Revolucionario avance

Un nuevo examen puede diagnosticar el autismo con un 88% de precisión

En marzo del año pasado los investigadores del Instituto Politécnico Rensselaer de EE

En marzo del año pasado los investigadores del Instituto Politécnico Rensselaer de EE.UU. proporcionaron pruebas de que su método para diagnosticar el autismo, basado en un simple análisis de sangre, tenía un enorme potencial.

Ahora, un estudio de seguimiento que aplica la prueba a niños confirma el éxito de los hallazgos originales, acercándonos a la detección confiable y temprana de una alta probabilidad de desarrollar características identificadas con el espectro autista (ASD) en niños y niñas.

La clave de la prueba es un algoritmo que tiene en cuenta la presencia y la concentración de docenas de sustancias químicas en la sangre, que se han asociado previamente con el autismo.

Si bien este algoritmo ya había tenido éxito en las pruebas con unos 150 adultos, el resultado crítico será aplicarlo con éxito a un grupo de muestra mucho más joven.

«Este es un enfoque que nos gustaría ver avanzar en los ensayos clínicos y, finalmente, en una prueba disponible comercialmente», dice el autor principal, el biólogo de sistemas Juergen Hahn.

El Rensselaer Polytechnic Institute acoge a los investigadores que presentaron el nuevo avance.

Exactamente, lo que causa el desarrollo del autismo sigue siendo un misterio. Está claro que hay una serie de genes involucrados, pero la forma en que interactúan con los factores ambientales para dar lugar a características específicas, es el foco de una gran cantidad de investigaciones en curso.

Los efectos dominantes, sin embargo, parecen dejar una huella dactilar en forma de metabolitos (sustancias químicas alteradas) en la sangre.

En estudios anteriores, los investigadores descubrieron que al mapear los niveles de 24 metabolitos relacionados con el autismo, podían identificar qué adultos en un grupo tenían un diagnóstico de TEA con una precisión casi perfecta.

Para avanzar hacia una prueba más predictiva, el equipo trabajó con grupos de niños de estudios existentes que incluían datos sobre esos importantes metabolitos. Al final, encontraron 154 niños de entre 2 y 17 años y los resultados ya fueron presentados en Bioengineering & Translational Medicine.

Las dificultades del TEA involucran el desafío del procesamiento de las sensaciones y la conquista de la sociabilidad.

«Somos capaces de predecir con un 88 por ciento de precisión si los niños tienen autismo», explicó Hahn.

Un diagnóstico temprano es importante para ayudar a las personas con TEA a desarrollar habilidades que les ayuden a enfrentar los desafíos planteados por sus cerebros únicos. Tales dificultades implican el procesamiento de sensaciones y la conquista de la sociabilidad.

La disponibilidad de la nueva prueba es cada vez más importante, ya que las tasas de autismo parecen estar en aumento, aunque todos los indicios apuntan a que esto sucede debido a las mejoras en el conocimiento y el diagnóstico.

Los rasgos de TEA no siempre son fáciles de detectar y a veces toma años que se hagan obvios, retrasando posibles vías de asistencia hasta que un niño tiene al menos entre tres y cuatro años de edad.

Se ha buscado formas de recopilar evidencia de autismo en bebés y niños pequeños mediante escáneres cerebrales o la observación de ciertos movimientos oculares. Pero si tenemos un análisis de sangre barato y mínimamente invasivo para detectar TEA, será un gran paso hacia la mejora del diagnóstico.

Fuente: Science Alert

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