Opinión:

Jhendelyn Núñez y las fotos filtradas: desnudando a la fuerza, la lógica del violador

"Sea cual sea la excusa que alimente lo que algunos llaman "morbo", lo cierto es que la mentalidad que prevalece detrás de la difusión de estas fotografías es la de un violador: una lógica machista de apropiación de la intimidad de la mujer a la fuerza, y que en algunos casos llega a la locura de la edición minuciosa de fotografías de mujeres públicas con desnudos".

Por Vanessa Vargas

05/12/2016

Publicado en

Columnas / Género

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jhendelyn-nunez-miamiDurante esta mañana, a través de redes sociales, se filtraron unas imágenes en las que se supone  -considerando el exceso de tiempo de algunos ociosos dedicados a la edición- es retratada la modelo chilena Jhendelyn Núñez en medio de una intervención en el quirófano, completamente desnuda. Dejando en evidencia la falta de ética del cuerpo médico que habría liderado el procedimiento, la joven fue fotografiada mientras se encontraba bajo los efectos de la anestesia y la imagen fue viralizada, posteriormente, en Whatsapp, Twitter y Facebook, además de algunos medios de comunicación.

Rápidamente, el nombre de Jhendelyn se volvió lo más comentado del lunes. Como si fuera una cosa natural, que incluso algunos defendieron por la naturaleza de su trabajo como modelo, muchos festinaron con el desnudo y comentaron sin pudor las dimensiones de su cuerpo y su vagina. «Se ve selladita la Jhendelyn, se ve, no nos engañas. No había para qué«, comentó en Twitter @aorellanavil, entre numerosas acotaciones de la misma bajeza.

Otros y otras consolaron a Jhendelyn bajo la excusa de «que se veía muy bien», reiterando ese análisis superficial ya visto en casos de anteriores filtraciones. Como cuando la actriz Jennifer Lawrence fue hackeada por un psicópata y, luego de que sus fotos íntimas fueron esparcidas por la red, el comentario de turno apuntaba a que por qué se quejaba, que con ese cuerpo cuál era el problema de ser vista desnuda por todo el mundo (aunque fuera sin su permiso). Y, volviendo al caso de Núñez, que para qué más cirugías, si ya está estupenda, y por último que por qué tanta queja, si «está acostumbrada a mostrar el poto y las tetas en todas partes«. Pero, ¿por qué no ver, entonces, las fotografías para las que ella ha posado voluntariamente?

 

Lo cierto es que, de ser real, esta violación a la privacidad de Núñez es también una expresión más de la violencia de género. Porque si la modelo fue fotografiada en esas condiciones, queda en evidencia que ni siquiera en un pabellón médico, una mujer está libre de ser considerada un objeto para el goce masculino. Porque, independiente de la identidad de quien la haya retratado, su cuerpo es expuesto sin consentimiento para el comentario de un público donde los hombres son mayoría y se reivindican a sí mismos como la audiencia predilecta de las fotos filtradas en que se exhiben mujeres desnudas, no sólo en Chile, sino que también en el resto del mundo. «Para los que andan buscando la foto de Jhendelyn«, comentaron muchos de ellos al viralizar la imagen y reproducir el agravio.

De ser ciertas las fotografías, la intimidad y confianza de Jhendelyn como paciente de aquella clínica fue atropellada y violentada como una nefasta broma que puede costarles caro. La modelo habría sido víctima de una actitud deleznable por parte del personal médico, un delito por el que fácilmente podría querellarse, ya que implica un atropello a la Ley N° 20.584, que regula los derechos y deberes de las personas en relación a su atención de salud.

Sea cual sea la excusa que alimente lo que algunos llaman «morbo», lo cierto es que la mentalidad que prevalece detrás de la difusión de estas fotografías es la de un violador: una lógica machista de apropiación de la intimidad de la mujer a la fuerza, y que en algunos casos llega a la locura de la edición minuciosa de fotografías de mujeres públicas con desnudos. Una posibilidad que todavía es atendible en este caso, considerando lo que hicieron hace unas semanas con fotos de la joven cantante María José Quintanilla y que, sin embargo, no quita la gravedad del hecho. Porque el daño a la imagen de Jhendelyn ya está hecho y el éxito de estos trucos radica precisamente en eso. En el afán de desnudar a la fuerza, de sobrepasar cualquier límite de su privacidad, aunque sea en broma. Aunque sea por la «fantasía». Y quién podría negar a estas alturas que la mayoría de las víctimas de fotos filtradas son precisamente mujeres, lo que no es casualidad. Se llama sexismo.

De esta lógica perversa se hacen parte los medios de comunicación, que diariamente reproducen fotografías hackeadas como si no estuvieran conscientes de que es un hecho ilegal y absolutamente repudiable. Una crítica que incluso ha salpicado a este portal y otros, en medio de las amplias contradicciones que afectan los principios editoriales de estos tiempos. Pero mañana, cuando los propios medios o los ardientes usuarios de redes sociales que alardean de masturbarse con fotos filtradas, se enteren de los detalles de un brutal femicidio o de la violación de una menor de edad, la hipocresía jugará su rol de todos los días y nos preguntaremos qué pasa con esta sociedad enferma.

Lo cierto es que aunque algunos olvidan el rol que juegan en la continuidad de la violencia de género -o prefieren ignorarlo- a la hora de reproducir y difundir estas imágenes, otras muchas estamos acá para recordarlo. Hasta que la dignidad de las mujeres, de Jhendelyn y de cada una, se haga costumbre.

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