La crisis de credibilidad de los políticos

Existía un mito en la ciudadanía, que los políticos eran vendidos a los grandes empresarios, ese mito decía que los políticos defendían los intereses de quienes los financiaban y no de quienes los elegían

Por Director

04/09/2015

Publicado en

Columnas

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ancalao

Existía un mito en la ciudadanía, que los políticos eran vendidos a los grandes empresarios, ese mito decía que los políticos defendían los intereses de quienes los financiaban y no de quienes los elegían.

Ese ya no es un mito, es una realidad cierta y es la que ha profundizado la crisis de credibilidad de los políticos y de este gobierno, es esta realidad la que lleva el gobierno cada vez más a la baja en las encuestas.

De tal manera, los proyectos de ley no ayudan a resolver el problema de falta de confianza en los políticos, pueden ayudar a modernizar el Estado y es necesario hacerlo, pero no resuelven el problema Moral, con esto quiero decir, que la crisis moral y ética que nos afectan no se soluciona con una aspirina legal, concluimos que no hay sintonía con la ciudadanía, se Habla de proyectos de ley y la ciudadanía espera escuchar un reconocimiento de la crisis moral en la política.

Las leyes que se proponen para enfrentar la corrupción, se ve como un intento de regir la conducta de los políticos, sin embargo, la ciudanía sabe que la conducta la debe regir la altura moral, esa es la que tenemos que recuperar y decir a Chile que esta altura moral aun existe y que más allá de las leyes, aún existe la esperanza de devolver la confianza al país.

La derecha Se equivoca profundamente al pensar que los tribunales resolverán los problemas políticos. Todo lo contrario y me niego a renunciar al lenguaje moral que ayudará a darle mayor significado a nuestra política. No buscamos emparejar la cancha con la derecha, buscamos que Chile se democratice y se desarrolle.

Lo del Senador Orpis es extremadamente grave, porque es la prueba viviente, de ese mito hecho realidad, los políticos obedecen a los grandes empresarios que los compran, y no a la gente humilde que los elige, como ocurrió con la ley de pesca, que a nuestro juicio debe derogarse, pero este es un ejemplo extremo, lo verdaderamente preocupante, es la masividad de políticos entregados a los intereses empresariales. Dime quien financió tu campaña y te diré como votas.

En efecto, las empresas tienen como objetivo maximizar utilidades, a quien se le puede ocurrir que una graciosa donación, no tiene ese mismo fin? Que político actuará contra los intereses de quienes lo financian?. Esto es democracia de papel.

La inteligente política de la derecha para mejorar el  país, se basa en esperar que se produzca algún escándalo en La Moneda para empatar, es un plan de gobierno tan rasante como su filosofía que se basa en creer que todos los problemas de Chile los resolverá el mercado. El país necesita discusiones de altura. Ya no queremos más esa ideología que cree que nuestros problemas se resuelven mientras menos participe el gobierno en la seguridad social, que los problemas de Chile se resuelven disminuyendo el gasto fiscal. La derecha tiene la intención que la ciudadanía crea que estas ideas son una especie de programa de gobierno.

Nosotros tenemos la tarea de mejora la política, no defender y administrar un sistema corrupto e injusto que implemento a fuego la derecha pinochetista y que algunos políticos de “izquierda caviar” han defendido. No podemos cargar con la responsabilidad de acciones y decisiones en las que jamás hemos participado.

Escuche a un senador decir “no se ve bien, pero es legal”, creo que algo que no se ve bien no puede ser legal, es más, creo que una ley inmoral no puede ser ley, aquí hay parlamentarios  desde que yo tenía 9 años, hoy tengo 34, y algunos dicen que no se ve bien pero es legal, y que no se deben limitar los periodos de reelección, es muy claro que esta explicación legal no será bien acogida por el ciudadano de  a pie. La ley sirve para solucionar y ordenar los problemas legales, no para convertir los corazones ni la moral de los incumbentes.

Qué duda cabe, la legalidad no nos resuelve el problema moral e insisto que debemos diferenciar los problemas urgentes de los problemas importantes, lo importante es el cambio a la constitución y las leyes que modernizan el Estado, pero mientras eso pasa tenemos que resolver los problemas urgentes, y lo urgente son esos 4 millones de personas que no tienen sus necesidades básicas cubiertas, que no tiene donde vivir, ni que comer y que creen que lo que pasa en la política de La Moneda y el congreso no tiene nada que ver con ellos, y que caiga el ministro que sea, eso no les cambia la vida, llegan a creer que esto es un reality político, que se ve en las noticias centrales. Abordar lo urgente y lo importante, recuperar la moral, es el único camino que nos hará recuperar la agenda social y comunicacional que es la que le dio el cariño y apoyo a nuestra presidenta. Es urgente impulsar una iniciativa presidencial que apunte a esta necesidad urgente y que nos haga recuperar la agenda social y la sintonía con el Chile postergado.

Pero debe ser una voluntad auténtica que permita hacer realidad la igualdad de oportunidades. Porque seamos mapuches o chilenos, sentimos que no se atienden los desafíos más importantes del país. Inevitablemente concluimos que hay una mayoría en Chile que se posterga en beneficio de una minoría política y económica que se “arregla”. Esperamos una real voluntad política para resolver los problemas, esto obliga a reconocer que el sistema de salud no funciona, es brutalmente costoso, terriblemente ineficiente y no está hecho para la mayoría de Chile que no tiene trabajo y que vive en pobreza. Debemos reconocer de una vez por todas,  la diferencia que hay entre la política que tenemos y la política que necesitamos y la distancia que existe entre los grandes desafíos para salir adelante y la pequeñez de nuestros políticos.

Del mundo donde vengo, les gustaría decir mucho más que esto, pero esto ya es un avance porque quizás, más que nunca, en nuestra historia reciente necesitamos una nueva forma de hacer política, que sea capaz de construir sobre lo que nos une y no sobre lo que nos divide. Chile sin duda se merece algo mejor.

 

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