OPINION POLITICA

¿Fin del centro político?

El llamado de un grupo de militantes de la DC, denominado «Progresismo con Progreso», a no votar por Alejandro Guillier en segunda vuelta, da cuenta de un proceso de polarización de la política del cual Chile no es ajeno, sino reflejo del desgaste a nivel mundial de los llamados «gobiernos de centro» en el mundo

Por paulwalder

06/12/2017

Publicado en

Columnas

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Mariana Aylwin

El llamado de un grupo de militantes de la DC, denominado «Progresismo con Progreso», a no votar por Alejandro Guillier en segunda vuelta, da cuenta de un proceso de polarización de la política del cual Chile no es ajeno, sino reflejo del desgaste a nivel mundial de los llamados «gobiernos de centro» en el mundo.

El análisis de este fenómeno, lleva a concluir que se debe al desgaste de los llamados gobiernos de ‘centro’ o socialdemocratas, los cuales no han sido capaces de mejorar las condiciones de vida de las personas, más bien, han profundizado la acumulación por sobre la distribución de las riquezas.

Si bien, no es nuevo el llamado que hace Mariana Aylwin a no votar por Alejandro Guillier, creo que este, no tendrá efectos electorales, puesto que la derecha de la DC no votó en primera vuelta por Guillier, ni tampoco lo hará en segunda.

Cabe destacar que este grupo llamado «Progresismo con Progreso», siempre ha sido una pandilla contraria a las reformas de avanzada social, es decir, son de derecha, por lo tanto, su llamado también es señal de sinceramiento.

Esto, más que ser una crisis del centro, es la desaparición del centro político. Vivimos una polarización izquierda-derecha, la que no es particular de Chile, ya que lo mismo está ocurriendo en la mayoría de las llamadas sociedades «modernas» como Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Austria, Finlandia, Irlanda, Grecia o Francia.

Es el caso del Partido Laborista británico con Jeremy Corbyn o del Partido Demócrata con Bernie Sanders en Estados Unidos, donde el Partido Republicano, por su parte, tiene el liderazgo de Donald Trump, quien logró un triunfo con un discurso neofascista, basado en el nacionalismo y la industrialización. Otro caso es el de Mélenchon en Francia, quien ha entendido que asumir las demandas históricas de la izquierda es simplemente avanzar hacia los mínimos democráticos de una República.

Si bien, en nuestro país el proceso ha sido más lento, producto de la posdictadura en que transitamos, ocurre algo similar cuando este grupo de la DC y otros descolgados como Velasco, implícitamente llaman a votar por Piñera, o el caso del Frente Amplio, quienes han optado por la agudización de los conflictos/polarización más que a la democracia de los consensos, sin que exista un llamado claro a votar por el candidato de «centro izquierda».

Este escenario, que tendrá mayor relevancia en la próxima elección, exige liderazgos capaces de aglutinar esa masa votante que quedó en el huerfanismo, proponiendo políticas-sociales y económicas viables que hagan frente a la desigualdad brutal que sufre Chile,  y además, que sean capaces de hacer frente a esta rearticulación que enfrenta la política.

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