Maradona, Bielsa: Una oportunidad para hablar de Paz

El fútbol es la religión moderna

Por Director

15/10/2009

Publicado en

Columnas

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El fútbol es la religión moderna. En la encuesta FIFA en que se pidió a los hinchas del mundo que votaran por el mejor jugador de todos los tiempos, Maradona arrasó y relegó a Pelé a un segundo lugar. La FIFA decidió premiar a ambos de todos modos pero quedó clara la preferencia del hincha por «El Diego de la Gente». Es un antecedente importante para comprender que hasta se le levantó una Iglesia en su homenaje. Diego Armando Maradona, nuestro Dios Moderno, nació en una villa miseria. Grabó un video siendo muy pibe diciendo que quería ser campeón del mundo y luego, escribe el gol más hermoso y trascendente de la historia y levanta la copa de oro. Hoy, es el director técnico de la selección Argentina.

Marcelo Bielsa, por su parte, imprimió al juego colectivo de la selección nacional mística y con ello, hemos logrado la clasificación holgadamente. Consecuentemente, los medios de comunicación masivos hablan de un fenómeno de cambio de mentalidad.

Analizo acá, ambos fenómenos, desde la perspectiva de la emergencia de una conciencia planetaria acerca del presente.

El fútbol como religión.

El fútbol conecta a los habitantes de la Tierra. La mayor cantidad de televisores encendidos se produce mecánicamente para el momento en que el deporte rey juega una nueva final y por tanto, ningún otro fenómeno hace partícipe a la sociedad planetaria de un momento más que éste. Por esta razón merece, en estricto rigor, considerarse el fútbol como una religión, porque re-liga, re-conecta a todos a un solo asunto: la competencia final.

Esta religión de la competencia retrata los tiempos que vivimos. La FIFA se jacta desde hace mucho que los países afiliados son más que los países afiliados a la ONU. El sistema consiste en que un país, un grupo alcanza la gloria y el campeonato y el resto vive la derrota, cada cuatro años. La violencia al interior de los estadios es un asunto sin solución aparente. Es evidente que las frustraciones que genera un sistema de competencia, no tienen un cauce para canalizarse sanamente. Dado que así funciona este deporte masivo, cada vez que se juega, existe tensión por saber si se está cerca de la gloria o se perdió la chance. A medida que transcurren los partidos, la tensión se acumula. El momento crítico es aquél en que se define un campeonato. Las clasificatorias sudamericanas terminaron ayer y las palabras de Maradona representan una tormenta de la religión.

La sociedad, las empresas y el gobierno funcionan del mismo modo, con un modelo basado en competencias.

En la Naturaleza, la lluvia, los truenos y relámpagos descargan las tensiones. Solamente así puede aparecer un nuevo sol y nos ilumine. La tormenta se caracteriza porque limpia y en su movimiento ascendente manifiesta el poder de la Creación. Con esto, el análisis del episodio de Maradona es ejemplar para observar al mismo tiempo a nuestra sociedad. Maradona las emprende contra los medios de comunicación. Es una constatación muy simple que los medios, en general, venden principalmente desastres, horrores y morbo. Existen indicaciones y sugerencias de los líderes mundiales reunidos en la Asamblea General de Naciones Unidas que solicitan contagiar optimismo y noticias positivas en los periódicos. Ello es aún un deseo y una aspiración.

Existe un autor que señala que para entender lo anterior. Para entender cómo funcionamos si todos los días nos nutrimos de la expansión del miedo y de la inseguridad, a través de medios de comunicación masivos, debemos remitirnos a la época del rey Arturo. En esa época, el reino había logrado cierta paz y prosperidad de la mano del Rey sabio y de su consejero Merlín. Al comenzar su esposa Genoveva a incidir en los asuntos del reino, solicitó que se quitaran las banderas paganas y que se levantara exclusivamente la bandera de la cruz. Arturo accedió. Merlín entendió que ni a pesar de toda su influencia lograría terminar con esta tendencia sutil que se cernía sobre el reino. Se trató esa época de la irrupción irrefrenable de la oscurdidad, el fanatismo y la ignorancia. Este mismo autor, José Argüelles, señala que la importancia de esta historia está dada porque ahora estamos en tiempos en que ocurre lo contrario. Vivimos una época de confusión, de valores trastocados en que imperan la ignorancia, la ilusión de la separación y el miedo. Hemos puesto en riesgo la sobrevivencia de nuestra especie en la Tierra y por ello, podemos entender que de todas formas el entendimiento, la sabiduría, el amor y la comprensión se están abriendo paso entre nosotros. Esta es la época profetizada en la que salimos desde la oscuridad hacia la luz.

Ahora que observamos al Dios moderno emprenderlas contra la prensa, sugiero entenderlo bajo la óptica que se trata de un niño criado en la pobreza que simplemente ataca lo evidente. El noticiario suele ser ese espacio en que principalmente se nos comunica la maldad. Sugiero que este momento es para darnos cuenta que es imprescindible comunicar la bondad. Hacer lo correcto, a cada instante, perseverar, ser pacientes y unirnos en torno al objetivo común: vamos a reordenar nuestras relaciones sociales. Vamos a alcanzar la paz. Vamos a elevar en el debate lo esencial y lo demás, lo dejaremos pasar, es tiempo de decisiones cruciales.

El fútbol y la identidad nacional. Marcelo Bielsa en Chile y Maradona en Argentina.

