¿Un debate televisivo sobre educación pública?

La potencia de los hechos, la masividad y legitimidad del movimiento social por la recuperación de la educación pública ha forzado a algunos canales de televisión a equilibrar la cobertura informativa

Por Director

05/07/2011

Publicado en

Columnas

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La potencia de los hechos, la masividad y legitimidad del movimiento social por la recuperación de la educación pública ha forzado a algunos canales de televisión a equilibrar la cobertura informativa. Desde luego, Canal 13 abandonó por el momento su política de criminalización desembozada, introduciendo ahora notas positivas, como lo fue el reconocido trabajo del periodista Daniel Matamala acerca del Paro Nacional de 30 de junio.

Por su parte, Televisión Nacional transmitió en vivo gran parte de la marcha de 200.000 personas en la Alameda, pero en el noticiero central insistió en darle un tiempo desmedido a los aislados desmanes, detonados con puntualidad inglesa a las 13:30 horas.

Pese a estos matices, los canales de televisión se han ocupado de limitar la exposición de las demandas de estudiantes secundarios y universitarios en sus espacios informativos, particularmente en aquellos que tienen mayor audiencia. En línea con la estrategia gubernamental, hasta los propios conductores y periodistas desechan de plano los requerimientos de cambios a la Constitución y recuperación de los recursos naturales para el financiamiento de la educación pública. De nuevo, se apuesta por la falsa ilusión de la unanimidad, esta vez para calificar -sin dar argumentos- el movimiento social de “ideologizado”, para señalar que sus demandas “no tienen nada que ver” con la educación. Ello, a contracorriente de lo expresado por las 400.000 personas que salieron a las calles en todo el país.

En este contexto, es llamativo que, con honrosas excepciones, a los representantes estudiantiles se les concedan escasos segundos para explicar los fundamentos de los cambios que solicitan. La exclusión es aun más patente en el caso de los estudiantes secundarios.

La tímida apertura (si la podemos llamar así), de los grandes medios, es a todas luces insuficiente. La televisión, tal como la clase política, no muestra voluntad de procesar las demandas sociales con sentido republicano.

La importancia de lo que está en juego, hace imprescindible una discusión abierta a toda la sociedad. Del mismo modo que los canales organizan foros presidenciales, perfectamente puede dar lugar a la realización de un debate televisado en donde se dé la palabra, en igualdad de condiciones, a las mayorías que se han expresado por un sistema de educación gratuito y de calidad, y a quienes defienden el lucro en la educación. Nada lo impide.

Por el contrario, sería una buena forma de conocer directamente y sin exclusiones, los argumentos de los actores involucrados. Eso es lo propio de un sistema democrático.

Que sea la ciudadanía -y no los medios- quien finalmente juzgue sobre la razonabilidad y necesidad de las reformas que se exigen.

Por Luis Cuello

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