Los ciudadanos entre la política y la economía

¿Qué explica el actual malestar social-ciudadano?, ¿qué explica el “triángulo de las desconfianzas entre gobierno, oposición formal y ciudadanos?, ¿por qué la gente sale a la calle y toca cacerolas, luego de más de 20 años?, ¿por qué los estudiantes adquieren gran fuerza, impacto y convocatoria?, ¿por qué se convoca a un Para Nacional de […]

Por LLaguno

30/08/2011

Publicado en

Ciudadanos al Poder

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Foto AP

¿Qué explica el actual malestar social-ciudadano?, ¿qué explica el “triángulo de las desconfianzas entre gobierno, oposición formal y ciudadanos?, ¿por qué la gente sale a la calle y toca cacerolas, luego de más de 20 años?, ¿por qué los estudiantes adquieren gran fuerza, impacto y convocatoria?, ¿por qué se convoca a un Para Nacional de 48 horas?, ¿qué está pasando en Chile?

Chile con la derecha en el Gobierno desde marzo del 2010 cambió. Siguió cambiando cuando los ciudadanos comienzan a salir a la calle a manifestarse desde principios del 2011 y el cambio fue total el 4 de agosto cuando re-nacieron los cacerolazos nocturnos y 20 días después se inicia un Paro Nacional que marca un nuevo punto de partida en la lucha social de los chilenos. Un Paro que, sin duda, fue más movilización y protesta que Paro Nacional en sentido estricto.

Hay varias razones que lo explican. Sin embargo, todas ella forman parte de una doble explicación; una política y una económica.

La política se relaciona, principalmente, con la incapacidad del sistema político-institucional de procesar y canalizar las demandas ciudadanas. Y ello, se explica por  cinco factores:

a) En primer término aparece el sistema electoral binominal que ha generado un empate que ha “inmovilizado” las grandes transformaciones sociales y económicas que Chile demanda desde hace años y décadas; como, por ejemplo, la inclusión social y la reducción de la brecha existente entre ricos y pobres, que se refleja en una distribución de ingresos que ha sido definida como inmoral por muchos actores (incluido el actual Presidente de la República).

b) En segundo lugar, surge el hecho de que los partidos y la institucionalidad vigente no logran canalizar las demandas ciudadanas. Y ello, no sólo por el duopolio binominal, sino también por la voluntad política existente y su correlativo acomodo en un sillón parlamentario, en el palacio o en la mesa de un partido. Para algunos, ha sido la racionalidad de Estado y la necesidad de cuidar la incipiente democracia.

c) En tercer término, surge el hecho de que nos encontramos frente a una clase política muy desprestigiada (hecho que reflejan las encuestas hace muchos años y que cada día se agudiza) y que para la gente-ciudadanos sólo están interesados por mantener sus cuotas de poder y privilegio. “Entre ellos se arreglan los bigotes” es una frase que he escuchado muchas veces. La gente-ciudadanos percibe que las políticas y los políticos no están en sintonía con sus demandas y necesidades básicas.

d) El entrampamiento y lentitud de un conjunto de reformas políticas que ayudarían a descomprimir el cuello de botella existente ente sociedad civil y sociedad política. Entre ellas, inscripción automática (con voto obligatorio o voluntario), primarias abiertas y vinculantes para elegir candidatos, elección democrática de los Intendentes y Cores (Parlamentos regionales), plebiscitos nacionales y eliminar el rol subsidiario del Estado, etc.

e) Otro elemento que explica la situación actual de la debilidad de la política es el hecho de que el capital no tiene contrapeso político ni social.  En términos políticos, este hecho está muy vinculado al desprestigio de la política y sus actores. Ello, explica en alguna medida el entrampamiento de relevantes reformas políticas.

En términos sociales, vemos a un movimiento sindical muy debilitado que se expresa no sólo en la imposibilidad de negociar colectivamente, sino también en el bajo nivel de sindicalización y al estar posicionados sólo a nivel fiscal con muy bajo impacto en el sector privado (con la excepción de algunos sectores mineros e industriales).

En términos políticos el desprestigio de la política y su personal se debe, principalmente, a que el poder ha girado hacia la economía y el capital. La esfera de la política y su institucionalidad se ha debilitado frente al poder económico. La debilidad de la política es la debilidad de los políticos; y ello, no sólo por el peso del capital, sino también porque el Estado ha sido relegado a un rol subsidiario.

Junto a las causas políticas de la actual coyuntura, encontramos las razones económicas. En efecto, el malestar y descontento son, principalmente, económicos; y tiene directa relación con el modelo de desarrollo y la completa mercantilización de la vida social. Es decir, con la crisis del neo-liberalismo chileno y sus efectos en las enormes y cada vez mayores desigualdades y en las dificultades que surgen para lograr una vida digna y tranquila para millones de chilenos. “Hay que emparejar la cancha” se ha escuchado en más de una oportunidad.

La mercantilización extrema se expresa en la salud, vivienda, alza de los alimentos, medio ambiente y en la educación. Son estos dos últimos sectores los que han liderado el malestar ciudadano. Esta brutal mercantilización de la vida (con sus sueños y esperanzas) está asociada a seis aspectos:

a) Altos niveles de concentración económica (banca, retail, medios de comunicación, sector pesquero, forestal, etc). Muchos mercados tienen el carácter de oligopólicos.

b) Abusos del capital a distintos niveles (colusión de precios, Dicom, caso La Polar, ventas atadas, alta tasa máxima convencional, multi RUT, aplicación del interés sobre interés, equivalencia entre salario mínimo y remuneraciones).

c) Altas tasas de ganancia correlativa a bajos ingresos y precariedad del empleo. Las ganancias del capital financiero-comercial son “escandalosas” sobre todo si se relacionan con los niveles de ingresos (y su distribución) y su precariedad.

d) Política privatizadora extrema que debilita al Estado en su capacidad de generación de recursos.

e) Bajo nivel impositivo a las empresas. El impuesto a la renta de las empresas chilenas se encuentra entre los más bajas del mundo.

f) Desigual y brutal distribución de los ingresos. La distribución de los ingresos del país se encuentra entre las más desiguales del mundo. Aun, considerando el hecho de que durante 20 años de Concertación se paso de 5 mil a 15 mil dólares per cápita y la pobreza bajó a más de la mitad.

Las causas del malestar ya son evidentes. Llegó la hora de hacer cambios. Y ellos, pasan por reformas políticas, una reforma tributaria y una reforma laboral. Es la hora de los políticos y de la solidaridad. Es la hora de que la clase política y empresarial paguen la deuda con los ciudadanos, consumidores y trabajadores de Chile.

 

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