¿Puede el amor volverse una verdadera adicción?

El amor como una adicción es un tema del que normalmente se habla a modo de metáfora, pero este también se ha estudiado desde el punto de vista científico. Ahora un grupo de investigadores de la Universidad de Oxford afirma que esta adicción es algo real y ofrece conceptos claves para identificarla.

Imagen vía KCparks.org

«Te gusta pensar que eres inmune, pero es más cercano a la verdad decir que nunca tienes suficiente. Sabes que tendrás que enfrentarlo: eres un adicto al amor». Así dice la famosa canción de 1985 del cantante pop británico Robert Palmer.

El amor como una adicción es un tema del que normalmente se habla a modo de metáfora, pero este también se ha estudiado desde el punto de vista científico. Ahora un grupo de investigadores de la Universidad de Oxford afirma que esta adicción es algo real.

Luego de revisar 64 estudios sobre amor y adicción publicados entre 1956 y 2016, los autores observaron obvias similitudes entre los síntomas de ambos estados, pero también notaron dos formas diferentes de adicción al amor, una «estrecha» y otra «amplia», que son igualmente dañinas. El trabajo se publicó en Philosophy, Psychiatry & Psychology.

No todos los estudiosos del comportamiento y la psiquis humana están de acuerdo en que la adicción al amor es real o un desequilibrio. Todo depende de cómo se definan ‘amor’ y ‘adicción’, aunque los efectos que estos dos producen en los humanos son impresionantemente similares: ambos activan el circuito de recompensa en el cerebro, el que puede crear sentimientos de euforia, exaltación y éxtasis, y cuando falta el objeto de deseo, la persona puede sufrir una fuerte compulsión, desesperación, dependencia, carencia, comportamiento obsesivo y duelo.

Lo que los autores llamaron la visión «estrecha» de la adicción al amor, es la forma más extrema y dañina de los comportamientos amorosos, y es la forma potencialmente más esclavizante. Los autores la describen como un apego inusual que interfiere con la vida cotidiana de una persona, haciéndole difícil controlarse y llevándola a tener intensos episodios de dependencia y obsesión.

Esta clase de adicción al amor es el resultado de procesos anormales en el centro de recompensa del cerebro y produce una fuerte e inusual señal de recompensa. De manera similar a estar bajo el efecto de una droga, el adicto al amor nunca tiene suficiente, y a costa de sus otros intereses en la vida, busca más para no dejar de experimentar la sensación de estar en un estado sublime.

El segundo tipo de adicción, la visión «amplia», se reconoce como lo que solemos entender por amor normal, pero de todas maneras involucra una compulsión más intensa de lo usual, aunque esta puede ser controlada. Este tipo resultó más difícil de definir, pero que se basa en observaciones de comportamientos similares al ciclo de altibajos de la adicción, seguidos de desesperación y depresión ante la carencia del objeto de afecto.

Los investigadores encontraron que ambos tipos pueden ser perjudiciales para las personas, no solo en términos de cómo afectan el ánimo, sino también por la tendencia a mantenerse en relaciones no saludables y a obsesionarse con personas peligrosas o inapropiadas. En los casos más extremos, la adicción al amor puede llevar al acoso, al delito o incluso al suicidio.

De acuerdo a los autores, hay evidencia que demuestra que quienes experimentan el amor como una adicción, comparten procesos cerebrales con las personas que dependen de alguna droga. De esta forma, si la dependencia al amor se vuelve problemática, sería pertinente desarrollar terapias que ayuden a estas personas a vivir las relaciones más sanamente.

Nota original en IFLScience

Versión español, El Ciudadano

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