OPINION

Las concesiones en Salud ya fracasaron

Por estos días algunos personajes de la política nacional han vuelto a entregar opiniones sobre el área Salud, especialmente entre los que comienzan a dar luces sobre sus programas camino a las elecciones

Por paulwalder

17/05/2017

Publicado en

Columnas

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Por estos días algunos personajes de la política nacional han vuelto a entregar opiniones sobre el área Salud, especialmente entre los que comienzan a dar luces sobre sus programas camino a las elecciones. Entre ellos, la actual senadora y candidata presidencial de la Democracia Cristiana, Carolina Goic, señala que hay que volver a las concesiones, que es parte de un “ideologismo de café” el oponerse a que los privados administren hospitales.

Tras una reunión con la ministra del ramo, Carmen Castillo, en compañía del ex Superintendente de Salud, Manuel Inostroza, y el ex ministro Pedro García, Goic señaló que “cerrarse al mecanismo de concesiones fue un error. Nos hubiera permitido avanzar en entregar mejor infraestructura. Por eso lo que planteamos hoy no es mirar hacia atrás, porque poco se puede hacer sobre decisiones que ya se tomaron, sino cómo somos capaces hacia adelante de aprender de esos errores”. Ciertamente no le conviene mirar atrás, pues el mismo Pedro García fue parte del gobierno de Ricardo Lagos bajo el cual se aprobaron las leyes que permitieron las concesiones e instalaron el AUGE, como forma de traspasar a los privados la “lista de espera”, convirtiendo la Salud en un negocio que, a la luz de los años, solamente ha beneficiado a los empresarios.

Esas leyes fueron resistidas con movilizaciones de los trabajadores de la Salud. Les dijimos a las autoridades de la época que, a la vuelta de diez años, lo único que estarían contando serían muertos producto de la discriminación y la falta de sensibilidad de las empresas. La historia nos ha dado la razón y son ejemplo claro de esto las fallas de los hospitales concesionados de Maipú y La Florida, como también la lamentable lista de muertos en espera de atención.

La ministra Castillo dice hoy que muchos de ellos igual iban a morir, pero que distinto es morir con dignidad, sabiendo que se hizo todo lo posible o recibiendo la atención necesaria para disminuir el padecimiento, frente a la angustia de morir esperando ser atendido. Finalmente los negocios son negocios y no hay forma de “humanizarlos”.

Por otro lado, ante las medidas de presión que hemos debido tomar por las deficiencias en el área, el presidente del Colegio Médico, utilizando un lenguaje clasista que evoca a la dictadura, rechazó la movilización diciendo que «un grupo pequeño de personas vociferantes y gritonas no puede impedir que nuestros médicos y nuestros profesionales atiendan a los pacientes». Se olvida el señor Paris que han sido cientos y miles de trabajadores de la Salud los que han impedido que se avance hacia la total privatización, que es la real causa de que no se atienda a los pacientes más pobres. Las movilizaciones y protestas de los funcionarios de la Salud han estado relacionadas con la demora en la construcción de establecimientos, el hacinamiento, el déficit de materiales y las largas esperas a las que son sometidos los pacientes.

Acaso quiere el representante de los médicos que el abuso contra los trabajadores y pacientes, que la falta de insumos, de espacios adecuados, de camas, colme a tal grado la paciencia de la gente que provoque un estallido social de incalculables consecuencias. Parece que a muchos no les importa lo que suceda, solo velan por mantener el nicho de negocios en que han convertido a la Salud.

No nos parece que una llamada de atención a la ministra, por parte de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, sea una forma de arreglar tanto entuerto. Más allá de quien administra hoy el sistema, los responsables políticos de la muerte de más de 11.000 personas, que desde el 2005 estaban en lista de espera del AUGE, y las más de 25 mil personas que el año pasado fallecieron esperando atención con un especialista, son quienes instalaron el modelo actual y tienen nombre y apellido. El juicio político debe ser contra Ricardo Lagos Escobar y sus ministros de Salud, Osvaldo Artaza y Pedro García.

Eso no es mirar hacia atrás ni ideologismo de café, es ser responsables y volver a señalar que el Estado de Chile debe estar enfocado en la atención de un ser humano integral, que debemos comprender que lo más importante para la salud de un pueblo es la prevención, aunque no sea rentable para las empresas farmacéuticas, ni para las clínicas privadas ni los médicos que prefieren hacer negocio ante la necesidad de atención.

Chile debe ser capaz de construir políticas serias de prevención, concentrar la inversión en la atención primaria, profesionalizar a los funcionarios de la Salud y pagarles salarios que se correspondan con ello, dejar de lado las miradas mezquinas, las trabas y los prejuicios contra quienes estudiaron en el extranjero y quieren hacer su aporte.

Cuando se viene una nueva elección presidencial y parlamentaria, en medio del naufragio de la clase política corrupta y neoliberal, esperamos de quienes se postulan a los cargos de representación un programa, acorde a las reales necesidades de nuestro pueblo y de sus trabajadores, que no se quede solamente en lindos titulares.

El proceso de concesiones en Salud ya demostró su fracaso.

 

 

Jorge Araya Guerra

Presidente Confederación Nacional de Trabajadores de la Salud

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