2006. N°14.

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