La miseria en los tiempos del COVID-19

Por Alejandro Navarro Brain             Dicen que los pueblos pagan los errores de sus gobiernos

Por El Ciudadano

20/03/2020

Publicado en

Columnas

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Por Alejandro Navarro Brain

            Dicen que los pueblos pagan los errores de sus gobiernos. Pero no. Al menos no en América Latina. En América Latina los pueblos pagan los aciertos de sus gobiernos. Sí, los aciertos, porque en América Latina, los gobiernos que quieren romper con la miseria y la dependencia estructural de sus economías, entran sí o sí, en una guerra económica frontal con los Estados Unidos, y con sus instituciones aliadas, en este caso: el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Foro Para el Progreso de América del Sur (Prosur).

Las caretas se caen, y mientras millones en América Latina apostamos por la solidaridad, como única salida posible a la pandemia; el FMI niega el financiamiento a Venezuela, y el presidente de Chile, títere de Trump, excluye al Presidente Maduro  de la reunión de coordinación con los líderes  de América del Sur. Las caretas se caen; a algunos les queda un rostro de humanidad y a otros solo de miseria.

Alejandro Navarro Brain, Senador de la República de Chile

            Las crisis –sean estas sanitarias o políticas– hacen caer las caretas, no importa que tan bien adheridas las tengamos al rostro. El miedo desnuda al sistema de sus improntas oportunistas, y nos muestra el porcentaje de humanidad que queda en cada uno. Así, por ejemplo, mientras la Cuba revolucionaria de Martí y de Fidel, envía escuadrones médicos a todo el mundo para contener el COVID-19, la Europa fascista de Salvini y Johnson aprovecha la oportunidad para deshacerse de sus ancianos.

            Las caretas se caen, y mientras millones en América Latina apostamos por la solidaridad, como única salida posible a la pandemia; el FMI niega el financiamiento a Venezuela, y el presidente de Chile, títere de Trump, excluye al Presidente Maduro  de la reunión de coordinación con los líderes  de América del Sur. Las caretas se caen; a algunos les queda un rostro de humanidad y a otros solo de miseria.

            La guerra económica contra la patria de Bolivar, que entre 2013 y 2017 costó a la república hermana de Venezuela entre 1,1 y 1,6 Productos Internos Brutos (PIBs), es decir, aproximadamente entre 245 mil y 350 mil millones de dólares, no ha dado tregua. Para contener la crisis sanitaria, el Presidente Maduro solicitó un préstamo de 5 mil millones de dólares al FMI. Este se negó, argumentando que no había claridad respecto al reconocimiento internacional del gobierno, en circunstancias que la misma Asamblea General de las Naciones Unidas lo ha reconocido como el único gobierno legítimo.

            ¡5 mil millones! ¡Solo 5 mil millones! ¡Un 1,4% de los 350 mil millones de dólares que le han robado! ¡Cuando Inglaterra le retiene mil doscientos millones de dólares de sus reservas en oro! Es decir ¡El FMI tiene un cuarto del préstamo asegurado, mediante uno de sus socios de mayor influencia internacional!

            Pero más triste y más miserable que el FMI, ha sido la actitud de la propia América del Sur y, en especial de Sebastián Piñera.  En 2019, un año después de que Chile, Argentina, Brasil, Colombia, Paraguay y Perú suspendieran su participación en UNASUR; Chile y Colombia, ambos gobiernos serviles a los Estados Unidos, crearon un nuevo órgano de integración regional: el Foro Para el Progreso de América del Sur (Prosur).

            La finalidad del Prosur, siempre fue explícita y declarada, crear un organismo que fortalezca el eje liberal en Sudamérica, en nombre de principios humanitarios, que teóricamente –en realidad, falazmente– Venezuela no respetaba. Junto con eso, además el Presidente del Prosur, Sebastián Piñera, creó una visa de “responsabilidad democrática” que dio facilidades a los compatriotas venezolanos, para ingresar a Chile, llegando a un total de 455.494 residentes.

            Pero ante el COVID-19, la careta del Prosur se cayó y su Presidente, dio claras señales de que, en realidad, le importan poco los venezolanos y venezolanas en Chile y, por supuesto, menos le importa Venezuela. La situación en América del Sur se torna trágica, y ante ello el Prosur, sumó a una reunión a Uruguay y Bolivia, dos países que no forman parte del organismo original.

            El objetivo de la reunión, era abordar la crisis a nivel regional y coordinar acciones de control fronterizo y abastecimiento médico. Pero la miseria de Sebastián Piñera pudo más, y excluyó al Presidente Maduro de la instancia. Acto de desprecio por el pueblo de Venezuela, sin duda, y también acto de poco alcance intelectual, pues prefirió dejar fuera de la coordinación a toda la puerta norte de América del Sur, exponiendo al subcontinente en su conjunto.

             Ante el COVID-19, el FMI mostró que para la razón del capital, el mercado siempre está por sobre las personas; y Piñera y el Prosur, demostraron que jamás tuvieron la intención de integrar a América Latina, sino la de aislar la dignidad y la resistencia de los herederos de Chávez y Bolivar.

Por Alejandro Navarro Brain

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