Vivimos un tiempo en que contaminamos las aguas, los aires y la Tierra. Destruímos, como sociedad y con nuestras prácticas, el bosque y sus crías. Las relaciones sociales las estructuramos sobre la base de una competencia entre los unos y los otros, generando unos pocos millonarios y una mayoría miserable. La clase política goza de creciente desprestigio y en sus manos se encuentra nominalmente la potestad para solucionar la pobreza reinante. Aún así, gracias a las tecnologías de la información sabemos que emerge un movimiento planetario que revierte esta situación y coloca lo principal en la mesa, el foro social mundial lo señala: Otro mundo es posible. Lo principal es cambiar nuestra mentalidad, adoptar una actitud positiva. Allí reside el secreto de la confianza en aceptar este momento de la historia, como la sublime oportunidad de organizarnos y rehacer el paraíso en la Tierra.

El fútbol es un juego y el objetivo es la diversión, la salud física y mental. Ahora que danzan los contratos y los millones a su alrededor, ha pasado a ser una Industria de muchos intereses y la sana intención suele desvirtuarse por la codicia.

La vida es un juego, vinimos a cumplir una misión con la cual poder ser felices. A cada quien, que busque el modo de hacerlo. Los estímulos sociales, la publicidad que se muestra en todas partes, sin embargo, suelen estandarizar el éxito en la vida con fama, riqueza y sexo.

Tanto en la vida como en el deporte, el «fair play» – el juego limpio – emerge como una prioridad.

La Asamblea Constituyente en Chile, la Marcha Mundial por la Paz, la irrupción del conocimiento ancestral nativo, la tendencia ecológica, animalista y pacifista van asentando una fuerza irrefrenable para la llegada del sentido común en nuestra relaciones. Lo esencial comienza a ser discutido y requerimos dialogar sabiamente sobre los nuevos consensos sociales con los cuales gobernarnos.

Son pilares fundamentales de nuestra sociedad, la división del planeta en países y la división de la Tierra en propiedades. Es pilar findamental de esta sociedad la separación. Ahora que sabemos que la Tierra nos exige enmendar el rumbo social, comprendemos que la separación es una ilusión. En verdad, estamos unidos y hemos llegado hasta las profundidades del sinsentido de la guerra y la violencia generalizadas porque nos hemos tomado muy en serio la separación. Se ha instalado el miedo y este juego de la vida lo hemos inundado de ejércitos, armas de destrucción masiva y al interior de los hogares esto también se manifiesta en índices de violencia que nos exigen actuar ahora. Reitero: la verdad es que estamos unidos, vivimos en un mismo planeta y nuestro destino es el mismo. Somos una sola familia en la Tierra y se esclarece que nuestras relaciones de competencia van a cambiar por relaciones de solidaridad, amor y ternura.

¿Cómo hacerlo? Entendiendo que la vida se trata de un juego que ve en el fútbol la máxima expresión posible de la felicidad: «El gol del último minuto que da el campeonato». Requerimos elevar el debate en torno a la vida y al fútbol, elevar el sentido del juego limpio, aplicarlo a todos quienes nos involucramos en él, en todos los aspectos. Quizás, vamos a cambiar de deporte y haremos yoga y tai chi. Es cuestión de cada quién.

En este juego ilusorio de las separaciones, en que hemos dividido al planeta en países imaginarios, Marcelo Bielsa ha llegado para ordenar y permitir de este modo la identificación nacional con sus formas: prolijo, profesional, dedicado, estudioso, austero y trabajador. Gracias a ello ha generado mística. La mística es el espíritu que une. Es por eso, que este deporte que también es una religión da pautas sobre cómo lograr la unidad. Se trata de trabajar por el bien común, eso genera mística. Sacrificarse por el compañero y por la Tierra, eso brinda el fruto de generar mística y con mística los equipos se hacen invencibles. Con mística el equipo de la Paz sabe que va a conquistar todos los corazones de la Tierra.

Tenemos una oportunidad magnífica. La mayor movilización planetaria por la Paz del Mundo circula por la Tierra en estos momentos y el 30 de Diciembre llega a Santiago de Chile, que es la última ciudad por donde pasará esta Marcha, luego se va a Punta de Vacas, Argentina. Ése es el momento para que demos fuerza al movimiento unitario. La emergencia de esta conciencia superior ecológica, solidaria, amorosa y pacífica merece nuestra atención y que seamos realistas.

Existe la identidad nacional y el fútbol es el referente principal de esa unidad mental. En Chile, el ánimo anda por los cielos y eso es útil, podemos dar una enorme fuerza al movimiento mundial de paz que tendrá sus ojos sobre nosotros para decir que nosotros también tenemos el mismo interés, vamos a disciplinarnos en ser rectos y lograr la victoria. Eso sí, lo vamos a hacer en la conciencia de saber que las fronteras y los límites no existen. Sólo son las reglas de un juego. Ahora el juego se trata de dialogar acerca de cómo vamos a generar los nuevos códigos de conducta que nos permitan realizar nuestros sueños, en otras palabras, el momento en la Tierra es para entender que vamos a cambiar todas las reglas del juego.

En Argentina, el momento es diferente. La conversación está áspera, porque los jugadores son excelentes, el director técnico fue el mejor jugador de todos los tiempos y la fórmula está en cuestión. Algo desacomoda y esa es la preciosa oportunidad para los hermanos del país imaginario de la albiceleste para conversar acerca de todo y resaltar lo verdaderamente importante.

Invito a contribuir al movimiento que gesta la construcción de una nueva sociedad, donde reine la armonía y el arte en cada acción que hagamos. Me invito igualmente a perseverar.

Marici weu
Por Juan Pablo Lazo

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