La Democracia Cristiana y los Ídolos de la Muerte

 Siguiendo al Padre Gustavo Gutiérrez, el problema central del mensaje neotestamentario no es el ateísmo sino la idolatría, los falsos dioses

Por Director

23/05/2017

Publicado en

Columnas

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 Siguiendo al Padre Gustavo Gutiérrez, el problema central del mensaje neotestamentario no es el ateísmo sino la idolatría, los falsos dioses. Pero lejos de lo que podría pensar una persona poco versada en las Escrituras, lo que se problematiza fundamentalmente no son los ritos paganos, sino la devoción al poder y al dinero, junto con su egoísmo consustancial, disfrazados de devoción religiosa. Así lo sugieren al menos la expulsión de los mercaderes del templo (Marcos 11:15-18), el pasaje sobre los ricos y el reino de los cielos (Mateo 19:23-24), y sobre aquellos que en la acumulación de riquezas “han condenado y matado al inocente” (Santiago 5:1-6), entre otros.

Y si la idolatría es la negación de nuestro Dios ¿cuál es su afirmación?, pues la vida en comunidad y su pleno desarrollo. Si Dios es la afirmación de la vida y la comunidad ética, los ídolos como negación de Él son los ídolos de la muerte. Mateo 22:37-39 señala los preceptos más importantes de la Ley: Amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente y amar al prójimo como a sí mismo; traducción que según Lévinas, debería ser revisada, toda vez que no es el “sí mismo” la medida de amor al prójimo, sino que el amor al prójimo es la mediación por la cual el “sí mismo” logra amarse y amar a Dios, siendo este un Dios trino cuyo fundamento es la comunidad de tres personas (Padre, Hijo y Espíritu Santo). Nada más lejos del individualismo neoliberal y su ética solipsista de la salvación personal mediante las ofrendas (Mateo 9:12-13).

Pero resulta además, que ese amor demandado por Cristo no es un amor puramente arbitrario, es un amor con contenido ético, que puede ser ampliado y actualizado, pero no negado ni tergiversado. El mismo Mateo 25:35, lo operacionaliza y baja al cotidiano: “Porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, era emigrante y me recibieron, estaba desnudo y me vistieron, estaba enfermo y me visitaron, estaba encarcelado y me vinieron a ver”.

Es por ello que resulta tan difícil de entender la presencia de la candidata de la Democracia Cristiana (por definición católica), Senadora Carolina Goigc y sus camaradas Walker y Pizarro, el día de ayer 16 de mayo de 2017, en el homenaje que el Senado de la República rindió a Agustín Edwards.

Resulta difícil, porque Edwards fue cómplice e ideólogo del Golpe de Estado y asesinato del Presidente Allende, el Presidente de la leche para los niños y la tierra para los campesinos pobres. Difícil porque Edwards y sus montajes mediáticos deshumanizaron la vida de aquellos que se opusieron al régimen. Difícil porque sus mismos camaradas de la DC fueron presos y torturados en los tiempos en que la Democracia Cristiana, recordando su mandato original, defendía al Pueblo en la Vicaría de la Solidaridad. Difícil porque Edwards asesinó con el silencio y la mentira la dignidad de los pobres.

Ayer los parlamentarios de la Democracia Cristiana estuvieron en el homenaje a aquellos que quitaron la comida al hambriento, quitaron la leche a los niños con sed, le cerraron la puerta (ideológicamente) a los inmigrantes, desvistieron a las mujeres en los calabozos, encarcelaron a las y los que luchaban y no nos dejaron volverlos a ver. El 16 de mayo de 2017 la DC se postró ante los ídolos de la muerte.

Pero ayer también un grupo de 30 jóvenes irrumpió de manera pacífica en el homenaje y en una declaración de prensa, pronunciada junto a cada uno de nuestros desaparecidos, volvieron a decir con sus actos “la muerte, dónde está la muerte, dónde está mi muerte, dónde su victoria”.

 

 

 

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